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La magia de una tarjeta verde

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Ayer, una de esas mismas tarjetas le fue entregada al pequeño Maximiliano Garrido (9) en reconocimiento por ser el mejor jugador del partido entre su equipo, Miraflores de Curanilahue, frente al de Ríos de Chile de Lirquén, dos de los cuatro barrios vulnerables, junto a Villa Esperanza de Tucapel Bajo y San Vicente de Talcahuano, insertos en el programa de la Fundación Fútbol Más y que impulsa la Liga de Fútbol Más CDF del Biobío. La jornada correspondió a la segunda fecha y se desarrolló en el estadio El Morro de la ciudad puerto.

Y es que la tarjeta verde se ha transformado en una verdadera cruzada social y deportiva y así se vio reflejado en la calurosa jornada celebrada en el mítico reducto porteño con cerca de 200 menores distribuidos en categorías Minis (Sub 13), Niñas (Sub 15), Peques Mixta (Sub 10) e Infantiles (Sub 16). Todos intentando demostrar que, más allá de su talento con el balón, son capaces de superar las vallas y obstáculos sociales.

Así lo explica el coordinador regional de Fútbol Más Biobío, Alfredo Chavarría, quien con una vistosa peluca de colores reflejó el espíritu alegre de la actividad que contó con las familias de los cuatro barrios alentando a sus hijos desde las galerías: "Fútbol Más tiene un trasfondo social de dos líneas. Una es el trabajo en las comunidades a través del fútbol, de promover hábitos de parentalidad positiva y organización. Y la otra línea es el fortalecimiento y desarrollo de la resiliencia en niños, que puedan estar más preparados para la vida a través del manejo de su frustración, de comportarse y distinguir sus emociones y una serie de conductas que promovemos a través del nivel del taller sociodeportivo. Y bueno, el fútbol nos da esas tremendas herramientas".

La primera fecha de la Liga (se realiza una vez al mes) se disputó en cada uno de los barrios y la segunda se decidió realizar bajo el concepto de "Biobío es un solo barrio" en el sentido de unir a las cuatro representaciones. "Al igual que las barras de los clubes profesionales, acá cada uno de los barrios llegó con su propia barra a apoyar a los equipos, en un contexto familiar más allá de los colores y las distancias, que fueran partícipes de una gran comunión como lo es Fútbol Más. Y esta fecha se pudo realizar gracias al apoyo del municipio, del Colodyr y, por supuesto, de nuestros socios", añade Chavarría.

Precisamente, los llamados "socios" cumplen un rol fundamental porque son empresas que apoyan económicamente a cada uno de los barrios. Así, por ejemplo, Gasco financia al barrio de San Vicente de Talcahuano, Arauco y Aguas Late hacen lo propio con el barrio de Miraflores de Curanilahue, Puerto Lirquén apoya a Ríos de Chile de Lirquén de Penco y la Caja de Compensación Los Héroes aporta recursos a Villa Esperanza de Tucapel Bajo de Concepción.

Pero... ¿cómo fueron designados estos barrios? "La Fundación hace una red y ve aquellos vinculados con su colegio y su red de apoyo, la parrilla programática y los indicadores consideradoros vulnerables que nos entrega cada municipio. Y por ahí se determinaron, por ejemplo, barrios que históricamente son considerados más expuestos, como Tucapel Bajo o Miraflores de Curanilahue".

¿Cómo llegan los niños a la Liga? "No son elegidos por quien mete más goles o quién es mejor con la pelota, sino que se valora la conducta resaltada por la tarjeta verde en los entrenamientos, en su comportamiento, asistencia a clases y responsabilidad en el colegio. A lo largo del mes se hace una evaluación y se emite un listado. En definitiva, no es el 'profe' el que elige, sino que es la propia evaluación del mes la que determina a los niños que se merecen estar en esta Liga", precisa.

"La tarjeta verde que se usó en la Copa América es un refuerzo positivo que nosotros lo llamamos nuestro agente de cambio porque invita a ver la vida desde un punto de vista positivo, no desde el reclamo y el pesimismo, sino que resaltando las cosas lindas de vivir el fútbol, de unir y disfrutarlo", añade Chavarría.

