La muerte de Lissette
Recibimos como una bofetada la noticia de la muerte de una niña de 11 años al interior de un Centro del Sename. Las causas de su fallecimiento no están claras y ahora es la Fiscalía la que tiene la obligación de aclarar los hechos.
Sin embargo, la muerte de la pequeña Lissette ha traído un sinfín de cuestionamientos a una entidad que hace tiempo se escuchaba que estaba socavada desde el interior. Investigaciones anteriores habían calificado a los centros del Sename como "hogares de alto riesgo". La visita de unos parlamentarios a diversos centros en regiones -inducida por los hechos acaecidos- constató la miseria al interior de los centros y la evidencia de explotación sexual infantil en uno de ellos. En el centro de la Región de Valparaíso, la existencia de celdas de castigo, violencia y condiciones deplorables. Abusos sexuales, castigos como el encierro o dejar a los niños sin comer parecen ser la pedagogía utilizada.
Estos hechos trajeron a mi mente, la visita que hice hace ya muchos años a un lugar llamado Dachau en la ciudad de Munchen, Alemania. Siguiendo las huellas de un hombre que había estado prisionero en este Campo de Concentración de Dachau, me atreví a peregrinar a esta ciudad definida por muchos como "ciudad de locos, de muerte y de horror". ¿Cómo era posible que un hombre hubiera sido capaz de salir de allí no solo vivo, con su espíritu incólume y además ser capaz de entregar allí mismo a muchos, acogimiento, esperanza, paternidad? Ingresar a ese campo de concentración me reveló con certeza, que solo quien estaba poseído de una fuerza interior extraordinaria y un espíritu profundamente arraigado en lo sobrenatural, pudo lograr ser capaz de acoger y regalar a muchos libertad interior. Recorrer sus barracas, cámaras de gas, hornos crematorios, tiene sentido si lo haces para guardar y honrar la memoria de todos los que allí murieron. Un monolito colocado a la entrada de los crematorios, te invita precisamente a ello diciendo: "No olvides a todos los que murieron aquí".
Sin duda, existe mucha diferencia entre un campo de concentración, donde la libertad y los derechos de un hombre son eliminados de raíz y un centro de menores. Sin embargo, existe algo que de igual manera ha sido eliminado en ambos casos y que la muerte de una pequeña niña nos ha traído a la contingencia para remecer las conciencias, esto es, la falta de dignidad. La dignidad en la forma de vivir, dignidad ante los derechos de una infancia despreocupada, alegre, sana, que de señales de un futuro esperanzador. La dignidad es arrebatada cuando a una menor se la priva de sus derechos fundamentales.
Parece necesario colocar a la entrada de cada centro un monolito que recuerde el significado de las siglas que componen la palabra Sename: Servicio- Nacional- De Menores. Agregando: "No olvides a todos los niños que viven aquí."
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