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Las bandas locales que tienen argumentos para estar en el festival REC

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A menos de una semana de conocer los nombres que van a engrosar la lista de las 12 bandas locales, que van a participar en la segunda versión del festival "REC: rock en Conce"; en el medio penquista hay algunos que suenan como "fijos", o que deberían serlo, para la cita de los días 12 y 13 de marzo próximo, en el escenario del Parque Bicentenario.

Al respecto, uno de los criterios más decidores es el los años de carrera. Por lo menos, así lo cree Jorge "Yogui" Alvarado, líder histórico de Emociones Clandestinas.

Por lo mismo, dice, que uno de sus candidatos para este año es Kayros. "Cuentan con un trabajo muy bien avalado por lo que vienen realizando estos últimos 3 ó 4 años. Además, cuentan con una importante fanaticada en la zona y el país", señala el compositor de "Un nuevo baile" desde 1987.

El penquista marca un detalle que considera de gran relevancia al respecto. "Tierra fértil", disco editado en 2014, fue considerado el mejor trabajo del 2015 por medios especializados alemanes en el estilo "stoner rock".

"Ahora están mezclando su tercer álbum para lanzarlo en junio, por lo tanto cuentan con material nuevo", comenta Alvarado.

En su selección, acota el nombrado Embajador del Rock Penquista el año pasado, otro de los que no pueden faltar en el REC es Pegotes. "Por la trayectoria y significado que tienen en la escena del punk-rock local. Tienen 20 años de carrera y suman una cantidad importante de seguidores", señala el guitarrista y cantante, para quien Kalule es otro de los imperdibles. "Además de los cuatro discos editados que tienen, tienen casi dos décadas de trayectoria (...) Han hecho del rock mestizo -con raíces chilenas y latinoamericanas- una forma de rescate de nuestra propia identidad", expresa "Yogui".

Algo en lo que es enfático en señalar, es que "este festival es de rock, para levantar la música penquista y no una kermés de bandas escolares. Eso es algo muy importante, que deben tener presente quienes decidan los nombres de los que tocarán este año".

El musicólogo y académico de la UdeC, Nicolás Masquiarán, también apuesta por Pegotes. "Ellos son claros representantes de un punk local más contestatario", señala, además de los años en la escena. "O sea, tienen historia", acota, quien se ha especializado en música popular.

Otro, dice, es Cangaceiro. "Tienen una propuesta musical interesante en cuanto a los recursos musicales y técnicos que proponen", señala sobre la que fue la primera banda penquista reconocida con el Premio Ceres en 2011.

DE LA ESCENA ACTUAL

El propio Masquiarán sostiene que lo ideal es ver en escena nombres con trayectoria, pero también bandas nuevas que aporten musicalmente hablando.

Al respecto, señala, que Mantarraya cabe en este apartado. "Quizás su música sea más compleja de escuchar, a partir de las influencias del rock progresivo (Yes). Es algo opuesta a lo oreja, pero generan mucha empatía con el público actual y también mayor", explica.

Sobre este punto, Bastián Grañas, voz y guitarra de la agrupación; afirma que estar en esta segunda versión sería una oportunidad para mostrar su discurso.

"Sobre todo, a una audiencia que no frecuenta los lugares en los que tocamos regularmente", cuenta, quien apuesta por ver a Pegotes en este evento.

"Ellos tienen la trayectoria y los seguidores para poder hacer un espectáculo memorable en un escenario tan grande como el del REC", comenta.

Otra banda que según el cantante merece tocar en marzo, son Los Insolentes. "Tienen canciones que se ajustan muy bien al formato festival, y es una buena instancia para que puedan llegar a un número grande de oyentes".

Similar opinión tienen Alejandro Venegas, voz de Julius Popper, y Camilo Benavente, bajista de Niño Cohete.

"Los Insolentes han desarrollado un trabajo en forma seria y tienen un sonido muy afiatado, además de ser muy entretenidos. Se nota que lo pasan bien en el escenario", destaca Venegas.

A su colega, incluso, le llama la atención que no hayan estado el año pasado. "Han hecho hartas cosas en los años que llevan tocando (tres). El REC resulta plataforma para mostrar su música, independiente de que ya pronto tengan disco nuevo", dice el bajista.

Para el integrante de Niño Cohete, banda formada en 2010 y actualmente radicada en Santiago, otro de los que tiene que estar presente en marzo es Charly Benavente, finalista el año pasado en la primera temporada de la apuesta de talentos de Canal 13, "The voice".

"Pero no porque Charly haya estado en ese programa, que no es argumento, sino porque tiene un carrera (tres años) y siempre ha sido músico y alguien que ha trabajo en esto. Sin duda ésta es una buena oportunidad para él", indica.

"Carol" o lo complicado que a veces resulta enamorarse

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La novela "El precio de la sal", publicada por Patricia Highsmith en 1952 con el pseudónimo de Claire Morgan, es la base para proyectar una de las historias de amor más delicadas y emotivas vistas en mucho tiempo en nuestra cartelera.

Un argumento sencillo y complejo a la vez, sobre todo desde el punto de vista social: el temor a ser considerada un bicho raro en el Estados Unidos de los años 50, en pleno American Way of Life. Allí lo diferente y que podría ser "dañino" era eliminado, con el fin de mantener esa pretendida imagen de país perfecto e ideal.

De paso, explica el temor de la propia novelista de publicar con otro nombre, y evitar ser considerada una autora lesbiana.

Y es en este detalle -cuidar la fragilidad de la imagen- donde el realizador Todd Haynes (el mismo de "Lejos del cielo" en 2002), pone el foco. Incluso, por sobre la relación amorosa que se construye entre la seductora Carol (Cate Blanchett) y la veinteañera Therese (Rooney Mara). Ambas sienten gran atracción mutua por lo que representan en el mapa de sus propias vidas. Carol es seducida por la mirada menos prejuiciosa de una mujer más joven. Therese, en tanto, se siente cobijada hasta en un sentido maternal por el personaje de Blanchett.

Haynes, realizador con sensibilidad y sentido común, pone en escena los latidos y misterios de una relación amorosa planteada desde una vertiente natural. Ello, aunque el resto no lo entienda o no quiera asumirlo (el marido de Carol y el novio de Therese). Los sentimientos fluyen sin trancas, aunque las consecuencias sean nefastas y el arrepentimiento doloroso.

Estos puntos sitúan a la cinta en la mejor tradición del melodrama (la complicada búsqueda de la felicidad ). Las trabas planteadas en estas dos horas tienen, además, claras influencias de Douglas Sirk. Este director se atrevió sutilmente a poner temas en Hollywood -homosexualidad, racismo y apariencias- en años tan complejos como los 50.

Una bella historia, que sigue el curso de diálogos y situaciones planteadas con elegancia (como Highsmith). Claro que sin olvidar las tensiones dramáticas, que merecían una nominación al Oscar más importante.