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Es hora de hablar bien en público

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Como fundador de la Escuela Chilena de Oratoria, docente universitario y conferencista he te tenido la posibilidad de compartir durante los últimos cinco años con cientos de estudiantes y miles de profesionales del ámbito educacional de casi todo Chile. Durante este tiempo he logrado detectar que casi el 100 por ciento de los alumnos presentan importantes deficiencias para realizar correctas presentaciones en público. Dicho problema se repite en los profesores, asistentes y directivos de instituciones de educación básica y media del país, quienes en su mayoría no manejan técnicas ni conocimientos básicos para efectuar buenas presentaciones orales.

Sumado a lo anterior, también durante este período he podido compartir mis conocimientos a otros profesionales, desde gerentes a empleados de empresas privadas y organizaciones públicas, a los que he ayudado a perfeccionar su oratoria. Cuando les consulto en la primera clase si conocen un mínimo de cinco técnicas para convencer o cautivar a sus colegas del trabajo o personas desconocidas, a través de su expresión corporal, casi ninguno logra responder a la interrogante, a pesar de que todos los días están comunicando con su cuerpo.

De ahí que a partir de estos eventos es que he logrado establecer que: a) los problemas de comunicación verbal, no verbal y oral no se relacionan con sexo, edad, ni profesión, pues casi las mismas deficiencias que presentaban los alumnos universitarios se reiteran en los profesionales; b) debido a lo anterior era fundamental crear una organización especializada en oratoria que brindara la posibilidad de apoyar a todos quienes desean mejorar sus habilidades de comunicación.

Ya es hora de que se comprenda la relevancia de capacitarse en técnicas para hablar bien en público y no dejar a la suerte de la improvisación este proceso de comunicar, cautivar y convencer, pues para lograr mayor éxito profesional y desarrollo personal es vital acceder a conocimientos teóricos y ponerlos en práctica, pues sólo así comprenderemos cómo utilizar nuestro cuerpo, voz y contenido de nuestros mensajes.

"La Teletón no sólo le hizo bien a los pacientes sino que a todos"

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Violeta Hinojosa lleva la historia de la Teletón de Concepción grabada en la piel, pues sabe que también es la suya. Es natural que su orgullo se desborde cuando repasa la evolución de esta obra y que cada vez que se refiera a la institución diga "nuestra". Es que la médico fisiatra conoció al instituto cuando este era una semilla que recién estaba germinando y lo que comenzó siendo un desafío profesional y vocacional se transformó en lo que ella define como un cuento de hadas de tres décadas y que pareciera no querer finalizar jamás.

Sin embargo, reconoce que los cambios son fundamentales para avanzar y crecer, tanto a nivel de la institución como personal. Es por eso que después de 23 años ejerciendo como directora del Instituto Teletón de la Región del Biobío, ubicado en San Pedro de la Paz, y otros diez como jefe médico de éste, la doctora Violeta Hinojosa se acogió al retiro voluntario.

Fue una decisión difícil de tomar y que, entre un mar de emociones y sentimientos encontrados, cristalizó hace pocos días. "Después de 34 años había llegado el momento de hacer un alto en el camino y preguntarme dónde podría terminar mi vida como médico fisiatra. Además, la Teletón siempre está buscando nuevas tecnologías, nuevos sistemas de atención, hay un continuo cambio, y en este momento, la preocupación de nuestra institución es prepararse para las próximas dos décadas. Consideré que yo no iba a estar los próximos veinte años y por eso había que darle paso a las nuevas generaciones", cuenta.

De esta manera explica que si optó por este camino no fue por cansancio, pues se siente plena por todos los logros y feliz por todo el cariño recibido, sino por la necesidad de seguirse proyectando. "Puedes tener cualquier edad, pero si no tienes proyectos, algo por lo que luchar, ya no es vida", afirma. Ahora espera dedicarse de lleno a su trabajo en el centro de rehabilitación "Fisiacon", el que la ha acompañado desde 1981 y que supo complementar con su labor en la Teletón; y también darse un espacio para disfrutar de su familia, pues durante muchos años salió de su casa temprano cada mañana, para llegar al anochecer.

