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Ruda: una revista en la globalidad

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¿Qué hace atractiva una revista como Ruda? La respuesta no hay que buscarla en argumentos formales o de contenido. Es mucho más simple que eso.

Digamos, lo que luce acá es el cuerpo de obra, el objeto/revista, la estética de una propuesta que en 110 páginas -de variada naturaleza- engancha al lector. Por lo demás, uno (lector) de los tiempos que corren, globalizado y que desea encontrar a la vuelta de la esquina un lugar atractivo para ir, estar o mirar..

También ese "algo" que pulula por la ciudad, ésta: un Concepción que en el paso de las páginas se inserta en un país, en la globalización de ideas y formas. De maneras de ver y enfrentar el diario vivir. Por lo mismo, lo relevante no es que Gustavo Bustos -cabeza del sello Beast Discos desde 2005- haya emigrado a Santiago en 2013 con el fin de buscar otras alternativas. La clave es el aporte de un penquista a la estética musical de un país copado de sonidos inciertos. Lo de Bustos es algo más concreto, una "pared" de bandas que desean aportar sonoramente hablando.

La consecuencia de este penquista representa también el objetivo editorial y de contenido de Ruda: hacer país desde Concepción. Por lo mismo, creo, se acogen contenidos generados en otras partes, como pueden ser Santiago, Chillán o Valparaíso. Pero también podrían venir de Barcelona, Londres o Frutillar.

LA IDEA: APORTAR

En estos tiempos, las tendencias y las ideas transitan por la web, en la cultura/mundo de quienes se interesan en descubrir y encontrar. ¡Pero si lo que falta es tiempo! Ruda nos hace ganar algo de éste. Así es como en este número 9 trae contenidos relacionados con el trabajo de la pintora e ilustradora española Paola Bonet, o el fotógrafo Jon Jacobsen. Desde Quinteros, en Valparaíso, este último no esconde su fascinación por el norteamericano David LaChappelle.

Sin embargo, ahí está la gracia: asumir y proyectar una mirada epocal donde nadie es lo suficientemente original como parece. Lógico, el copy paste está condenado (...) Finalmente, se condena solito.

Cuando los referentes pertenecen a todos, lo interesante es construir un punto de vista. Esto lleva a que nos acerquemos al paisaje social y urbano de tendencias y riesgos de manera algo más "natural". En Concepción pasan cosas, pero en el país y el mundo, también. Ruda entrega este contenido sin provincianismos mal entendidos, en un formato amigable, contemporáneo, incluso, coleccionable.

El arte, lo visual, la música, los sabores, la fotografía, la moda, las recetas de Francisca Bastías o las ilustraciones de Paulo Mayer -un artista que trata de proyectar la belleza del mundo en su obra- son argumentos para "leer" y "mirar" esta publicación realizada en Concepción.

El equipo conformado por Catalina Cabrera (editora general), Matías Caballero (arte), Franco del Pino (diseño) y Victoria Ceballos (marketing), puestos en las primeras páginas como parte de un espacio postapocalíptico; han logrado una mirada lúdica del medio y lugar propio.

Positivo que esta vitrina la compartan con otros. En este caso, representadas por la labor de gente como Iván Monsalves (La Mocha), Pablo Vidal (Mal Paso), Kartess (ilustración), Pam Jerez (efectos especiales) o el grupo de Proyecto Vermut.

Finalmente, gente joven que busca mover Concepción. Lo están haciendo, junto muchos otros creativos como Alejandra Sepúlveda (Pechakucha), con cariño y una notable valoración del discurso.

El de Ruda y el del resto de los otros está lejos de las cuatro paredes de la academia. Está en la ciudad y desde esta ciudad proyectado al resto. En lo global de un contenido que atrae sin caer en una intelecualidad posera.