Una clase magistral
"En primera plana" ("Spotlight"), ganadora del Oscar a la mejor película es una clase magistral de periodismo, de cómo se ejerce el oficio y se develan los secretos de una sociedad .Nos presenta a periodistas que no son ni héroes ni malvados, sino solo buenos reporteros, con sus dudas y vacilaciones.
Es la historia del grupo de periodistas-investigadores del "Boston Globe" de Boston, la más católica de las ciudades importantes de Estados Unidos , que investigan las denuncias sobre abusos sexuales de sacerdotes , hechos acaecidos una década atrás, sobre los cuales se había informado en su oportunidad, pero entregando la noticia en forma escueta. Una década después, incentivados por un nuevo editor, el grupo retoma el complejo y delicado tema en la diócesis dirigida por el influyente Cardenal Bernard Law, quien había ocultado y protegido a los sacerdotes pederastas y pactado el silencio con muchas de las víctimas, que no eran veinte como se había consignado primero sino noventa, muchas de las cuales seguían viviendo su propio infierno personal. ¿Nos suena a algo visto y conocido?
La película no dejó indiferente a El Vaticano, donde se la comentó. Opinó que no era una película anticatólica y celebró el coraje de denunciar el flagelo de la pedofilia. Los actores al recibir el Oscar hicieron un llamado al Papa, para que la iglesia impida, que estos hechos se sucedan. Tarea difícil si consideramos el listado de más de cien países donde se han producido estos abusos y donde Chile ocupa su lugar.
Aquí observamos el valor insustituible de un trabajo periodístico hecho con responsabilidad, seriedad, resistiendo las presiones, venciendo los temores y enfrentándose a las propias creencias de cada uno. ¿Quién dijo que era fácil criticar una institución en la cual se confía, de cuyos postulados se adscribe? La única mujer del grupo es elocuente en ese sentido. Se trata de inmiscuirse en los vericuetos del poder, de las influencias, de la gente importante. Buscar de nuevo a las víctimas, a los abogados, a los sacerdotes abusadores, al jerarca de la iglesia, a quienes giran en torno a las actividades benéficas de la Iglesia Católica, e ir componiendo un nuevo cuadro, en que cada caso dilucidado va armando el trágico puzzle.
Las primeras escenas advierten lo que viene. Un sacerdote detenido, unos niños abusados, una madre llorosa, otro sacerdote que se disculpa y admite que esa situación no se repetirá, el abusador libre y dos policías que comentan. El joven cree que será noticia de primera página y el viejo escéptico le dice que será como siempre: no pasará nada.
El resultado fueron seiscientos reportajes, en dos años, el Premio Pulitzer y el pago de indemnizaciones a las víctimas. El Cardenal de Boston es trasladado, solo que a la iglesia más importante de Roma. Eso es ¿caerse para arriba?