La muerte de una mujer de 28 años, ocurrida el viernes en la noche en Quillón, presuntamente a manos de su esposo, se transformó en el corolario de un lamentable marzo en el Biobío, mes que también registró un femicidio consumado en Talcahuano y otro de carácter frustrado en Chiguayante.
La situación preocupa mucho a las autoridades, en especial al Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) y demuestra la necesidad de seguir fortaleciendo la conciencia de la ciudadanía respecto a la violencia en contra del género femenino y lo necesario que se hace denunciar cuando se manejan antecedentes al respecto.
No es extraño escuchar a vecinos o familiares de víctimas fatales de femicidio decir que sabían de maltratos, "entonces, ¿por qué no hacen nada en el momento? Hay una naturalización de la violencia en contra de las mujeres, que está afirmada por estos agentes socializadores. (Así) se construye una sociedad en que hombres y mujeres no se relacionan de manera equitativa", señaló ayer Valentina Medel, directora regional de Sernam.
Agregó que el fenómeno de la violencia a la mujer es complejo, porque los agresores no tienen un perfil delictual específico y las víctimas tampoco pertenecen a un nivel socioeconómico particular.
"Se da en las zonas rurales y urbanas, por lo que es difícil establecer un patrón. Lo importante es que las instituciones y la sociedad civil se comprometan para avanzar en la protección de la mujer que sufre violencia, muchas veces en el espacio íntimo, mientras podamos sacarlo a lo público, lo podremos convertir en algo político. La ONU dice que una de cada tres mujeres es violentada física, sexual o sicológicamente y eso no se condice con la cantidad de denuncias que tenemos", señaló.
RATIFICACIÓN
Como se dijo, marzo concentró los dos casos de femicidios consumados registrados en la Región en lo que va del 2016. Además, este año ya se suscitaron seis femicidios frustrados en la zona, cifras importantes para el primer trimestre, considerando, por ejemplo, que en todo el 2015 hubo 11 femicidios frustrados localmente.
En muchas ocasiones, a pesar de existir denuncias formales de agresiones a mujeres, igual se deben lamentar muertes. Valentina Medel explicó que se requieren cambios en la legislación de violencia intrafamiliar, algo que también fue anunciado por la Presidenta Michelle Bachelet.
"Particularmente, con la ley 20.066, tenemos varios nudos críticos ahí, sobre todo porque se exige que las mujeres ratifiquen las denuncias. Nosotros que trabajamos con mujeres agredidas, sabemos que el proceso de denuncia es complejo para ellas, porque no se denuncia a cualquiera, es a la persona con la cual se decidió tener un proyecto de vida. Una mujer se demora, en promedio, siete años en dar aviso y que, además, tenga que ratificar, es complejo para nosotros, por lo que hay que buscar mecanismos que sean más rápidos en actuar", aseveró la directora.
Sin ir más lejos, cabe recordar lo que pasó con el caso de Magaly Carriel, la primera víctima de femicidio de este año en Biobío, quien falleció en el Cerro Zaror de Talcahuano, el 7 de marzo. Respecto a ella, había dos denuncias previas de agresión, pero ninguna fue ratificada, por lo que los dispositivos de protección no actuaron.
Valentina Medel añadió que una de las principales preocupaciones que tienen como servicio público es la coordinación con las policías y las instituciones, en el sentido que en el momento en que intervienen ante un femicidio frustrado o una denuncia, éstos hagan una correcta evaluación del riesgo vital. "Y también que las mujeres tengan conciencia del peligro que significa las amenazas y las agresiones, porque muchas veces, regresan a sus domicilios y con sus agresores, sin considerar el riesgo al que se exponen", afirmó.