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La inclusión también es posible a través de la educación física

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En un contexto histórico, podemos señalar que, en muchas culturas, es posible observar cambios en el tratamiento destinado a las personas con discapacidad, caracterizando diferentes fases en lo que se refiere a prácticas sociales.

Progresivamente se ha ido desarrollando la práctica de integración social y recientemente se ha instalado un proceso de inclusión cuya filosofía se orienta hacia la modificación de los sistemas sociales generales.

Es así que, hay algunos autores que plantean que, durante las últimas décadas, predominaron prácticas orientadas por un modelo médico de discapacidad, en el cual la persona en situación de discapacidad era considerada un ser inválido o incapaz, que poco podía contribuir con la sociedad, concepto erróneo. En ese sentido ha habido grandes avances en los últimos años.

El proceso de inclusión educacional de alumnos en situación de discapacidad es una buena oportunidad para beneficiarse de propuestas metodológicas. En el ámbito de la Educación Física también es posible que, con creatividad y riguroso conocimiento, se utilicen contenidos como el movimiento y la expresión, ofreciendo con el juego y el deporte una oportunidad para celebrar las diferencias y proporcionar a los alumnos nuevas experiencias. Esto último basado en el adecuado tratamiento didáctico-pedagógico.

La práctica de actividad motora adaptada y deporte adaptado integrará tres elementos básicos: la modificación de estructuras ajustadas a los practicantes, la individualización para cada necesidad y la socialización generada a través de prácticas grupales.

Como cualquier otro colectivo, es indudable que la práctica deportiva de forma regular, genere una serie de beneficios que contribuyen a un régimen de vida saludable y que, en muchos casos, favorecen los procesos de recuperación, rehabilitación, adquisición de hábitos higiénicos y especialmente socialización.

De igual forma, los ámbitos de aplicación de la actividad motora adaptada y del deporte adaptado se relacionarán con los objetivos que se persiguen, a través de su práctica. Todos ellos están íntimamente ligados y no constituyen compartimientos aislados, aunque podríamos diferenciar ciertos ámbitos de aplicación tales como; ámbito terapéutico y rehabilitación (kinesiólogos y terapeutas ocupacionales), ámbito educativo y recreativo (profesores de Educación Física).

Para el área de Educación Física estas orientaciones son generales y dan una idea global de cómo deben ser planteadas todas las actividades de enseñanza-aprendizaje sobre la base de las diferentes variables que en cada momento y situación coinciden: tipo de contenido, tipo de actividad o tarea y fundamentalmente características de los alumnos.

"No podemos disociar cognición y emoción cuando educamos"

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Las personas somos seres racionales y emocionales. Sin embargo, si bien no hay dudas de que se debe trabajar para que el aspecto cognitivo se desarrolle adecuadamente, suele pensarse que lo relacionado con la emocionalidad es espontáneo.

Pero esto no es del todo cierto. "Hay ciertas emociones que son primarias y básicas, como la tristeza, la ira, la felicidad, el miedo o la vergüenza; las que son innatas y biológicas. Pero, también están aquellas secundarias o sociales, que se dan en la interacción con el otro, como la simpatía, la solidaridad, la envidia, la gratificación o los celos, y que son más bien aprendidas y por eso se ven influenciadas por los contextos", explicó la psicopedagoga argentina Sandra Torresi, quien afirmó que independiente el tipo de emoción que sea, es necesario saber regularlas para tener conductas adecuadas.

Para ello es fundamental la gestión emocional. "Las emociones no las puedes eliminar, pero éstas se suben o se bajan. Si tuviste un episodio traumático en tu vida y estás triste no quiere decir que debes eliminar la tristeza, pero ésta es un estresor, entonces hay que manejarla de tal manera que podamos tener una conducta resiliente y adaptada, que permita continuar adecuadamente el propio desarrollo. Esa es la gestión de la emoción", explicó la experta en Neurociencia Educacional. "Es un camino largo y consiste en un trabajo personal, donde el primer paso es identificar esas emociones, pues si no sabes lo que te está pasando, difícilmente lo podrás gestionar; si confundes una emoción con otra, tampoco podrás gestionarlas", añadió.

RELACIÓN DIRECTA

La gestión de las emociones es un trabajo que debe comenzar tempranamente y los educadores tienen un rol clave en su enseñanza, sostuvo la profesional, temática que abordó en el seminario "Desarrollo emocional desde la mirada de la Neurociencia", organizado por las carreras del Área Educación del Centro de Formación Técnica Santo Tomás de Concepción y que dictó en el contexto de su visita a la capital penquista, enfatizando que "no podemos disociar cognición y emoción cuando educamos o cuando tenemos que ser directivos o terapeutas".

-Todo lo que tiene que ver con la emoción tiene un impacto directo en el desempeño académico. Hay investigaciones que marcan que aquellos estudiantes que logran inhibir las conductas impulsivas, por ejemplo, tienen mejores resultados académicos.

También está el concepto que se llama "autorregulación del aprendizaje": en la medida que puedas autorregular tu conducta, esto se hace visible en lo relacionado con el aprendizaje, en las cuestiones más cognitivas.

Esto tiene que ver con habilidades de planificación, ejecución y de revisión de lo que uno hace, ya que al ir gestionando esta acción y el paso a paso (que tengas un objetivo, que lo puedas cumplir, que puedas tomar decisiones adecuadas o ser flexible en cuanto a la posibilidad de cambiar el camino para alcanzar el objetivo) estás autorregulando tu aprendizaje, y lo vas a notar directamente en el desempeño académico.

-Para enseñar y ayudar con la gestión de las emociones es necesario que nosotros estemos preparados. Por eso, primero el educador debe tener una conducta regulada: cuando él siente compasión ante ciertas situaciones, va a poder modelar en el desarrollo emocional de sus niños esa compasión. Muchas veces pedimos que los niños tengan determinadas conductas que los adultos no tenemos y ellos son muy observadores, entonces no debemos olvidar que somos modelos de la gestión emocional.

-Cuando te das cuenta que un grupo de estudiantes, tengan la edad que tengan, tienen una conducta adaptada ante un estresor que puede ser un estímulo emocional fuerte. Una actitud resiliente frente al fracaso o tolerancia a la frustración, una conducta empática donde puedan ponerse en el lugar del otro y comprenderlo, además de tener la capacidad de hacer una toma de decisiones adecuada, porque finalmente la gestión de la emoción te lleva a eso. Hay que entender que tomar decisiones no es netamente racional, pues junto con la cognición, a la base de cualquier toma de decisiones está la gestión de las emociones.

-Sí y es lo que deseamos profundamente. No se trata de hacer un cambio radical y sacar lo que está, sino que capitalizar lo que estamos haciendo bien e incorporar nuevos saberes, complementar y traer un nuevo aire a nuestros proyectos educativos y pedagógicos; que los aportes de la Neurociencia sirvan para que efectivamente diseñemos estrategias de enseñanza fundamentadas y más eficaces para que nuestros chicos realmente aprendan y no sólo a leer, escribir y calcular, sino que también a gestionar sus emociones, habilidades sociales, porque son seres sociales.