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Abogada dice que atentado era esperable

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Para la abogada especialista en Relaciones Internacionales, Paulina Astroza -quien además vivió en Bélgica por varios años- los atentados de Bruselas dejaron una sensación de pánico y, no obstante ello eran, en cierta medida, esperables.

"El debate que ya estaba instalado y que ahora se va a reforzar es cómo el Estado (belga) no pudo evitar un atentado de este tipo cuando las señales estaban dadas hace tiempo y ellos mismos las habían advertido".

La académica de la UdeC dice que Bruselas está muy impactado por lo ocurrido, especialmente porque los atentados sucedieron en el aeropuerto y en una estación de trenes donde hay mucho movimiento y, además, en un horario de alta demanda.

Aunque los atentados fueron reivindicados por el Estado Islámico, las investigaciones aún no han atribuido responsabilidades. Sin embargo, la abogada advierte que es probable que los actos tengan características similares a los atentados recientes en Francia.

LA CARA DEL TERRORISMO

"En general -porque hay excepciones- se está dando que son jóvenes de segunda o tercera generación, cuyos padres llegaron en los 50 ó 60 como inmigrantes". Recalca que es una parte minoritaria de ellos la que siente que la sociedad los rechaza, que los discrimina y por lo tanto no se sienten integrados, y "al mismo tiempo, tampoco se sienten acogidos en los países de sus padres".

De acuerdo a Astroza, todo esto provoca un desarraigo y autoestima muy baja que los hace caer fácilmente en manos de grupos que los radicalizan y después los utilizan para cometer estos atentados. "Ese patrón se ha ido repitiendo. Son personas nacidas y criadas en Europa, son extranjeros, nacieron ahí, crecieron y se educaron ahí", asevera.

Vecinos de Chome piden a Contraloría revisar comodato de terrenos

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Son unas 30 familias las afectadas. Y en su representación, tres vecinas de caleta Chome llegaron hasta la Contraloría para pedir que el organismo revise la situación de los terrenos en los que hoy están emplazadas sus viviendas.

El problema afecta también a un grupo de habitantes de Perone, que junto a Chome depende de Hualpén. Y, consiste en que el terreno donde están emplazados no les pertenece.

Como el dueño es el municipio, que entregó en comodato las 4 hectáreas de terrenos donde se construyeron las casas, las familias no pueden acceder a beneficios para mejorar sus viviendas, pues no poseen títulos de dominio.

Complicaciones

Natividad Silva llegó a Chome en 1951, cuando se instaló la planta ballenera. Expuso que todo el problema surgió en 2004, cuando solicitaron cambiar el sistema de pago de luz eléctrica. Los vecinos solicitaron que se instalaran medidores en cada una de las viviendas y fue entonces cuando se hizo el comodato.

De acuerdo al documento entregado en Contraloría, "el destituido alcalde Marcelo Rivera procedió en sesión de concejo municipal con fecha 8 de abril de 2009 a someter a votación la entrega en calidad de comodato los lotes respectivos, ampliando el rango de edad de 5 años que estaba propuesto como concesión a 15 años de comodato".

La afectada comentó que han recurrido a diversas autoridades, pero les han mencionado que es el municipio de Hualpén el único que puede entregarles una solución. "Cuando hicieron el comodato no nos dijeron nada. Cuando empezamos a pelear lo de la luz sólo nos dijeron que fuéramos a firmar", describió Silva.

Añadió que a la alcaldesa Fabiola Lagos sólo la vieron para la campaña. Han tratado de contactarse con ella, pero no ha recibido a los representantes de la junta de vecinos.

Se solicitó un pronunciamiento del municipio sobre esta situación, pero no se obtuvo respuesta.

Conocimiento

Las vecinas llegaron a la Contraloría en compañía de Gabriel Torres, consejero regional RN y que también fue concejal de Hualpén.

Recordó que mientras estuvo en el municipio pidió que se resolviera este tema y que incluso en 2009 planteó su rechazo al comodato. "Eso sólo ha traído carencias y vulnerabilidad a los vecinos de Chome, que no tienen alcantarillado ni veredas pavimentadas. Algunos han muerto y ni siquiera han podido heredar sus viviendas", aseguró.

"La sensación país se asemeja mucho al terremoto 8.8"

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"En Chile ves un atentado en la tele, como ahora, por ejemplo, y estando lejos piensas 'uy, qué pena, otro atentado' y simplemente continúas porque es lejos de ti y no te pasó nada ni se murió un familiar, pero estando acá es diferente, porque piensas que te subes al metro y literalmente no puedes salir. Entras a una tienda, o en el mismo hospital, alguien puede entrar con una mochila llena de explosivos".

Rachel Rivas, autora del relato anterior, es uno de los cuatro alumnos que hasta el 20 de abril deberán permanecer en Bruselas. Están allí desde el 25 de enero, cuando iniciaron su programa de intercambio en Clínica Universitaria Saint-Luc de la capital de Bélgica.

