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Sube superficie de certificación de semillas

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Una positiva evaluación de la temporada de certificación varietal de semillas en la Región del Biobío realizó el director regional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Jaime Peña, luego que ésta aumentara en 24%, pasando de 3.104,72 hectáreas la temporada 2014-2015 a 3.910 hectáreas esta temporada, superficie que se concentra en los 255 semilleros inscritos en Biobío y Ñuble.

"En los últimos años la superficie sometida a certificación para exportación y consumo interno a nivel nacional ha disminuido, producto del sobre stock internacional tendencia que también se dio en nuestra región. Sin embargo este año, la superficie de semilleros para exportación aumentó de 2.192,69 hectáreas la temporada 2014-2015 a 3.137,17 hectáreas esta temporada, siendo las especies de mayor relevancia para la exportación el raps con destino a Canadá, el maíz y maravilla para la Unión Europea, especialmente Francia, mientras que para el mercado interno destacan el trigo harinero y trigo candeal", dijo el directivo.

El encargado regional de Semillas del SAG de Biobío, Cristian Gajardo Muñoz, precisó que la certificación de semillas y plantas frutales en Chile es un sistema de participación voluntaria supervisado por el SAG, que tiene como finalidad que la agricultura nacional cuente con materiales de multiplicación de calidad, garantizando la identidad y pureza varietal, facultad germinativa, pureza física y calidad sanitaria, contribuyendo así al aumento de la productividad y sustentabilidad de los cultivos, además de facilitar el comercio interno y externo. Para asegurar la identidad y pureza varietal de los semilleros, el productor debe cumplir con la norma general y específicas de certificación que se verifican principalmente a nivel de campo a través de inspecciones de acuerdo a las especie o grupo de especies agrícolas que se certifican en nuestro país: cereales, lupino, maravilla, papa, raps, remolacha, soya, ajo, leguminosas de grano grande, maíz, sorgo, forrajeras gramíneas y forrajeras leguminosas.

"La diferencia entre la semilla certificada y corriente se debe a que el proceso de producción de semilla certificada es fiscalizado por el SAG desde que el semillero se establece a nivel de campo hasta su selección y envasado a nivel de plantas seleccionadora. Los productores de estas semillas deben inscribir sus semilleros en el SAG y deben cumplir con todo un proceso a nivel de campo y a nivel de planta seleccionadora, donde se toman muestras y se envían a los laboratorios del Servicio".

Turismo culinario es nueva alternativa para la zona de Nahuelbuta

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Apalancar los esfuerzos de los más pequeños empresarios, especialmente a los vinculados al campo, es siempre insuficiente. Por ello es que conjugar las vertientes de apoyo es muy bienvenido. Es en este contexto que Corfo, a través del Programa Nodos para la Competitividad, la Universidad de Concepción que lo ejecuta y Corparauco, que actúa como articulador y administrador, lanzó el Nodo Turismo Culinario Nahuelbuta.

El propósito es fortalecer el emprendimiento familiar de cocinas locales y la gestión turística, articulando rutas y eventos comunitarios y la vinculación de fuentes de conocimiento locales con operadores de turismo de intereses especiales.

La doctora Beatriz Cid, académica de la UdeC, dijo que "este es un proyecto de largo plazo que apunta a la biodiversidad y a la transformación de ésta en probabilidades económicas reales para las personas que las están cuidando".

Es así que el año pasado concluyó otra iniciativa cuyo objetivo fue hacer un catastro nacional con aquellos alimentos, vegetales, pecuarios, elaborados, alimentos de recolección, bebidas, entre otras categorías, que fueran reconocidas como patrimoniales por las comunidades y que se estuvieran perdiendo. Se catastraron más de 200 alimentos cuyos riesgos tenían que ver principalmente con la destrucción de ecosistemas por transformación de prácticas productivas, por ejemplo, valles donde se cultivaba el maíz diente de caballo y donde hoy hay sólo fruta, y también una disminución en la culinaria, la gente no sabe cómo volver a comer estas cosas. E incluso las mismas comunidades campesinas ya no lo están haciendo, menos si eso no se transforma en una posibilidad económica. En este contexto, en que las comunidades campesinas son tan agredidas en muchos sentidos, ya sea porque los productos valen poco, tienen poco acceso a mercados o la presión del agua dada por la industria forestal, la conservación de alimentos debe vincularse a una mejora económica para las familias campesinas, indígenas y ribereñas de borde río y de borde mar, explicó la especialista.

Es en estos términos que aparece el turismo como la puerta de entrada para recuperar este patrimonio y mostrarlo, aunque ya estaba dentro de las políticas económicas de las comunidades y convergió en un diseño de rutas de turismo, su visibilización y su conexión efectiva al mercado, visualización y tanto en términos de capacitación como en término de cierre de brechas para las resoluciones sanitarias u otras para acceder a un mercado que es exigente.

Como resultado de este trabajo se establecieron 10 rutas en torno al área geográfica del Nahuelbuta, unas más avanzadas que otras.

La experta reconoce que hay comunidades que han tomado la cuestión del turismo como una cosa propia. Manuel Maribur, es un ejemplo y él lo aplica con su proyecto en el Valle de Luicura que forma parte de una estrategia de reproducción de vida de las comunidades. Este no es un producto que se hace porque el turismo demanda algo, la demanda se crea y las comunidades que han entrado lo han hecho en esos términos.

Y Manuel Maribur Cheuquelao está conforme con el proyecto. "Me parece muy bien poner en valor las comidas naturales que usaban nuestros antepasados, no solo los mapuches sino de toda la gente que vivía en Nahuelbuta o en sus alrededores. Pero también me parece importante recuperar Nahuelbuta para restaurar sus bosques. Antiguamente, las familias iban a recolectar sus alimentos a Nahuelbuta, ahora hay muy pocos espacios. El bosque nos entregaba los alimentos, la medicina, el agua, todo lo que se necesita para vivir y en estos tiempos está invadido por las forestales. El mundo necesita celulosa, pero nosotros necesitamos alimentos, así es que pienso que este proyecto es una forma de hacer conciencia del valor que tiene Nahuelbuta para las comunidades".

Agrega que los valles que están en el entorno de Nahuelbuta los necesitamos fértiles para producir alimentos, no es un tema solamente de los mapuches.

"El tema de la deforestación y de recuperar el agua es un problema de toda la humanidad, esto es una forma de cuidar la tierra para hacer conciencia en cualquier parte del mundo. Nosotros a través del turismo culinario y comunitario podemos hablar de estas cosas con la gente".

Desde hace 20 años Manuel Melibur ha sido un público defensor de la naturaleza y hace unos 14 optó por desarrollar esta veta del turismo. "Nosotros también necesitamos recursos para vivir y permanecer ahí, si no tenemos que emigrar. Me ha ido bien y quiero también que la gente aprenda. Nosotros fuimos los primeros en hacer turismo comunitario en Chile en el Valle Liucura, nos sentimos orgullosos de eso y hemos buscado la forma de transmitir esta experiencia de trabajar el turismo, entonces ponemos en valor a las personas, la cultura y la naturaleza, esto no es un negocio. Que ayuda para mejorar la calidad de vida de nosotros y economía para vivir sí y el hecho que involucre a los expertos de la universidad y a nosotros, que somos los expertos de la naturaleza, es muy bueno", concluyó.