-Para mí la Teletón ha sido la tremenda escuela de la vida. Allí reforcé mis valores como persona y profesional, mi espíritu de servicio, aprendí que la felicidad va más allá de aquello que uno piensa, porque es inexplicable la alegría que se siente cuando una mamá dice, 'doctora, me habían dicho que mi hijo nunca iba a reír, pero me miró y se sonrió', o cuando llegan con sus ojos llenos de lágrimas porque su hijo le tocó la cara, levantó un objeto, se sentó o caminó.

-Me preparé para ser médico y para atender pacientes, por eso le puse el hombro a la atención diaria. ¿Qué sacaba con alejarme de la medicina y ser una directora de escritorio? Eso no me permitiría conducir a mi equipo o formular ideas que se pudieran cristalizar.

-Estoy maravillada por la obra de los chilenos, de la cual me siento partícipe. Lo que vi cuando partió la Teletón no es lo mismo que ahora. Había momentos en que yo atendía pacientes y tenía que salir de la consulta a secarme las lágrimas, pues realmente estaban desprotegidos, no se entendía que ellos estaban vivos y que necesitaban rehabilitación, que las familias requerían apoyo, y a todo nivel, psicológico, emocional y físico. Había niños que uno se preguntaba por dónde partimos, qué vamos a hacer, tenían escaras, había desnutrición, estaban con sus dientecitos hechos pedazo. En ese sentido ya hay un cambio, pues era muy tardía la atención, llegaban pacientes de 15 años que nunca habían tenido atención, pues había mucho desconocimiento.

Tras 34 años de trabajo veo una institución complemente sólida, con una misión clara, reconocida por la comunidad y que es el orgullo nacional, porque es fruto de todos nosotros.

-Principalmente en la atención, que se centraba en el paciente para luego darnos cuenta que es éste, su familia y su entorno. A través de los años fuimos encontrando nuestra verdadera misión, que no era hacer caminar o mover al niño, sino que lograr que tuviera una buena calidad de vida, un espacio en su familia, en la comunidad, en la escuela. Entendimos que la Teletón no estaba adentro y que en cada lugar donde había un paciente nuestro tenía que haber un equipo que trabajara.

La Teletón también puso en la palestra el tema de la discapacidad, uno que no se hablaba en Chile. Todo ha cambiado, tenemos leyes que van en pro de la dignidad e inclusión de los pacientes, y hemos tratado de participar con lo que sabemos, alzar un poco la voz.

-Esto se fue transformando en una apertura desde una atención cerrada, donde decíamos nosotros tenemos esta responsabilidad, a una donde somos muchos los responsables de la recuperación de nuestros pacientes; y cuando uno se da cuenta del respeto por las diferencias que cada día es más poderoso, creo que cada vez tenemos más claro que ésta es una tarea de todos, que la inclusión es nuestro camino y que caminar por la vida no sólo se logra con los pies. Y por eso creo que el efecto de la Teletón no sólo le hizo bien a los pacientes, sino que a todos. Nos hizo entender que somos todos diferentes.

También hay un vuelco en el vocabulario que ha sido clave.

-Es una gran tarea que queda y es muy transversal, no es sólo que el equipo multidisciplinario de la Teletón atienda a un paciente y éste camine, es también tener acceso a la salud y a la educación. También es entender las patologías, porque aunque la intención esté, para poder trabajar por la inclusión uno tiene que saber, el que no sabe o no entiende, que no se documenta o comunica, por más que quiera incluir a una persona no va a poder.

Si no tengo brazos, pero tengo un lugar donde me pueda sentar a escribir con los pies y la gente lo acepte, yo no tengo discapacidad. Si tengo una dificultad para caminar, pero tengo caminos en buen estado y rampas, no tengo problemas. Si tengo un lugar donde trabajar y me dan las facilidades de espacio porque entienden mi diferencia, no tengo discapacidad.

Por eso también falta educación en todos los niveles, porque creo que si bien ya entendemos que todos tenemos que tener espacio, es necesario avanzar hacia el concepto de que la discapacidad no existe, sino que se hace y la hace el medio.