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Capilla "Santísima Trinidad" realizó sus tijerales junto monseñor Chomali

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Un importante hito vivieron los feligreses del sector Lomas de Bellavista de Concepción el pasado domingo 13 de marzo.

Y es que la comunidad religiosa realizó los tijerales de la capilla "Santísima Trinidad" perteneciente a la Parroquia La Ascensión del Señor.

Por ser una importante actividad es que contó con la presencia del arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomalí Garib.

Fue la máxima figura de la arquidiócesis penquista quien ofició la eucaristía junto al párroco, presbítero Héctor Osorio Osorio. En la oportunidad, el arzobispo dijo sentirse alegre por este nuevo paso y compartió con los integrantes de la comunidad, visitando los avances que presenta la obra.

Sobre esto, Paulina Leal, catequista de la Capilla "Santísima Trinidad", contó que la construcción de ésta se inició hace tres años y fue posible gracias al esfuerzo toda la comunidad cristiana, quienes desde hace muchos años, realizan diversos beneficios que tienen por objetivo recaudar fondos para el anhelado sueño de ver construido el templo.

"Una sociedad prejuiciosa es el mayor obstáculo de la felicidad"

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Se desempeña en diversos roles de impacto global, como la supervisión de algunas misiones del Banco Mundial en materia de estrategias de salud y es líder de proyectos internacionales de la carrera de Informática Biomédica de Duoc UC, casa de estudios con la que trabaja en la informatización de trece islas del Caribe junto al apoyo de alumnos y docentes del área de la salud.

Esa es sólo una parte del extenso currículum con el que la chilena Carol Hullin, con un doctorado en Informática Médica y un posdoctorado en Inteligencia Artificial en Australia, ha cultivado una provechosa carrera profesional que la mantiene como referente internacional y por eso no es extraño que haya sido la encargada de dictar la charla magistral con la que la Red Hospitalaria del Servicio de Salud de Talcahuano dio inicio al año académico de los internos de las carreras del área de salud que permanecerán en los distintos recintos durante el año.

Sin embargo, detrás de todos los logros de esta mujer hay una potente historia de esfuerzo y superación. Y es que nacida como Carola Lucay Cossio no siempre recorrió distintas ciudades del mundo como quien toma un tren para ir a una localidad vecina, ni dividió su vida entre Australia, país donde vivió 25 años y con el que mantiene una estrecha relación, Chile (hace dos años se estableció en Curacaví) y Estados Unidos.

Pero lejos avergonzarse por su pasado, la doctora Hullin, quien se define como una emprendedora social y cultural y es madre de dos hijas, mantiene su mirada cálida y actitud humilde, pues sabe que a su origen le debe esas ganas constantes de luchar.

"Nací en La Legua y extremadamente pobre, estigmatizada. Salimos de allí para vivir de allegados de casa en casa de parientes. Llegamos a un campamento y a mis 14 años fue la primera vez que tuvimos nuestro propio hogar con el baño adentro. Eso me impacto mucho, fue un signo de bienestar enorme", cuenta.

Y si bien diversas situaciones marcaron su vida, como negligencias en su cuidado que sufrió en la infancia, fue a sus 21 años que decidió dar un giro. "Me asaltaron y nadie me creyó. Entonces sentí que no estaba siendo valorada y que debía hacer algo. Uno tiene que decidir ser víctima del sistema o ganadora, y yo no quería ser víctima, por ser mujer, por ser morena, por ser indígena, por ser pobre. Decidí que esos factores no me iban a autodestruir", dice con orgullo.

Con sus estudios de auxiliar paramédico bajo el brazo optó por irse a Australia, pues allí vivía su tío. Una decisión que marcó un antes y un después: comenzó a trabajar en un hospital donde se le fueron presentando diversas oportunidades que la ayudaron a surgir. "En Australia crecí como una flor, como una mujer independiente. Ese país, más que darme una oportunidad económica, me dio una oportunidad de dignidad humana y eso es lo que promuevo ahora en el ámbito educacional", asevera.

-Cuando uno vive en extrema pobreza las aspiraciones realmente no existen, porque uno está ocupado con lo cotidiano de obtener agua, un buen baño, comida. Las necesidades son más bien fisiológicas que conceptuales. Cuando tienes una proyección generalmente se adquiere por el entorno, pero estando en Chile no tuve una mirada más grande, porque no se me mostró un entorno más grande. Para mí la felicidad era más inmediata, pero con la educación tú abres alas y mi felicidad ahora es más global. Veo que el poder de impactar mundialmente es fácil cuando tienes herramientas educativas. Pero si uno no tiene ni siquiera dónde ir al baño, ¿cómo va a estar pensando en el otro? Cuando puedes ir cumpliendo las necesidades básicas entonces empiezas a tener una mirada más macro y a mí me pasó eso.

-Lo más difícil fue luchar contra mis propios prejuicios. El mismo hecho de no ser rubia y de ojos azules me puso un prejuicio. Pero cuando llegué a Australia y fui amada porque soy morena y diferente, fue increíble.

Creo que estar en una sociedad prejuiciosa es el mayor obstáculo de la felicidad y el problema es que los chilenos somos sumamente prejuiciosos. Cuando volví por primera vez a Chile pesaba como 20 kilos más que ahora, y lo primero que me dijeron fue que estaba gorda. Nadie me preguntó cómo me había ido, si estaba feliz, nadie hizo esa profundización, entonces somos una sociedad bien superficial en ese aspecto. Por el contrario, cuando hay tragedia somos una sociedad muy profunda, pero no podemos vivir de tragedia.

-Creo que la clave totalmente íntima es estar dispuesta a aprender. Lo más esencial es reconocer que nadie es perfecto. En mi caso fue reconocer que aprendo lento, que no memorizo en forma tradicional. Soy una persona que no comí bien cuando chica, sufrí malnutrición, estoy propensa a ser obesa, entonces tengo que esforzarme a leer todos los días o si no pierdo el músculo cognitivo. Yo nunca leí tanto hasta los 25 años, es muy tarde, pero es posible.

Lo que descubrí a través de los años y las décadas de trabajo es que cada ser humano tiene sus virtudes, y que tienes que empezar a mover tu mundo de acuerdo a tus facultades.

-Que en el sistema educacional no admitimos que todos somos diferentes, que aprendemos distinto. Al niñito de siete años que no toma desayuno, que no tiene al papá en la casa, lo estamos empujando a hacer lo mismo que uno que vive en otras condiciones. Son factores sociales súper fuertes, pero hay una cultura que apunta a que todos tienen que ser uniformes, los chilenos todos salimos en la misma fecha de vacaciones, no hay espacio de diversidad, no hay espacio para crecer a tu ritmo.

-Lo principal es teniendo niños felices, así podemos cambiar el mundo. Lo importante es entender que esto no viene del Estado, viene desde el interior del propio hogar. Es fundamental que los niños se traten con dignidad, que se alimenten bien.

-Primero, que se amen a sí mismos y que tengan claro que sus derechos básicos son la salud y la educación. Quiero que mis hijas sean seres espirituales muy centradas y con mis estudiantes quiero exactamente lo mismo. No quiero que mis programas educacionales signifiquen sólo un logro cognitivo, sino que también impacten en una actitud de acoger al paciente, que sean humanos al dar cuidado, que no pretendan hacerlo sólo para generar dinero, sino que por vocación. Eso es lo fundamental.