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"El Gobierno se compraría otro conflicto de incertidumbre si cambia de nuevo el gabinete"

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Esta semana comenzó con un resultado que dejó un gusto amargo al Gobierno y los partidos políticos: el 5,5% de participación en las primarias municipales legales. Ello instaló el debate de restablecer el voto obligatorio, pero el director de la Escuela de Ciencia Política de la U. Diego Portales (UDP), Claudio Fuentes, asegura que esta no es una solución para el desgastado vínculo entre los partidos y la ciudadanía y apunta más bien a "reformar" las colectividades y "oxigenar" sus candidaturas.

En esta entrevista, el cientista político también se refiere a la precandidatura de Joaquín Lavín por Santiago y el momento del ministro Rodrigo Valdés, otros temas políticos que marcaron la semana.

-Lo que hay que explicar primero es que las primarias son un proceso electoral que convoca a los militantes o los grupos más cercanos a las coaliciones y, por lo tanto, evaluarlo respecto del universo total de gente que potencialmente podría participar es un error. Lo que hay que hacer es pensar en cuántos, por ejemplo, han votado por esas coaliciones y que estarían dispuestos a participar. Si consideras eso en relación a la municipal anterior en las comunas donde se votó, más o menos cada coalición movilizó un 37% de su propio electorado, que creo que es una cifra bastante similar al comportamiento que tuvimos con las primarias internas de la Concertación en el 2012. Por lo tanto, y como potencial movilizador de quienes son militantes, creo que más o menos es la misma cantidad que históricamente se ha movilizado.

-Es que creo que es un error medirlo como un 5% del padrón, porque el padrón en general, la ciudadanía no vinculada a las coaliciones, no se va a movilizar en una primaria. Esto no es una elección, y como es una primaria, va a movilizar sólo a quienes están más comprometidos con las coaliciones. En ese sentido, el porcentaje que participó es relativamente lo que históricamente ha participado. Eso nos dice que, primero, los partidos todavía mueven una máquina interna que tienen fidelizada, tanto en Chile Vamos como en la Nueva Mayoría. Y en segundo lugar, que en general el potencial movilizador tiende a ser bajo, no es significativo respecto de sus propia capacidad de movilización y que tampoco ha variado significativamente en los últimos años.

-Hay problemas asociados a primarias que son anteriores. Primero, el hecho de que sólo se hayan hecho primarias en un 27% de las comunas. Yo creo que, más que la participación, es la cantidad de primarias que se hace en el país, y eso significa que en el 70% de las comunas hay arreglos políticos donde el que tiene, mantiene. Ese es un problema, porque la ciudadanía lo que espera es otra cosa. Esperaría que la selección de candidatos fuese muchísimo más transparente, que hubiese más participación, y eso no está sucediendo. La noticia de las primarias no tiene que ver tanto con la participación misma de la ciudadanía, sino que con tres cosas: la limitada cantidad de primarias que se hicieron; la bajísima participación de mujeres en el proceso de selección de candidatos (23%), y lo que tiene que ver con jóvenes tampoco es muy relevante, pues no había ningún candidato menor de 34 años. Por lo tanto, creo que muestra que los partidos que siguen en la misma lógica política.

-No, no tiene nada que ver. Una primaria es un conflicto interno. El debate sobre el voto obligatorio tiene que ver con otra situación, con las elecciones nacionales, donde sí efectivamente es pensable debatir sobre eso. Yo soy partidario del voto obligatorio desde antes, creo que fue un error establecer el voto voluntario, pero también considero que es muy improbable que se restablezca el voto obligatorio, porque en general la ciudadanía tiende a rechazar esa situación. El vínculo entre partidos y ciudadanía no se resuelve hoy estableciendo el voto obligatorio. Se resuelve reformando los partidos, oxigenando el tipo de candidaturas que se presenta, renovando los cuadros políticos. Creo que el cambio va más por la oferta que por la demanda y el mayor interés que se puede tener en la política.

Ya en octubre

-De las primarias no puedes sacar proyecciones, porque son otra cosa. Las encuestas lo que muestran es que seguramente o va a ir a votar el mismo porcentaje o un poco menos, y eso significa que menos del 40% de la población podría participar en las municipales.

