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Abordar el desarrollo socioafectivo es primordial en el TDA e hiperactividad

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Los seres humanos son integrales y, por ende, los hitos que marcan su vida son tan diversos como los ámbitos que requiere desarrollar. Ante esto aparece la cognición y la afectividad como dos elementos inseparables: siempre que se realiza una tarea ésta motiva más o menos, cada vez que se interactúa con alguien esto puede agradar o no. "Las emociones modulan y están presentes en todo el quehacer, y cuando se habla de desarrollo socioafectivo se piensa en el símil del desarrollo cognitivo", afirmó Vladimir López Hernández, neurocirujano especialista en Neurofisiología Clínica y profesor de la escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien explicó que el desarrollo socioafectivo se relaciona con la adquisición de habilidades sociales, como la de interactuar con otros.

DESORDEN

Las experiencias influyen en la maduración de estas habilidades y en condiciones óptimas ocurre sin intervención alguna; sin embargo, el profesional, quien tiene un doctorado en Psicología y un posdoctorado en Neurociencias Cognitivas, comentó que "el problema es que cuando existen circunstancias a la base, como algunas de la esfera psicosocial como pobreza, abandono o falta de un cuidador estable, el desarrollo socioafectivo puede verse dañado. Eso quiere decir que hay habilidades sociales que no se adquieren y no se desarrollan como la empatía, por ejemplo".

Puntualizó que lo mismo sucedería cuando hay Trastorno de Déficit de Atención (TDA) e hiperactividad y llamar la atención al respecto es lo que buscó con la charla que entregó en la Universidad San Sebastián.

Allí planteó que si bien este trastorno habitualmente se piensa como un defecto de la cognición, una falla en la capacidad de concentrar y mantener la atención, pensando principalmente en el sistema escolar; al moverse hacia las consecuencias a largo plazo se ve lo central que es a este trastorno el desorden socioafectivo que produce.

Y es que si bien hay personas con TDA con excelentes habilidades sociales, lo que es un elemento compensatorio ideal pues genera estrategias en el orden de lo afectivo para insertarse; contó que hoy se sabe que en muchos casos lleva consigo un desarrollo insuficiente en la regulación emocional y una capacidad deficiente para reconocer las emociones en los rostros de otras personas.

"El desarrollo socioafectivo puede verse alterado en su curso y puede haber no únicamente un retraso en éste, sino que una línea paralela de desarrollo socioafectivo que termine eventualmente en una condición no deseable en términos de salud mental", puntualizó.

IMPACTO FUTURO

feedback

Entre las consecuencias directas, que aún no están totalmente identificadas, mencionó que desde hace una década se sabe que casi la mitad de las personas que padecieron TDA e hiperactividad en la infancia, en la adultez tienen algún trastorno de ansiedad y cerca de un 28% tiene fobia social. Agregó que "esto trae consigo, por ejemplo, una historia de fracasos en el ámbito de las relaciones interpersonales, que llevan a que el individuo cuando ya es adulto prefiera retirarse o no involucrarse, porque su experiencia ha sido negativa en el establecimiento de relaciones interpersonales". Esto se puede ver manifestado en una dificultad para mantener los vínculos, cambiando recurrentemente de pareja o de trabajos.

PROMOVER SOCIALIZACIÓN

Es un conocimiento más bien nuevo, por lo que el desarrollo socioafectivo no es una área tan explorada en el caso del TDA. Por eso, López afirmó que es básico crear consciencia de que no se debe concentrar el diagnóstico de la intervención en la consecución del logro, es decir que el niño sea capaz de atender o de aprender en el colegio; apuntó que lo fundamental es que desarrolle una buena autoimagen y autoestima, que aprenda a vincularse y sepa dónde están las falencias en su relación con los otros, y a reconocer claves sociales en los otros para usarlas en su beneficio, de manera de prevenir que en el largo plazo se manifiesten condiciones de esa parte no atendida.

Y si bien hay casos en que será necesaria el abordaje profesional para trabajar esto, desde su punto de vista, el apoyo primordial se debe dar en el núcleo más íntimo y a largo plazo. Comentó que hay ciertas claves que harán notar si hay una falencia socioafectiva aparejada al diagnóstico del TDA, las que se pondrán principalmente de manifiesto en la llegada a la adolescencia, cuando se cambia de grupo de referencia de la familia a los pares, pero que se pueden reconocer tempranamente. Notar si el niño escucha lo que le dicen los otros, si es capaz de cambiar de posición y opinión para lograr un objetivo en común, y cuál es su capacidad de responder ante la emoción del otro son algunos de estos aspectos.

Dijo, además, que una buena manera de promover el desarrollo socioafectivo es a través de las actividades intrínsecamente motivas, que hay disfrute en sí mismas, en ambiente controlados y que los lleven a socializar. "Los deportes de grupo, especialmente, son excelentes promotores, primero de la capacidad de coordinarse con los otros para lograr una meta en común y también de reconocer y seguir reglas externamente impuestas, lo que conlleva autodisciplina. Ese tipo de actividades son especiales para promover el desarrollo cognitivo del niño y también el desarrollo socioafectivo", aseguró.

Lo mismo sucede con las instancias artísticas y culturales. "La peor de las condiciones es el aislamiento y la focalización en la obtención de metas concretas cognitivas bajo el pensamiento de 'te encierras acá y tienes que estudiar'. Así se le está haciendo un flaco favor, pues el niño no tiene la posibilidad de aprender del otro", concluyó.