Fue justamente allí cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando: temprano, en la mañana, hubo dos atentados, uno en el aeropuerto internacional de Zaventem y otro en la estación de metro de Maalbeck. De acuerdo al último reporte, las explosiones dejaron al menos 34 muertos y más de 200 heridos, muchos de los que derivaron al centro asistencial donde hace su práctica y que está a unos 10 minutos del aeropuerto y a seis estaciones de metro de la atacada.

Caos en el hospital

"En la mañana cuando salí de mi casa no sabía nada todavía. Tomé el metro normalmente -no la línea del atentado, sino otra- y después tomé el tranvía. Vi que había policías en la estación, pero no sé si es por lo mismo del atentado. Después llegué al hospital tipo 9. Fui a buscar a un paciente y me dijo que hubo una explosión en el aeropuerto, supuestamente terrorista. Escuchamos la radio y toda la gente, pacientes y kinesiólogos, estaban en pánico", describe la estudiante de último año de kinesiología de la Universidad de Concepción.

El primer ataque se registró a las 8 de la mañana, cuando una persona detonó durante un check in en el aeropuerto los explosivos que cargaba en una maleta. Una hora y media más tarde ocurrió algo similar en la estación de metro de Maalbeck. Aunque sin ser confirmado por las autoridades, el Estado Islámico (EI) se adjudicó las acciones.

Su compañero de carrera, el penquista José Fuentes, recuerda que durante la mañana hubo mucha tensión: "En los hospitales se activan los protocolos de emergencia y estaban todos muy acelerados y preocupados por sus familias. Cuando se activó el estado de alerta había resguardo militar en la entrada del hospital porque se rumoreaba que había amenaza de bomba".

Algo similar fue lo que escuchó Rachel. "Llegó una paciente llorando porque tenía miedo de que pudiese haber alguien el hospital con alguna bomba".

Agrega que en el laboratorio de rehabilitación todos los kinesiólogos intentaban seguir trabajando con normalidad. "Todos llamaban para ver si sus familias estaban bien, y buscando la forma de regresar a las casas porque no había medios de transporte".

De regreso a casa

José Fuentes describe que los servicios ambulatorios del recinto asistencial donde está trabajando cerraron temprano, para evitar que la gente saliera. "Muchos tienen hijos y a los internos de todas las carreras les dieron la opción de quedarse o tratar de irse a casa".

A Rachel, una profesora la fue a dejar a su casa. Y, como no había transporte público disponible, en las calles se veía mucha gente. También en los supermercados. Las caras reflejaban miedo y tristeza.

Fuentes describe que la tarde estuvo un poco tensa, porque constantemente se escuchaban sirenas de la policía y de las ambulancias.

Para la lotina Rachel Rivas, lo del atentado era algo previsible. Recuerda que hace varias semanas comenzó a ver grupos de militares en las calles. La alerta se inició tras los atentados en Francia, hace cuatro meses, luego que se identificaron en Bélgica a algunos de los sospechosos. El último, Salah Abdeslam, fue capturado en un sector de Bruselas la semana pasada.

Para Daniel Díaz, también integrante del grupo de pasantes de la UdeC, la percepción en Bruselas es que después de la Segunda Guerra Mundial, este es el peor suceso vivido por Bélgica. "La situación política del país está más complicada con esto y el control policial es duro. La sensación país se me asemeja mucho al terremoto 8.8 de Chile", expone.

Desde Concepción

"Prendí la televisión esta mañana porque me llamó mi cuñado para contarme lo que había pasado, y me tocó muy fuerte", cuenta Ismael Valeria, un penquista que estuvo más de 20 años avecindado en Amberes -a unos 40 kilómetros de Bruselas- y que tiene muchos familiares y amistades en áreas cercanas y en Bruselas capital.

Valeria, quien junto a su familia tiene doble nacionalidad, reconoce que hay bastante inseguridad respecto de los fanatismos religiosos y afirma que este sentir de los belgas ha ido en aumento conforme pasa el tiempo y se producen algunos desequilibrios en la interculturalidad que se ve en el país.

"Todo esto se venía hablando de hace muchos años y ha ido subiendo de temperatura hasta que ahora está como los volcanes, a punto de erupcionar en cualquier momento y por todos lados".

Una percepción similar tiene el ex intendente del Biobío, Martín Zilic, quien cursó dos especialidades médicas en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. Sobre el país, el docente de la Universidad de Concepción afirma que es muy seguro, aunque "indudablemente en estos últimos años y especialmente después de los atentados de París (porque sabemos que toda la operación se montó en Bruselas) se activó una alarma mucho más fuerte".

Cuenta que estaba en el país vasco cuando ocurrieron los atentados de París, ciudad a la que llegó de paso con intenciones de continuar hasta Bruselas justo en los días en que se activó el estado de alerta nivel 4, lo que le impidió completar su viaje y visitar a los amigos que hasta hoy mantiene en Bélgica.

(Ver también págs. 10 y 11)