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Marzo: planificar, priorizar y cotizar

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Se dice que el año realmente comienza en marzo, mes en que se dan variados fenómenos, a nivel personal y familiar, asociados a los procesos de reincorporación laborales y educacionales. Ante este escenario las personas deben incurrir en un esfuerzo económico, lo cual requiere algún grado de planificación por parte de la persona o de los miembros de la familia y de atención, por mínima que ésta sea.

Independiente del tipo de gasto, se debe considerar que al tratarse de "un mes largo", hay un grado de control que se puede obtener con pequeñas decisiones, las cuales requerirán un esfuerzo mayor, pero que apuntan a tener mayores beneficios. Como prerrequisito hay que entender la toma de una decisión como un eventual curso de acción, donde se deben considerar las consecuencias de tal decisión, analizar los pros y contras, y mirar diferentes escenarios. Así se hablará de tomar decisiones que permitan sobrellevar el inicio del año.

Como en cualquier proceso de administración (por ejemplo, si estamos pensando en la administración de un presupuesto familiar), el primer paso es la planificación, la cual aspira a ser un mapa de ruta de los gastos que se acercan, junto con revisar con cuántos recursos se cuenta y qué cosas se tendrán que hacer durante el tiempo estipulado, que puede ser marzo, el primer trimestre o el primer semestre del año, por señalar las situaciones más recurrentes. Al momento de tener un plan a escala familiar, existirá también la opción de tener claridad de qué responsabilidad tendrá cada uno en las actividades a realizar, en el caso de que se trate de más de una persona.

Un segundo punto es priorizar tales gastos, ya que a pesar de que muchas veces se cree que todo lo que se tiene en mente es necesario, posterior a un análisis crítico cabe la posibilidad de que exista algún ítem que puede ser pospuesto, o que pueda ser reemplazado por una alternativa más barata; o en un caso distinto, que tenga más vida útil de la que se le está asignando.

Un tercer elemento, que puede ser muy evidente pero que a veces es olvidado, consiste en cotizar y comparar alternativas para incurrir en el gasto. Como se presenta en la prensa constantemente, existen diferencias considerables de precios, por lo tanto, no es menor asignar tiempo para evaluar las distintas opciones y como consecuencia tomar una buena decisión, pero lamentablemente muchas veces tal tiempo no es asignado y se realizan tales gastos muy sobre la fecha límite, lo cual no permite hacer esta tercera actividad.

Finalmente, y como en todo proceso, lo ideal es poder evaluar tanto si fue útil el poder planificar, si efectivamente la priorización fue adecuada y si las cotizaciones ayudaron a tener más y mejores alternativas.