Apoderados y grupos de Whatsapp: normas permiten mantener el foco
Con la masificación de las tecnologías y el uso de nuevas herramientas de comunicación los comportamientos sociales han ido evolucionando mucho más allá de sus canales tradicionales.
Eso pasa también en los cursos de educación básica y media, donde la tendencia entre los padres y apoderados es utilizar las plataformas comunicaciones instantáneas.
La más popular es Whatsapp, que permite la creación de grupos en los que se puede compartir texto y archivos multimedia.
Aunque el uso de esta aplicación facilita el contacto, no son pocos los padres que ven inconvenientes en su uso.
Pero, en un soporte que permite el intercambio frecuente, rápido y directo, ¿hay aspectos negativos? "Sí, definitivamente sí", afirma Nicole Forttes, directora Smartlab de la Universidad de Desarrollo.
"En España esto ya fue tema de debate, tras un caso en que los apoderados de un curso armaron un grupo de Whatsapp donde comentaban que la profesora no era buena, de acuerdo a las impresiones que les daban a conocer sus hijos. La profesora, por otra parte, les pedía que dejaran de opinar en el grupo y que no fomentaran rumores. Esta no es una situación aislada, sino que es un claro ejemplo de lo que se vive en muchos colegios. Los aspectos negativos podrían, incluso, llegar a superar a los positivos, porque estos últimos requieren más trabajo", señala.
No obstante, a diferencia de la conversación verbal, las interacciones virtuales tienen como dificultad la carencia de "tono".
Lo anterior hace un mensaje pueda ser interpretado libremente por el receptor. "Este es el primer problema al que se deben enfrentar los más de 20 padres que están en el grupo", agrega la especialista. Bastará que uno de ellos malentienda una frase para que el tema central se desvirtúe.
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Con compromiso
Lo primordial en cuando a la labor de los apoderados en beneficio de sus hijos es construir una relación de confianza con el profesor, "y eso no se hace por Whatsapp", aclara Paula Forttes.
Es por ello que si es que se va a mantener la comunicación a través de un grupo como este (o en otras plataformas digitales como Facebook), lo óptimo será crear reglas, donde no se permita hablar de ciertos temas o enviar fotografías.
"Suele pasar que estos grupos fomentan problemas aislados, como 'la profesora retó a mi hijo', o 'mi hijo llegó diciendo que la profesora lo miró feo'. Los asuntos particulares los van convirtiendo en un tema colectivo, lo que es un error, porque eso perjudica la buena relación y el diálogo", asegura.
En un grupo con reglas se hace más fácil moderar la información que se publica.
En el caso Whatsapp no está la posibilidad de que el administrador pueda borrar los comentarios fuera de lugar, "muchas veces las personas usan los grupos de Whatsapp para desahogarse, más que para construir instancias que ayuden a generar un clima adecuado al tema que los reúne".
Para evitar lo anterior es de gran ayuda poner reglas como "los temas privados no se hablan aquí". Dando un uso adecuado, una aplicación de mensajería como Whatsapp podría ser muy útil para coordinar ciertas cosas, por ejemplo para generar espacios de colaboración en la compra de materiales.
Eso sí, el problema no termina ahí. Según explica la directora de Smartlab UDD, "con las normas todos quedarían advertidos, pero ¿qué va a pasar con el que incumpla las reglas?, ¿se le echa?, ¿se le mantiene?, ¿cuál va a ser el castigo social?, ¿cómo se logra que la regla se cumple?. Va a ser necesario que haya un compromiso real, donde los participantes se tomen el grupo con seriedad y responsabilidad".