"¿Integrar más barrios a futuro? El sueño es ojalá llegar a los cerros de Talcahuano, Centinela, Los Lobos, llegar a más sectores en Curanilahue, llegar a otros barrios en Concepción. Es un difícil camino porque dependemos de esta alianza pública privada ya que los socios ponen el recurso financiero amparado en la Ley de Donaciones. Y ese tremendo beneficio nos permite llevar los talleres gratuitos a los barrios, quienes responden y se organizan. Nos encantaría tener 16 ó 18 barrios a estadio lleno compartiendo unidamente más allá de los colores", agrega.

POR FINAL NACIONAL

La de Biobío es una de las ocho regiones en todo el país que abarca Fútbol Más. En forma paralela también se buscan a los mejores en Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Tocopilla, Región Metropolitana, O'Higgins y Maule. Los ganadores regionales van a la final nacional en Santiago y el año pasado, por Biobío, los mejores resultados corrieron por cuenta de San Vicente (3º en Infantil y 4º en Mini) y Miraflores de Curanilahue (5º en Peques).

Luis Bassaletti, a cargo del equipo de San Vicente, aún recuerda la final en Santiago. "Fue una experiencia súper linda para los niños. Vimos otros barrios que llevan más tiempo en Fútbol Más, con una organización más compleja, liderados por apoderados y no profesores, es decir, funcionan en red, con su propia gente, sus propios monitores, un equipo de coordinación barrial y donde Fútbol Más sólo les facilita la instancia de jugar. El barrio se moviliza solo".

La final nacional es la oportunidad, por cierto, para que veedores de clubes profesionales observen a talentos. Y así como muchos sueñan con llegar a defender una camiseta, otros ya inician ese camino. Ese es el caso de Javier Saldías (14) de Ríos de Chile, que participa en Infantil y ya se encuentra en las inferiores Sub 15 de Universidad de Concepción. "Esta Liga es importante porque nos saca de los problemas. Por ahí me vieron jugar en una escuela de fútbol y me dijeron que me fuera a probar, así que feliz", comenta el lateral derecho.

El pequeño Jean Paredes Zappettini (12) es una de las figuras de su equipo, Tucapel Bajo. "El año pasado perdíamos todos los partidos por goleadas y ahora ganamos en nuestra categoría (Mini) las dos fechas. Así que esperamos seguir así y llegar a la final nacional", comenta.

Los Grez timbran el pasaje olímpico

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Después de dos temporadas de entrenamiento y competencias, el Equipo Grez, integrado por los hermanos Benjamín y Cristóbal Grez Ahrens, logró una histórica clasificación a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, convirtiéndose en los primeros chilenos que participarán en la cita de los cinco anillos a bordo de una embarcación de la clase 49er, una de las más veloces y exigentes del orbe.

Los sobrinos nietos de la medallista olímpica de la jabalina Marlene Ahrens, alcanzaron en la Copa del Mundo de Miami el objetivo de su campaña, que comenzó en enero de 2014, superando por 33 puntos a sus rivales directos por los pasajes, los uruguayos Santiago Silveira y Phillip Umpierre. Un logro que no estuvo exento de dificultades, pues sufrieron dos penalizaciones por partida adelantada que los tuvieron en desventaja de 29 unidades y que los hicieron exigirse al máximo para revertir la situación y quedarse con el cupo sudamericano.

"¡Lo hicimos! En algún minuto parecía que estaba todo perdido, pero nunca bajamos los brazos y pudimos volver a enfocarnos. Estamos felices, orgullosos y agradecidos de todo y de todos", comentó desde Estados Unidos el proel nacional, Cristóbal Grez, de 28 años, quien abandonó su trabajo como Ingeniero Comercial para dedicarse a tiempo completo a este proyecto.

Benjamín, en tanto, se convierte en el velerista chileno más joven en clasificar a dos Juegos Olímpicos (estuvo en Londres 2012 en la categoría 470), una senda que abrió en Atenas 2004 Matías del Solar, en la clase Laser, cuando tenía 28 años y repitió en Beijing 2008 a los 32.