Llegar a la gastronomía fue un camino que tomó más bien por herencia que por una cuestión vocacional, pues su madre siempre mantuvo un bar restaurante en su natal Italia; sin embargo, a poco andar, Ennio Carota supo que iba en la dirección correcta.
Han pasado varias décadas desde que se formó profesionalmente y hoy es un reconocido cocinero, empresario del rubro gastronómico y figura de televisión, pero cuando rebobina su memoria recuerda que al principio no tenía clara cuál era su misión, pero con el tiempo se fue perfilando y se dio cuenta que la cocina era lo suyo, que en ella se sentía cómodo y le gustaba.
Así que alimentó su pasión, esa que hoy lo sigue motivando a hacer cosas con el mismo entusiasmo que a sus veinte años, cuando recién estaba empezando, siendo esa una de los ingredientes infaltables en la receta que lo tiene donde está hoy y ser quien es. "La pasión es el motor que te sirve para guiar esta profesión y muchas otras. Eso es algo que yo pienso que es imprescindible y para mantenerla viva hay que estar constantemente pendientes y con el interés de crecer", afirma.
Ésta fue la base del mensaje que quiso traspasar a las decenas de estudiantes que participaron en la clase magistral que ofreció en la capital penquista, invitado por Duoc UC sede Concepción para que diera inicio al año académico en la casa de estudios y que se tituló "El gran viaje", con la que instó a los jóvenes a encontrar su propio camino, uno en el que se sientan cómodos, pero manteniéndose siempre dispuestos a aprender.
Es que Carota no sólo es reconocido por ser haber participado en diversos programas de televisión, como en las dos temporadas de Master Chef Chile (2014 y 2015) y Junior Master Chef (actualmente), sino que es dueño de un restorán de comida italiana llamado "Pastamore" (ubicado en Santiago) y fue galardonado con una Estrella Michelin. Pero para haber llegado donde está no sólo cosechó logros, sino que se dejó nutrir de múltiples experiencias que lo hicieron crecer y mucho de ello está resumido en el nombre que el italiano dio a su charla.
-Porque recorrer y conocer otras culturas te abre la mente y te permite ver otras realidades, puedes comparar y entender que hay muchas "formas de hacer". Cuando empiezas a viajar, además te das cuenta de que no es sólo tu cultura la válida, sino que hay muchas otras, hay muchas verdades. Eso aporta experiencia y sirve para la construcción de tu profesión.
Trabajar veinte o treinta años en el mismo lugar no permite ampliar el espectro, es fundamental conocer a distintas personas, trabajar con diversos maestros y promover el intercambio cultural.
Independiente de que uno pueda tener cierto don natural, se necesita que haya maestros que abran puertas y viajar te permite abrir la mayor cantidad de puertas posibles.
-Primero te permite conocer la infinidad de productos que hay en las diferentes culturas. Además aprendes cómo se trabajan y las diferentes formas de implementarlo para luego plasmarlo en tu cocina e ir definiendo lo que luego va a ser tu estilo. Llega un momento en el que también vas formando tu carácter profesional, porque finalmente la cocina es la prolongación de lo que uno es y de la manera en que uno percibe y ve la gastronomía, y eso es lo que nos diferencia a unos y otros. Nosotros podemos tener una misma receta, los mismos ingredientes, pero cocinamos y finalmente haremos dos platos completamente diferentes, pues es esta sensibilidad y la forma de ser la que se refleja en el producto final que es el plato.
-Creo que esto va de la mano con el perfeccionamiento, porque mientras uno transita por este camino va aprendiendo distintas técnicas, formas y estilos que tienen que ver con la cultura de cada país. No se trata de que un día uno diga que ya lo sabe todo y no tiene nada más que aprender, siempre te das cuenta que hay otra manera de hacerlo y eso es lo bonito de la gastronomía. Esto lo demuestran los jóvenes cocineros talentosos, que tienen una visión distinta porque se han formado en un mundo mucho más mediático, donde la información está a disposición de todos y tienen que saber distinguirse. A diferencia de antes, en que el cocinero era muy celoso de su receta, de mantener lo más secreto posible ese toque final; hoy hay que saber transgredir, pues es el estilo propio el que nos hace diferentes.
-Mi cocina ha tenido distintas etapas y hoy estoy en un momento donde pienso que, desde lo profesional, no tengo esa necesidad de demostrar a los demás quién soy y qué es lo que hago. Creo que estoy tratando de reunir todos mis aprendizajes en una cocina que yo defino como una sin secreto, absolutamente franca, no es tan elaborada y le damos más importancia a la calidad del producto, resaltando la materia prima, porque para mí es esto lo fundamental en el éxito de un plato.
-Creo que esta ebullición mediática favorece a la gastronomía en general, porque hace que las personas se interesen más, al margen de que cada vez se cocine menos. Ha generado que el chileno, en este caso, vaya adquiriendo mayor conocimiento y el público se vuelve más exigente, aprende a comparar y criticar, y eso es beneficioso para nosotros: en la medida que el mercado se pone más exigente, nos obliga a ir aumentando la vara, a ir mejorando.