Protección disminuye el riesgo de desarrollar cáncer a la piel
Durante el verano muchos esperan alcanzar un tono dorado en la piel para que luzca mejor con los colores de la ropa veraniega.
Y aunque muchos hablan de "lograr un bronceado saludable", el doctor Javier Montoya, dermatólogo de la Clínica Sanatorio Alemán, afirma que esto no existe y que, por el contrario, el bronceado es un método de defensa de la piel ante el estímulo del sol.
Es que la exposición aguda y/o prolongada al sol u otras fuentes de luz ultravioleta genera riesgos, algo que se exacerbaría en verano. "La radiación ultravioleta genera una alteración en el ADN y este daño es acumulativo. Si bien un porcentaje de pacientes tiene antecedentes genéticos con mutaciones que hacen más cantidad de cáncer de piel, si estoy expuesto en forma constante al sol, sin fotoprotección, este daño se acumula y genera cáncer de piel a largo plazo, y en edades más jóvenes en el último tiempo", explica.
Y las cifras que avalan esto son alarmantes. Según detalla Ernesto Castillo, docente de Tecnología Médica de la Universidad Andrés Bello, datos de la Organización Mundial de la Salud hablan de que en los últimos cinco años la tasa de cáncer a la piel en Chile ha aumentado de 20 a 25 casos por cada cien mil habitantes, ubicándose en el tercer lugar de cáncer más común. "De acuerdo a los pronósticos, en nuestro país una de cada diez persona tendrá algún tipo de cáncer de piel durante su vida", dice.
Ante este panorama, la clave es ser responsable, de la mano de la protección y el cuidado (ver recuadro).
DISTINTOS TIPOS
El cáncer a la piel suele asociarse a lunares, pero Javier Montoya cuenta que existen dos tipos. Por un lado está el no melanoma, que incluye al carcinoma vasocelular y al carcinoma espinocelular, que son lesiones en la piel que no sanan, y que corresponden al 85% de los casos de cánceres a la piel. "Generalmente son pacientes con exposición crónica al sol, lo que provoca tumores epiteliares, y la gran mayoría, sobre todo los vasocelulares, mejoran al hacerse una reserción quirúrgica del tumor", dice.
Por otra parte está el melanoma, que si bien es el menos frecuente, es un tumor bastante agresivo que se origina desde los lunares y que provoca mayor mortalidad. "El melanoma es un tumor derivado de los melanocitos, que son células que nos dan el pigmento y que provocan melanina, que nos protege de la exposición solar (bronceado). La gran mayoría de estos melanomas se da en gente que ha tenido una exposición crónica al sol y un 10% de éstos se da en pacientes con antecedentes genéticos de melanoma", explica.
Por esta razón, en personas con muchos lunares o con antecedentes familiares de cáncer de piel melanoma, es fundamental hacer un seguimiento. "El diagnóstico precoz puede cambiar el panorama. En el caso del cáncer no melanoma, porque tiene un tratamiento menos agresivo desde el punto de vista quirúrgico, y el melanoma, porque hacer un diagnóstico más precoz de lesiones que han ido cambiando en forma sutil permite que el tumor tenga una menor infiltración y un mejor pronóstico", asevera.
PRESTAR ATENCIÓN
Respecto al momento oportuno para consultar sobre un lunar sospechoso, el médico explica que el principal método de screening es el "A, B, C, D, E": asimetría, bordes irregulares, colores distintos, diámetro mayor de 6 milímetros y evolución (un lunar que cambia, que empieza a picar, que sangra). Ante esos síntomas el llamado es acudir al especialista.
Posteriormente, en la consulta, es fundamental un examen físico completo de la piel, que incluye mucosas, boca y uñas. En ese sentido, aclara que no todos los lunares son malignos, pero que es importante evaluar el riesgo que tienen cada paciente, analizando qué antecedentes familiares existen, si tiene síndrome de nevus atípico, si hay antecedentes genéticos de alguna otra mutación o qué característicos tienen sus lunares. "A los pacientes de mayor riesgo hay que seguirlos de manera más eficaz, de una forma más dirigida y constante", apunta.
Detalla que las personas de piel muy clara, de ojos azules o verdes y de pelo rubio o rojo, tienen cuatro veces mayor riesgo de tener melanoma o algún otro cáncer de piel que el resto de la población, por lo que deben poner especial atención a las medidas protectoras. Lo mismo con los niños. "Dentro de los factores más importantes para desarrollar cáncer de piel están las quemaduras solares en la infancia y éstas son responsabilidad de padres y cuidadores. Ahí hay que tener mucho cuidado, porque cualquier quemadura solar con ampolla o eritema aumenta el riesgo de cáncer de piel en el futuro, aunque sea muy mínima", argumenta.