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Felipe VI reinicia consultas en clima de incertidumbre

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El rey español Felipe VI retomó ayer los trámites para iniciar un nuevo proceso de consultas para proponer al candidato que se someterá a la investidura de Jefe del Ejecutivo, en un escenario marcado por la incertidumbre y la falta de un aspirante claro.

El presidente del Congreso, Patxi López, se reunió con el monarca para entregarle la lista de los líderes de los partidos de la Cámara Baja, tras la fallida ronda de contactos de la semana pasada, en la que el Presidente en funciones, Mariano Rajoy, declinó la propuesta del rey, tras constatar que no tiene los apoyos para ser investido.

La nueva ronda de consultas comenzará mañana, sin fecha determinada de finalización.

Desde la renuncia del líder del PP, quien aseguró que solo se retiraba de la carrera presidencia por el momento, todas las miradas están puestas en el líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, que pretenden liderar una coalición junto a Podemos y fuerzas nacionalistas.

El líder socialista inició este fin de semana una primera toma de contacto con los partidos de la oposición, de cara a reunir el apoyo parlamentario para sacar adelante su candidatura.

A pesar de estos movimientos, los socialistas creen que la responsabilidad de formar Gobierno corresponde al PP de Mariano Rajoy en primera instancia, por ser la lista más votada.

El número dos del PSOE, César Luena, advirtió ayer que los socialistas no están dispuestos a lograr la Presidencia "a cualquier precio", y que la preferencia de su partido es gobernar "en solitario" en vez de hacerlo en coalición.

Negociaciones sirias parten este viernes con alto al fuego como prioridad

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Las conversaciones de paz para Siria comenzarán este viernes con negociaciones para un acuerdo de alto al fuego en todo el país como máxima prioridad, anunció ayer el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.

El diplomático señaló que a partir de hoy enviará las invitaciones a los representantes de la oposición para participar en el diálogo, que se llevará a cabo en Ginebra y se prolongaría por seis meses.

El enviado especial de la ONU remarcó que las personas que sufren en Siria confían en que se logren resultados concretos. "Presionaremos para lograr un alto el fuego", agregó.

En ese sentido, dijo que este tema no se debería dejar para el final de las conversaciones entre representantes del Gobierno del Presidente Bashar al Assad y los grupos opositores.

La intención es comenzar en rondas separadas para ir despejando las innumerables dificultades políticas. Después será cuando comiencen las conversaciones directas. "Para ello se necesitará tanta flexibilidad como sea posible", explicó el diplomático.

De Mistura no dio detalles sobre qué grupos opositores serán invitados a Suiza; solo señaló que algunos nombres todavía están en debate y el tema podría esclarecerse en el transcurso de las consultas. "Hemos sido muy cuidadosos y extremadamente concienzudos en asegurarnos de que, si comenzamos, lo hacemos con el paso correcto", declaró.

La base de las conversaciones es un plan de paz que fue aprobado en una resolución de la ONU en diciembre tras meses de conversaciones. El plan contempla la formación de un Gobierno de transición. Cuando haya claridad sobre este tema, se decidirá el futuro de Al Assad.

En un principio las conversaciones tendrían que haber comenzado ayer, pero el desacuerdo sobre la lista de participantes hizo que se aplazaran hasta el viernes.

Antes del anuncio, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, y el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, pidieron a De Mistura que fijara una nueva fecha para las conversaciones tras hablar por teléfono, según se informó desde Moscú.

La discordia la suscitó sobre todo la participación de grupos radicales islámicos, que Moscú y el régimen sirio consideran organizaciones terroristas. También supuso motivo de disenso la participación del partido kurdo PYD, la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, proscrito en Turquía. Moscú quiere que estén en la mesa negociadora.

El Presidente ruso, Vladimir Putin, rechazó ayer las acusaciones de que Rusia dificulta las conversaciones para buscar una solución de paz en Siria. "Nosotros no nos inmiscuimos de forma alguna en los asuntos internos de Siria", aseguró Putin, citado por la agencia Interfax.

Moscú considera que es su labor ayudar al "Gobierno legítimo" de Damasco en la lucha contra el terrorismo. "Queremos ayudar al pueblo sirio y a otros países en la región", aseguró.

El Ministerio de Defensa en Moscú desmintió además informaciones en las que se señalaba que Rusia prevé construir una base aérea no lejos de la frontera siria con Turquía.

Mientras, John Kerry negó que EE.UU. estaba obligando a la oposición siria a participar en las conversaciones de paz en Ginebra mediante amenazas.

Desde que estallara la guerra civil en 2011, más de 250 mil personas han muerto y 4,6 millones de sirios han huido de la violencia del país, según la ONU.

Putin critica a Lenin y lo acusa de poner "bomba de tiempo"

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El Presidente ruso Vladimir Putin criticó ayer a Lenin acusándolo de haber colocado "una bomba de tiempo" bajo el estado soviético y denunció la represión brutal del gobierno bolchevique.

Las duras críticas a Lenin, que sigue siendo reverenciado por los comunistas y por muchos otros en Rusia, son inusuales para Putin, quien anteriormente sopesó cuidadosamente sus comentarios sobre la historia de la nación para evitar alienar a determinados votantes.

A la vez, indicó que el gobierno no tiene intención de retirar el cadáver de Lenin de su tumba en la Plaza Roja y advirtió contra "toda medida que divida la sociedad".

La evaluación que hizo Putin sobre el papel de Lenin en la historia rusa durante la reunión del lunes con activistas partidarios del Kremlin en la ciudad sureña de Stavropol, fue marcadamente más negativa que anteriormente. Putin denunció a Lenin y su gobierno por ejecutar de manera brutal al último zar ruso junto con toda su familia y sus sirvientes, además de miles de sacerdotes y por haber colocado "una bomba de tiempo" en las bases del estado ruso al trazar fronteras administrativas siguiendo las líneas étnicas.

Como ejemplo sobre el legado "destructivo" de Lenin, Putin mencionó Donbass, la región industrial en el este de Ucrania donde estalló una rebelión separatista prorrusa semanas después que Rusia se anexó la península ucraniana de Crimea en 2014. Más de nueve mil personas han muerto en el conflicto desde abril de 2015 y han continuado los enfrentamientos pese a un acuerdo de paz.