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Los "monitos" de Bolivia

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Era lo que faltaba, Bolivia ha recurrido a dibujos animados para caricaturizar al Canciller de Chile, y ridiculizar nuestra respuesta a la Corte Internacional de Justicia.

Cierto, y aunque usted no lo crea, la Asociación Teledifusora Boliviana (red ATB) ha difundido unos 'monitos' donde se burla del ministro Heraldo Muñoz, haciéndolo aparecer como un personaje (Godínez, que en México personifica un empleado mal pagado y de poca monta) del programa 'El Chavo del Ocho', presentado como un alumno colegial que no entiende lo enseñado por su profesor que lo reprende. Y lo hace burlándose de la posición chilena que será entregada a la Corte en la respuesta a la demanda boliviana.

Más allá de lo anecdótico y hasta risible de estas caricaturas, demuestran que Bolivia prosigue con su campaña anti-chilena, y lo que es más torpe, la personaliza en nuestro Ministro. Pareciera olvidar que la diplomacia nunca se ejerce de manera propia, y que todo representante oficial lo hace a nombre de su Estado y cumpliendo instrucciones.

En el caso de los Ministros de Relaciones Exteriores de todos los países, son ellos quienes están encargados por las normas internacionales y la práctica diplomática de ejecutar ante la comunidad de naciones, las políticas internacionales. Asimismo, éstas no son el resultado de posiciones o de ideas personales, sino de decisiones internas que recogen los grandes objetivos e intereses de un país.

Pareciera que Bolivia no conoce esto y su diplomacia ignora todo profesionalismo, y aparece al servicio de sectores que priorizan lo comunicacional, o lo que pudiere crear noticia o escándalo. Un pobre recurso que revela más debilidad que fortaleza, al que se acude si se carece de los argumentos de derecho y de hecho que son indispensables en todo pleito internacional.

La campaña difamatoria de Bolivia, que ha sido sumamente activa y que ha obtenido que su causa sea algo más conocida, en esta oportunidad simplemente se ha equivocado. Acudir a la caricatura de las posiciones de la contraparte, no sólo resulta intrascendente y sin incidencia alguna ante la Corte de La Haya, sino que es clara en que se ha desviado de lo medular, y debido utilizar recursos extemporáneos y de pobre calidad.

El humor es una cosa más seria de lo que parece. Requiere de clase, elegancia e inteligencia para lograr lo propuesto, y no transformarse en una mera y burda grosería. Si se utiliza erróneamente, produce lástima.

Una muestra más de que estamos ante un diferendo donde las reglas básicas de un juicio internacional, han sido trastocadas por Bolivia, una vez más, y ha tenido que recurrir a 'monitos' para defender su postura.

En verdad, resulta lastimoso.