Techo busca a más jóvenes que luchen por erradicar la pobreza
Combatir la pobreza y luchar por la erradicación de ésta disminuyendo la inequidad social es el desafío con que, día a día, trabajan en Techo-Chile. Y es que sólo en la Región del Biobío, la segunda con más campamentos de todo Chile después de la de Valparaíso, son 157 asentamientos precarios existentes y 8.132 familias viviendo en ellos, donde Techo-Biobío mantiene mesas de trabajo en 31 de ellos.
Los números demuestran que queda bastante por avanzar, pero si hay algo que caracteriza a esta fundación es que es guiada por la motivación de miles de jóvenes que tienen el anhelo de mejorar las condiciones de las familias más necesitadas del país, donde el voluntariado es la piedra angular.
Así lo cuenta el director regional de Techo-Biobío, Nicolás Villanueva, quien explica que para poder mantener y/o aumentar las mesas de trabajo convocar a más jóvenes para que se sumen a esta tarea es un desafío al que se deben enfrentar cada año, sobre todo si se considera que se requiere recambio, pues también hay voluntarios que se retiran de la institución, la mayoría de las veces debido a incompatibilidad de tiempo y aumento de responsabilidades en su vida personal, académica o laboral.
Es por eso que hoy la fundación comienza su campaña anual de captación de voluntarios, que se extenderá hasta el próximo 21 de marzo y cuya meta es sumar a 600 personas en todo Chile, tanto estudiantes secundarios como universitarios. A nivel local, agrega, se requiere sumar a 150 jóvenes que se unan a aquellos voluntarios que trabajan de forma permanente en la Región del Biobío, que son cerca de 300, guiados por un equipo de 19 profesionales.
TRABAJO AMPLIO
Como el voluntariado es el eje central de Techo, el voluntario cumple un importante papel dentro del modelo de intervención, que se basa en el trabajo conjunto entre los profesionales que están a cargo de distintas áreas, los voluntarios y los pobladores.
Al respecto, Pablo Marinao, coordinador regional de Formación y Voluntariado de Techo-Biobío, aclara que la fundación apunta a realizar lo que una comunidad determinada necesita, y que puede variar entre un asentamiento y otro. Así, uno de los roles clave del voluntario es llegar a la comunidad y ser el nexo entre el diagnóstico que como fundación levantan a través de distintos instrumentos, que les permite visualizar cuáles son las problemáticas importantes, para luego transmitirlas a nivel de la organización interna de Techo. Posteriormente, el voluntario es fundamental para poner en marcha las diversas estrategias que se van diseñando para la solución de las problemáticas detectadas. "Si un voluntario logra diagnosticar problemas educacionales en una comunidad, perfectamente podemos diseñar planes de trabajo, que ya están probados a lo largo del tiempo, para ir apuntando a esas mejorar problemáticas", puntualiza.
Es así que lo que un voluntario puede hacer en un campamento es bastante amplio. Desde tutorías y reforzamiento escolar, hasta participar en proyectos de mejoras del entorno comunitario, acompañamiento a las familias en el proceso de búsqueda de solución habitacional, planes de emprendimiento, talleres de aprendizaje popular o acompañar en la postulación de fondos comunitarios.
En la ejecución de un trabajo determinado y considerando las distintas áreas dentro de la fundación, los jóvenes siempre contarán capacitación y acompañamiento. "El llamado que hacemos a los jóvenes es que independiente de los intereses o la carrera que estudien, lo único que basta es que estén motivados, que tengan la convicción, porque espacios de trabajo hay para todos acá", manifiesta Nicolás Villanueva.
MÁS QUE MEDIAGUAS
Si la amplitud respecto al campo de acción es un aspecto que destacan dentro de la fundación, hay un punto en el que Villanueva se detiene. "Quedamos con una imagen marcada, con el tatuaje de las mediaguas, pero Techo dejó de construirlas el año 2009. Lamentablemente, para el 27/F fueron necesarias por la emergencia, y cuando se han vuelto a construir ha sido para situaciones especiales, como el incendio en Valparaíso. Nosotros ahora estamos enfocados en que la familia tenga una solución habitacional definitiva, los acompañamos en ese proceso, y les damos herramientas para que formen una comunidad autosustentable", manifiesta.
De hecho, desde 2009 han entregado proyectos de vivienda definitiva a 11 comunidades de la Región, pertenecientes a las provincias de Concepción y de Arauco, afirma.
AYUDAR Y APRENDER
Considerando lo anterior, es que los jóvenes que se desempeñan como voluntarios consideran esta experiencia como una sumamente enriquecedora.
Nicolás Pino, voluntario en el Programa de Formación y Voluntariado, y jefe de los Trabajos de Verano de Universitarios del 2016, comenzó su relación con Techo a comienzos del 2015 porque tenía la necesidad de aportar donde más se necesitara en Chile, y aunque reconoce que al principio convivía con ciertos resquemores por la imagen que tenía de la organización estando fuera de ésta, al ingresar la satisfacción fue total. "Me di cuenta de que el trabajo era real y de la mano con las personas que lo necesitan, no era asistencialismo, no era caridad, sino que era trabajo en conjunto. Por eso me fui encantando, porque nuestra intervención no se basa en ir a realizar la labor que se nos dio la gana porque teníamos tiempo en las vacaciones, sino que porque son necesidades reales de la gente. Lo que ellos necesitan nosotros podemos ayudar a encausarlo", sostiene.
La misma opinión comparte Paulina Muñoz, voluntaria y actual coordinadora de Formación de Voluntarios de la Mesa de Secundarios. La joven, estudiante de segundo año en la universidad, dice que se unió a la institución cuando estaba en tercero medio después de buscar un espacio donde pudiera trabajar para mejorar las problemáticas que veía día a día, aportando al cambio que el país necesita para poder avanzar. Pero, tras cuatro años de experiencia, no tiene dudas de que ella no ha sido la única que ha entregado algo de sí, invitando a más jóvenes a aprovechar esta oportunidad. "Ha sido una muy bonita experiencia, he aprendido mucho, he conocido mucha gente, he perdido muchos prejuicios. Uno se da cuenta que independiente de los estratos sociales o diferencias hay un montón de gente que puede reunirse para lograr el mismo objetivo", concluye.