-Va a ser emblemática por cuanto ahí lo que vamos a ver es el desafío para la Nueva Mayoría, por un lado, y para Sebastián Piñera, que empujó y apoyó que Joaquín Lavín sea candidato a alcalde. Y en ese escenario, el piñerismo versus el laguismo claramente se transforma en un emblema de una proyección de las candidaturas presidenciales que vamos a ver el 2018.

-Lo que he visto es que esta candidatura ha generado una fuerte división interna. La UDI y RN han estado con declaraciones muy fuertes respecto del tema. Por lo tanto, es una candidatura que va a dividir más que unificar a la coalición de oposición. Y en segundo lugar, creo que se trata de colocar en esa contienda política -porque se sabe que es muy emblemática- a alguien que es tradicionalmente una figura que por lo menos electoralmente no ha representado al corazón de la UDI, sino que siempre ha buscado conseguir votos de centro. Él se identificaba como aliancista-bacheletista, es decir, siempre haciendo un guiño al centro político, porque sabe que tiene que ubicarse ahí para ganar la elección. Lo que están buscando es una carta vistosa, conocida, que ha tenido experiencia política y que además trata de captar el voto de centro en esa comuna.

PROCESO CONSTITUYENTE

-Tanto Chile Vamos como la Nueva Mayoría están por hacer cambios importantes a la Constitución, y tener ese debate abierto a la ciudadanía es importante. Dicho eso, ha sido un proceso mal informado, con una campaña comunicacional que no fue relevante ni informó adecuadamente, con barreras de acceso a la participación muy grandes, desde el hecho de que todo está en Internet. Más el problema de que no se permitió pasar un aviso por TV y las tensiones que ha habido entre los observadores y el Gobierno. Pese a todo eso, comenzó en el último mes y medio a haber un creciente interés en los encuentros locales. La gente comenzó a valorar el sentarse a conversar sobre qué Constitución queremos, y eso lo encuentro interesante en términos de que, pese a toda la desinformación que ha habido y que hay una coalición que no participó, la gente incluso se siente y trate de generar una conversación interesante sobre el proceso constituyente, lo que es una señal de que la ciudadanía sí quiere opinar sobre el tema.

-Eso va a depender mucho de si la ciudadanía se empodera, si hay organizaciones de la sociedad civil que demanden, una vez que se establezcan lo que se llama bases ciudadanas -que van a estar listas en octubre o noviembre-, que eso se transforme en un documento como un referente, una línea de base para comenzar a conversar sobre el tema constitucional. Así como otros informes, como el de la Comisión Engel -que no son vinculantes, pero sí generan ciertos estándares y ciertos temas que sí o sí se transforman en un referente-, creo que ese rol se podría cumplir con esto.

-Va a depender mucho del Congreso, porque independientemente de que el Ejecutivo sea de un signo político como el de Chile Vamos, si el Congreso aprueba un mecanismo para reemplazo Constitucional, el próximo Congreso podría debatirlo, y por lo tanto, el Ejecutivo tendría que abrirse a la posibilidad de cambiar la Constitución. Ese yo creo que va a ser el debate del 2018.

Cambios

-Ha mostrado un nivel de pragmatismo muy alto porque inmediatamente sacó de la agenda el tema del aborto. Creo que va a generar menos roces de los que el ministro Burgos generó, por cuanto él es mucho más componedor como actor político, y eso a lo mejor le juega a favor. Pero creo que el Gobierno tiene otros problemas que tienen que ver con la tensión que hay con el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, que en las últimas semanas ha estado tensionando la relación dentro de la coalición por la reforma laboral. Por lo tanto, creo que se le abrió un nuevo frente al Gobierno, más que el reemplazo de Nicolás Eyzaguirre y de Marcelo Díaz, que se estaba conversando. Creo que el eje hoy está en la relación entre el ministro de Hacienda y la bancada socialista y del PPD.

-El Gobierno se compraría otro conflicto de incertidumbre si ahora cambia de nuevo el gabinete. Yo desaconsejaría eso y trataría de resolver los conflictos que hay internamente, pero uno nunca sabe en política.