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El leve repunte de la actividad no augura un futuro esplendor

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"Hace 4 años que el rubro metalúrgico-metalmecánico de la zona está en un nivel parejo, cosa que es mala porque guagua que no crece se muere", dice el empresario Juan Sielfeld, dueño de Sigu Ingeniería y Construcción, una mediana empresa ya cercana al medio siglo.

"Desde la caída de Huachipato que nos sostenía en un 50% estamos bajos, y al dejar de producir aceros planos, ya nunca volverá a ser lo que era", se queja.

Y no es porque falte esta materia prima que hoy se puede comprar en cualquier parte, sino por el vínculo que mantenía con la usina como prestador de servicios o en la fabricación de equipos, partes y piezas para la siderúrgica. "Huachipato fue siempre una empresa muy paternalista, privilegiaba lo que se hacía en la zona y mandaba a fabricar mucho en Chile, lo que no hace la minería. Por esto es que desde el punto de vista industrial la zona se vino abajo. Antes ya había pasado con la industria del cuero y del calzado, y el carbón".

Sin embargo, es optimista. "Tengo confianza en esta zona pero hay que sumar todos los factores para sacarla adelante pese a los impactos externos y al mal ambiente político interno. Se ven muchos loros, mucha gente que habla, pero que hace poco. Aquí hace falta gente que haga cosas, tengo fe en que el país saldrá adelante y nosotros como empresarios pyme tenemos que hacerlo con todas las dificultades que hay. Yo tengo proyectos, el problema es que no tengo como seguir financiándolos, porque mientras se hace el prototipo y se prueba no ayuda nadie; ni el gobierno, ni la universidad, ni la industria privada".

El empresario de Talcahuano, quien participó en la reunión bimensual del Comité Regional de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet A.G.), no está ajeno al acontecer del sector. Y si bien las cifras al primer trimestre de este año anotaron una variación positiva de 6,6%, en materia de empleo se registró una caída de 2,9%, lo que equivale a la pérdida de unos 4 mil 900 puestos de trabajos en el mismo periodo.

Cabe señalar que en igual periodo de 2015 el sector experimentaba un retroceso acumulado de 10%, por lo tanto, esta cifra se da en un escenario de baja comparación y "solo viene a contrarrestar en parte las pérdidas acumuladas de los últimos 3 años. En ese sentido, más que un repunte, estos resultados marcan una estabilización en la parte baja de los índices históricos de producción", dijo Marcelo Fuster, gerente general de Asimet A.G.

Biobío: zona privilegiada

No obstante, Fuster comparte el optimismo de Sielfeld en relación a la Región del Biobío. "Esta es una zona privilegiada de Chile, tienen una gran diversidad, tienen de todo en todos los sectores y ahí está su riqueza", comenta.

Agrega que en la Región todo está mezclado. Están grandes empresas como Edyce, Inchalam, Huachipato, Asmar, pero también pequeñas y chicas, la mayoría agrupadas en la Asimet, que representa a las empresas metalúrgicas, metalmecánicas y todos los servicios afines como los gases industriales y están presentes en la mayoría de las actividades industriales, como en la vitivínicola con los estanques de acero inoxidable, en el tema hospitalario, en maquinarias y mantenimiento forestal, entre otras.

otro motor de desarrollo

En línea con lo anterior, el ejecutivo dijo que Asimet, gremio pronto a cumplir 80 años, tiene la misión de juntar a las empresas para apoyar su desarrollo y el crecimiento de las personas que la integran y "si queremos ser un país tipo Ocde, tenemos que tener el otro motor del desarrollo que es la manufactura".

Y aunque reconoce que hoy están en un sector complicado como es la minería donde el 40% de los socios están relacionados directa o indirectamente, hay que seguir trabajando. "Aunque los datos duros por ahora son difusos, porque en los últimos cinco años muchos de nuestros socios han ido mutando hacia otros sectores de la economía, buscando algo más, otras alternativas, tenemos que seguir luchando, independiente de los factores sean internos o externos, políticos o no políticos".

Reiteró que después de dos a tres años de crecimiento negativo, lo que va de este ejercicio ha mostrado una leve recuperación de la actividad, aunque muy incidido por la caída de la actividad minera y además, porque tiene una baja base de comparación, por lo tanto tampoco es tan relevante. Las manufacturas en general en Chile han estado complicadas.

Destacó que los empleos que da la industria son formales, con contrato donde se cumplen todas las leyes sociales y de seguridad laboral y este es el empleo que hace crecer a la gente y a Chile. No es un empleo precario, incluso permite que el crecimiento de las personas, ya que el que tome una capacitación en una empresa formal puede extenderla en el tiempo y hay un aporte.

-Esa es la gran tarea y para eso hay que ser productivo y competitivo y se ha ido creciendo en eso y en ello, esta región ha ido mejorando. Falta fomentarlo todavía más, que sean productos que lleven diseño y costo adecuado. En Chile y sobre todo en esta región la solución es exportar. Aquí está, hay espacio, terreno, empresarios, capital humano y cercanía con la tecnología, para que tenga ese rol preponderante como aporte al PIB.

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-De alguna manera, los que usan acero, si. Pero hay que analizar esto por sectores. Hay que esperar un par de semestres más para ver qué va a suceder.

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-Los índices marcan un crecimiento en los últimos dos meses pero todavía es muy difícil leer este índice como una esperanza en el corto plazo, pero creemos que esto no a va a mejorar en los próximo unos a dos años. Y dado que estamos tan amarrados solo con la exportación de concentrados de cobre, ni siquiera con los refinados de cobre, vamos a seguir dependiendo de esto todavía. Es difícil que Chile pueda mejorar su PIB en productos que no sean cobre.

-Sí, se ha hecho poco, no ha habido mucha innovación.

-Aquí hay buenas noticias, porque ha dejado de ser el primer argumento en la estructura de costos. Hoy día no es la energía lo más caro sino la desaceleración mundial, un problema de competencia desleal, principalmente de Asia.

Por lo pronto, Juan Sielfeld asegura que no ha despedido ni despedirá gente. "Yo me aguanto quemando las naves. O sea yo al final tal vez termine quebrado pero no despediré gente. Tengo 80 personas, pero no puedo bajar gente, no puedo tener media secretaria, tengo una o no tengo ninguna, en mantención no puedo tener medio hombre. ¿Y el pañolero, el eléctrico, el supervisor y el ingeniero? ¡no puedo partirlos por la mitad! Y la gente no tiene la culpa, si lo que falta es trabajo que podamos hacer", concluye.