Infraestructura, progreso para todos
La infraestructura es uno de los pilares fundamentales para el crecimiento de un país y de sus habitantes. La reciente publicación del Informe de Infraestructura Crítica para el Desarrollo 2016 - 2025 es un reflejo del permanente esfuerzo que realiza nuestro gremio por contribuir a la discusión de políticas públicas en esta materia.
Actualmente existe un consenso global respecto de la necesidad de incrementar la inversión pública y privada en infraestructura para alcanzar las metas de bienestar social y crecimiento sostenible de los países, independiente de su nivel de desarrollo.
Debemos ser capaces de generar las condiciones para que la infraestructura pública sea gestionada como una política de Estado y con visión de largo plazo.
Sabemos lo complejo que es impulsar una cartera de proyectos de infraestructura. La institucionalidad del Estado para tales efectos está sobrepasada y nos ha llevado a tener un déficit que en estos años ha aumentado.
Estamos hablando de una brecha que ha crecido en US$ 20.000 millones en un periodo de dos años y que totaliza US$ 151.000 millones. Invertir bajo el 3,5% del PIB, como ocurre hoy en Chile, sólo implica aumentar año a año el déficit en esta área.
Por otra parte, la infraestructura pública es en sí misma generadora de crecimiento. Hemos estimado que un 10% de incremento de la inversión en infraestructura de uso público provoca un aumento de 1,5% del Producto Interno Bruto. Esto es más progreso para todos. Y si como país lográramos erradicar el déficit en infraestructura crítica en una década, podríamos elevar significativamente el crecimiento de la economía en el corto plazo.
¿Y cómo se puede lograr este objetivo? Aumentando sustancialmente la proporción de infraestructura pública financiada con recursos privados, es decir, utilizando el mecanismo de concesiones y, asimismo, mejorando la institucionalidad que lo gestiona.
Es decir, materializando con urgencia la Dirección Nacional de Concesiones y el Fondo de Infraestructura. Si se aprovecha el sistema de concesiones, se pueden hacer las obras que en períodos de restricción económica -que forman parte de la historia del país- quedan postergadas y así se ayuda a Chile a dar un salto hacia el desarrollo.