A 50 años de la reforma agraria
La reforma agraria aplicada en Chile en la década de los 60 y comienzos de los 70, es un amargo recuerdo para los agricultores. Este proceso que partió en las postrimerías del gobierno de Jorge Alessandri, de alguna manera impuesto por el presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, y que en su origen pudo haber sido concebida con cierto altruismo, se empezó a desvirtuar por fuertes influencias ideológicas en el gobierno de Eduardo Frei Montalva, acentuándose fuertemente la brutalidad e injusticia en su aplicación en los últimos años de su gobierno. Finalizado éste, durante los siguientes tres años de la Unidad Popular, las políticas de carácter marxista implementadas en el gobierno de Allende, definitivamente desataron los peores excesos, arbitrariedades y violaciones a los derechos de propiedad y de las personas en el mundo rural.
Políticas públicas como ésta, aplicadas desde una visión ideológica y populista, mal diseñadas y peor implementadas, solo significaron resultados desastrosos que finalmente se tradujeron en injusticias, despojos y pobreza. Debemos recordar que aquella época significó para muchas familias de agricultores la pérdida total de sus bienes, mediante expropiaciones arbitrarias y basadas en resquicios legales. Los afectados no fueron compensados debidamente por estas expropiaciones, ya que los valores de los bonos de reforma agraria pagados a plazo, además de ser muy bajos, fueron desvalorizados por la enorme inflación de aquella época. Además la forma en que fueron desalojados de los predios, donde en general también tenían su casa habitación, fue mediante una toma ilegal y violenta, seguida de un desalojo brutal.
En las zonas rurales de Chile campeaba el bandolerismo, alentado por los propios funcionarios del gobierno y por agentes extranjeros que promovieron la acción terrorista que se impuso sobre los habitantes de los campos. Y aquellos slogans de que "la tierra era para el que la trabaja", jamás estuvo en los objetivos finales de quienes lideraron este proceso, sino que el fin era establecer granjas colectivas al estilo soviético o cubano.
Para los agricultores es muy doloroso que en estos días se pretenda celebrar los 50 años de la reforma agraria en Chile, cuando se intenta falazmente sostener que este proceso fue beneficioso para el país y que incluso significó la base de la agricultura pujante y moderna que hoy tenemos. La realidad es que tras este proceso el país demoró mas de treinta años en recuperarse y si ahora podemos hablar de un sector que se ha transformado en uno de los principales pilares de nuestra economía, tanto para mercado interno como externo, es que a pesar de la reforma agraria, la visión de los empresarios agrícolas y de las autoridades políticas que lograron implementar un modelo de libre mercado abierto al mundo, es la verdadera razón de que Chile esté en vías de transformarse en una potencia agroalimentaria.