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Conflicto sobre carrera funcionaria

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Durante las últimas semanas, los profesionales y estudiantes de Enfermería han realizado movilizaciones a nivel nacional, manifestándose en desacuerdo con la nueva carrera funcionaria que propone el Ministerio de Salud (Minsal) para todo el estamento profesional no médico, que se desempeña en los establecimientos dependientes de la Red de Salud Pública.

La nueva carrera funcionaria, no considera lo propuesto por el gremio de enfermeras/ros en el proceso de negociación, e introduce variables tales como cupos financieros por cada establecimiento y el cumplir metas institucionales como aspectos que intervienen en la promoción del funcionario. Tampoco respeta acuerdos que contemplan un grado de ingreso para los profesionales de Enfermería.

Esta situación es muy preocupante ya que, de acuerdo a cifras entregadas por la Organización Mundial de la Salud, (OMS), la Enfermería, en las Américas, y por cierto en nuestro país, cubre el 80% de las necesidades de atención sanitaria. Se encuentra en la primera línea de la atención en salud, realizando acciones de promoción de salud y la prevención de enfermedades, desarrolla actividades docentes en los hospitales, capacitando al personal, es el encargado de procedimientos de alta complejidad, gestiona los servicios y programas de salud además de brindar cuidados de enfermería a la persona humana, familia y comunidad.

Un conflicto de esta magnitud impacta en la salud de chilenas y chilenos que en su gran mayoría, se atienden en el sistema público de salud, alentando el traspaso de profesionales altamente calificados al sector privado en donde buscan mejores condiciones laborales.

Chile necesita de una red de salud pública bien implementada, con recursos físicos y humanos que aseguren una atención con altos estándares de calidad para que, sobre todo los más pobres, encuentren solución a sus problemas de salud. El desafío para el Estado es tener y mantener una red pública, por lo que es urgente llegar a acuerdos. El país así lo requiere.

Hacia el mejoramiento de la educación territorial

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Desde hace una década se ha venido planteando en Chile, desde distintas perspectivas, la necesidad de emprender un decidido proceso de mejoramiento de la calidad de la educación. En este sentido, se proponen un conjunto de reformas, muchas de las cuales, si bien atienden a algunas problemáticas estructurales que aquejan a la educación de nuestro país, suelen verse usual y tempranamente acotadas por el sentido de urgencia y los requerimientos coyunturales que tienden a emerger frente a ellas.

En función de los diversos diagnósticos realizados al alero del Sistema Territorial de Educación de la Universidad del Bío-Bío sobre el estado actual de la educación en nuestro país, es posible identificar al menos tres elementos de índole más estructural que, a nuestro juicio, explican en gran medida la compleja situación en la que se encuentra el sector en Chile.

El primero de ellos tiene que ver con una clara falta de eslabonamiento y sentido de trayectoria educacional que se visualiza entre las instituciones de educación, contando con niveles educativos primario, secundario y terciario en general desarticulados entre sí, razón por la cual es imprescindible generar trabajo de conectar sistémicamente los niveles, en virtud de aportar en el tránsito de los estudiantes desde un nivel a otro y mejorar la calidad y conexión respecto de la educación de nuestros estudiantes.

En segundo lugar, el marcado centralismo ha provocado serias lesiones a la formación de un capital humano pertinente al desarrollo de los territorios, por lo cual urge un sistema educativo que sea capaz de considerar las particularidades territoriales por medio de mecanismos flexibles y estratégicos, lo que además contribuiría sustancialmente a superar las desigualdades, no sólo de ingresos, sino también de oportunidades para los diversos territorios del país.

Es imprescindible superar el enfoque de una planificación educacional específica y cortoplacista, para trabajar con sistemas de planificación que no se centren únicamente en resultados coyunturales sino que además pongan especial atención en la sostenibilidad de los procesos para llegar a ello, con mayor participación de la comunidad educativa. Se trata entonces de preocuparse no sólo de los resultados, sino también del "cómo" se llega a ellos, para construir un mejor futuro en nuestras escuelas y para nuestros estudiantes.