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Proponen innovador plan de manejo para árboles urbanos de Concepción

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"Ahora están haciendo la ampliación de la Diagonal y cortaron todas las raíces de los árboles, lo que produce un efecto terrible en la simetría del árbol. Es falta de conocimiento y preocupación, porque eso a futuro será un riesgo para la población".

Juan Pedro Elissetche, ingeniero forestal e investigador asociado del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción, asegura que mantener una arboleda urbana en buenas condiciones no es difícil, pero requiere que las autoridades consideren una serie de factores que, a la larga, significarán beneficios.

En el marco de un incipiente trabajo conjunto con la Municipalidad de Concepción, Elissetche determinó que existen alrededor de 50 mil árboles en el radio urbano penquista. En esta cifra sólo se consideran los ejemplares plantados en veredas, parques y plazas, es decir, espacios públicos, y que son los que deben ser mantenidos directamente por el municipio.

El especialista precisa que a través de un proyecto Fondecyt pudieron adquirir un resistógrafo, equipo que permite determinar la densidad del árbol, es decir, cuál es la condición fitosanitaria. "Nos acercamos a la municipalidad para ofrecer un servicio y hemos tenido muy buena recepción, de hecho nació la iniciativa destinada a conocer qué es lo que hay en Concepción", explica.

Con un diagnóstico claro y con los recursos necesarios, se podría desarrollar un plan de manejo, que permitiría al municipio no sólo reducir riesgos para los vecinos, si no también disminuir los costos de mantención.

El profesional que muchas veces no se reconoce que los árboles también tienen un ciclo de vida, "entonces Concepción tiene árboles que han crecido muy rápido, ya son muy longevos y como tales son más susceptibles a enfermedades. Estos colocan en riesgo a la comunidad, porque un árbol en un parque es distinto a un árbol que está asociado a una calle, hay tránsito de personas y de vehículos".

ESPECIES EXÓTICAS

¿Y qué es lo que conforma la arboleda urbana penquista? Según Elissetche, "somos una ciudad muy verde, pero tenemos toda la ciudad plagada con árboles exóticos, algunos muy añosos".

A su juicio, la opción de plantar este tipo de especies no es la mejor, en especial por sus características. "Un árbol que tiene las raíces muy superficiales no es una buena elección. Los árboles cuando tienen poco espacio de crecimiento se ven forzados a tratar de crecer de alguna forma, podrían estar en la vereda, pero con un espacio idóneo para su crecimiento, con un buen manejo", explica.

Añade que, "lo otro es que debemos entender es que el arbolado urbano es parte del mobiliario de la ciudad, entonces, como tal, debemos manejarlo, porque de otra forma tenemos riesgos".

En la ciudad, se requieren árboles, "que no levanten las veredas, porque reparar las veredas tiene riesgos y costos, o que no crezcan tanto en altura, porque una poda en altura también tiene un costo más alto. También árboles que no sean tan caducos, porque si bien es muy bonito que la hojarasca se ponga café y naranja, al mismo tiempo tapa los desagües de aguas lluvias y generan problemas que afectan a las personas".

Pese al alto número de árboles urbanos, la variedad de especies plantada no superaría la decena e incluiría plátanos orientales, liquidámbar, tilos, robinia pseudoacacia y ulmos, entre otros.

Elissetche explica que como se trata de especies exóticas crecen mucho, lo que conlleva podas que, "son bastante drásticas, pero no es tanto por desconocimiento, sino más bien porque los árboles se han disparado en altura". Otro ejemplo similar serían las palmeras, "que no son de acá y están invadiendo los bandejones centrales de algunas avenidas, pero ya no tienen espacio hacia donde crecer".

FLORA NATIVA

Las soluciones que propone el investigador van por dos caminos. Uno es el cambio de especies, de exóticas a nativas, que son de más lento crecimiento, pero también de raíces más profundas y que serían un aporte.

"El arbolado urbano es un bien ciudad. Si hay una ciudad más manejable en este sentido, se vuelve también una ciudad más segura, más bella, incluso se puede promover un turismo de flora nativa, se puede educar también respecto de ella", afirma. Dice que en grandes jardines botánicos de del mundo hay árboles nativos chilenos, pero contradictoriamente no están en Chile, entonces las personas no los conocen.

Es ahí donde surge el segundo punto importante, como es invitar a la comunidad a conocer sus árboles. "Muchas veces hay sentimentalismo asociado a los árboles del vecindario, entonces lo mejor es decirle a los vecinos que ese árbol se va a reemplazar, pero también explicar las razones de esa decisión".