Después del Brexit, el arrepentimiento
La salida de la Unión Europea (UE) no era asunto de discusión hace unos años en Reino Unido, solo era un tema de división interna de los Conservadores.
Para validar su posición y liderazgo dentro del partido, el Primer Ministro, David Cameron, estando seguro de que conseguiría los votos para permanecer en la Unión, propuso un referéndum. Hoy esa guerra interna de egos tiene a la quinta mayor economía del mundo envuelta en una crisis autoprovocada, de la que nadie sabe cómo ni cuándo saldrá.
Es por ello que lo que se está viviendo en Reino Unido en los días siguientes al Brexit es arrepentimiento. El pasado 23 de junio los británicos votaron para decidir si se quedaban o dejaban la Unión Europea en un referéndum que inesperadamente decidió el abandono de la organización. Los que votaron por permanecer culpan a los que eligieron salirse.
Estos, a su vez, culpan al gobierno por haber llamado a votación sin tener un plan de acción. Estábamos todos tan seguros de que Reino Unido permanecería en la UE que nadie tenía una estrategia para el caso contrario.
Para que la salida se concrete, Reino Unido debe notificar su intención de dejar la organización al Consejo Europeo. Desde ese momento se comienzan a negociar acuerdos sobre el retiro, el que debe materializarse en un plazo máximo de dos años. Debido a la crisis que provocó la votación, la Unión está presionando para que Reino Unido notifique lo antes posible.
Cameron, por su parte, anunció que su renuncia sería efectiva desde octubre y que será el nuevo Primer Ministro quien deba notificar. Escocia e Irlanda del Norte presionan para quedarse en la UE, incluso si eso significa separarse de Reino Unido. Incluso muchos británicos están presionando para que se realice un nuevo referéndum.
Los jóvenes culpan a los mayores de robarles oportunidades para su futuro. Los mayores defienden su posición, la que buscaba proteger la economía y controlar la inmigración.
Lo cierto es que nadie ha asumido su responsabilidad por lo que está sucediendo. El gobierno está intentando ganar tiempo. Las promesas de campaña del Leave se han contradicho - como la del UKIP, partido de ultraderecha que ofreció destinar el dinero que se entrega a la UE para el sistema de salud, declarando después del referéndum que la promesa fue simplemente un error.
La ciudadanía está comenzando a ver los efectos de su decisión, pasando rápidamente del Brexit al Bregret. Y ya no hay vuelta atrás.