Como un "retorno al sentido común" califica la economista senior del programa económico de Libertad y Desarrollo, Cecilia Cifuentes, el escenario que se ha creado en Chile con el fin del súper ciclo de los commodities, la desaceleración de la economía china y la baja en el precio del cobre.
Para la experta, el largo periodo de bonanza económica "generó la percepción de que se pueden disfrutar beneficios sin el esfuerzo necesario para lograrlo", por lo que la desaceleración de la economía "nos devuelve a la realidad".
Para Cifuentes, el corolario de este panorama fue el ajuste fiscal que anunció el Ministerio de Hacienda, con lo que vuelve a primar la noción de que "los recursos son escasos".
La profesional de LyD dijo apoyar el ajuste fiscal detallado por La Moneda y cree positivo que exista consenso político al respecto. Eso sí, advierte que es un buen momento para aplicar reingeniería y avanzar en la modernización del Estado, por ejemplo, en carteras como Salud.
-El factor más significativo es el precio del cobre, sin lugar a dudas. Pero no es el único. La caída en el crecimiento de la economía también afecta los ingresos del Fisco, y es otra razón para que sea necesario ajustar los gastos. Si la economía hubiera seguido creciendo a los ritmos que crecía antes no tendríamos que estar haciendo ningún ajuste del gasto. Cada punto de crecimiento de la economía le significa al Fisco entre US$600 y US$700 millones adicionales. Y este ajuste es menor que eso. Si la economía este año en vez de crecer el 1,5% a 2% que se estima y lo hiciera a 3% ó 3,5%, tendríamos los ingresos necesarios para no hacer este ajuste.
-Sí. Si se va a hacer ajuste, lo ideal es hacerlo en gasto corriente y no de capital, porque en una economía que está bastante frenada, afectar la inversión no es la mejor política. En ese sentido, la composición del ajuste me parece que está bien y es razonable.
-En términos de composición de programas específicos, tengo entendido que se va a dar cierta flexibilidad a los ministerios para que, si la Dirección de Presupuestos decide recortar algún programa, sea la propia cartera la que pueda definir otra prioridad. Hay que tener claro que no es que el gasto vaya a caer, sino que va a crecer un poco menos de lo que podría crecer. El Presupuesto del Fisco sigue creciendo, y en ese sentido se demuestra lo inflexible que es el gasto público. Esta es una familia a la que le cae el ingreso, y en vez de ajustar los gastos a la baja, los aumenta un poco menos. En vez de que el gasto crezca 6% lo hará en 4%, pero sigue aumentando el tamaño del Estado en la economía.
-El gobierno anunció que este ajuste no toca al Ministerio de Salud. Lo que está detrás de esto es que Salud no necesita un ajuste puntual en un año específico para su presupuesto. Lo que se necesita es una reforma estructural en cómo se gestiona la salud en Chile. Este es un ministerio que normalmente sobreejecuta gasto corriente, que tiene una deuda creciente y que no es capaz de ejecutar sus proyectos de inversión. Hay ahí un problema serio de gestión en el sector público.
-Existe bastante consenso político de que la reforma del Estado es un tema pendiente. Creo que en un escenario de escasez de recursos el argumento político cobra más fuerza todavía como para, de alguna forma, empezar a hacer procesos de modernización del Estado. Podemos ver que este Gobierno ya no tiene más recursos para seguir haciendo más reformas. Hay problemas para financiar lo que ya está aprobado, por lo que sería completamente irresponsable seguir ampliando la gratuidad, mejorar las pensiones. No hay recursos para eso. Y a lo mejor es el momento de decidir avanzar en la modernización del Estado, que es algo necesario. Y uno de los ministerios emblemáticos donde se podría partir es Salud, porque probablemente es mucho más difícil en tiempos de vacas gordas.
ajuste en concreto
-La cifra de US$540 millones se ve gigantesca, pero significa que si se pensaba gastar $1 millón en realidad gastaré $990.000. En ese sentido es bastante marginal. Y en el caso de una familia, sería como decir que vamos a dejar de comer carne y compraremos pollo. No es más que eso. Pero el sector público tiene tal inercia, que se hace muy complejo hacer un ajuste. Y la lección que uno tiene que desprender de esto es que hay que tener ojo en querer tener un Estado demasiado grande. Si las circunstancias nos exigen que esto deba reducirse, es muy difícil en la práctica. Estamos creando un ente que, en un mundo altamente cambiante, es excesivamente rígido. Y esa es una lección que debemos tomar en cuenta. Porque este ajuste es un tremendo esfuerzo para el Fisco, pero para una familia sería algo que no nos daríamos cuenta.
-Está bien que crezca en algunos ámbitos. Normalmente se dice que el Estado es un proveedor general de servicios. Y en la medida en que los países van aumentando su ingreso per cápita, van demandando más servicios. Un ejemplo concreto es el acceso a viajar o demandas en salud y educación.
-Creo que afortunadamente el ministro de Hacienda ha sido exitoso en convencer a la clase política que, si se pierde la sostenibilidad fiscal, todo lo demás es secundario. Este es un objetivo prioritario para el desarrollo. Un país que se desarrolla sin sostenibilidad fiscal está condenado a tener una crisis en el corto o mediano plazo. Y afortunadamente el ministro Valdés ha logrado que esa conciencia sea parte de la agenda del Gobierno. Y eso lo veo como un elemento positivo. No sacamos nada con tratar de ganar elecciones en base a gasto y en dos años nos van a bajar la clasificación de riesgo, al país se le va a restringir el acceso a crédito y vendrán problemas como los que tiene Brasil hoy. Ese consenso macro es valioso.
-Tengo la impresión que, hasta donde él estuvo, siempre su discurso fue que se necesitaba una política fiscal más expansiva de la que estábamos teniendo para recuperar la economía, siempre en base a que, según él, esto era un problema transitorio. Ahora, puede ser que la realidad se hubiera impuesto y que con este precio del cobre fuera difícil que el ex ministro siguiera hablando de problemas transitorios. Pero él tenía un enfoque distinto y hubiéramos partido mucho más tarde esta conciencia y no habría existido el "realismo sin renuncia". Probablemente habríamos necesitado un ajuste mucho mayor ahora.
-Comparto esa opinión, porque es difícil pensar que la economía logre recuperar un crecimiento razonable. Y la restricción presupuestaria va a llevar a que si este año el gasto público pueda crecer alrededor de 4%, el próximo lo haga en una tasa menor para irse ajustando a la meta que se puso el ministro de reducir el déficit estructural. Mirado desde el punto de vista fiscal, probablemente el próximo año va a ser más complejo que el año en curso. Y hay elecciones presidenciales y parlamentarias.
-Cuando se dieron a conocer los parámetros de tendencia, la opinión generalizada de los analistas -entre ellos me incluyo- fue decir que el precio del cobre era optimista y que el crecimiento de tendencia era más alto de lo que en realidad mostraba. Y hubo mucha información de analistas y economistas diciendo que la situación fiscal era un problema y que no había recursos para financiar el programa.
-Definitivamente. Todo esto que se dijo que los derechos sociales son independientes del crecimiento, la realidad se ha encargado de demostrar que es falso. Los derechos sociales tienen un costo alto. Y sin crecimiento económico no hay ingresos para financiarlos. Así que lo que hay que volver a pensar es que, si el Estado quiere entregar más beneficios, la economía debe volver a crecer y que debemos priorizar a los estamentos más vulnerables en este tipo de criterios. Si mantenemos la idea del derecho social a la educación independiente del estrato económico de la persona, tendríamos que volver al objetivo del 70% u 80% de gratuidad. Y financiar eso nos dejaría sin recursos para financiar el subsidio familiar o programas sociales que todos entendemos que son mucho más necesarios. Los derechos sociales dependen y son en función del nivel de desarrollo de los países.
-Esta es otra incertidumbre que está sobre la economía. La Constitución no puede definir los sueños de lo que todos queremos. Esto tiene mucho que ver con un periodo de bonanza muy largo que tuvo la economía, y que de alguna manera generó la percepción de que se pueden disfrutar beneficios sin el esfuerzo necesario para lograrlo. Lo que la caída en el precio del cobre está haciendo es devolvernos a la realidad. Esta es la realidad de este país y este el precio del cobre que vamos a tener a largo plazo. Lo otro era un ciclo. Y por lo tanto vuelve a primar la noción de que los recursos son escasos. Y si queremos entregar nuevos beneficios tenemos que generar esos recursos. Si queremos derechos, tenemos que partir por los deberes. Es, de alguna forma, un retorno al sentido común.