Público puede revivir época textil y minera
Un total de 30 imágenes componen la muestra "Retazos de una frontera" desarrollada por el fotógrafo Guillermo Salgado, y que está abierta al público en la sala del Arzobispado de Concepción (al costado de La Catedral).
Se trata de un testimonio sobre el esfuerzo y trabajo de los pirquenes de Curanilahue y el cierre de los textiles de Tomé,
El trabajo de Salgado surge de su inquietud como reportero gráfico por compartir los recuerdos y testimonios de personas que sobreviven en un espacio de tiempo distante y alejado de las grandes imágenes mediáticas.
Para el autor, las imágenes de la textil Frutillares era como ver la extinción de una época. "Me toco escuchar centenares de veces respecto de la gran sastrería de mi bisabuelo en Tomé. Era increíble ver un cambio tan radical, las máquinas se fueron apagando de un murmullo a un suspiro, comentó el ex profesional de Diario El Sur.
Cuenta que desde pequeño vivió entre Tomé y Lota, ciudades diferentes pero con mucho en común. "Tuve compañeros que sus padres trabajaban en la minas de Lota. Luego, al trabajar como fotoperiodista pude retratar a los pirquineros de Curanilahue. Así nació hace años mi interés de comunicar y compartir estas historias de un pasado presente que solo se ve publicado por un día en la prensa", apuntó.
BUSCAR LA IDENTIDAD
Guillermo Salgado realizó esta propuesta expositiva a partir de la obtención de un proyecto Fondart junto a Luis Manuel Aguirre. "De alguna manera, coronó una historia de identidad con el nombre de Retazos de una Frontera", explica el responsable de esta apuesta que estará abierta a la comunidad de manera gratuita durante tres semanas.
- En este relato se reconoce la belleza de la gente de Curanilahue más allá de la cesantía y otras cosas más terribles. Debo decir que las imágenes dicen mucho, pero son las personas las importantes.
- Mi objetivo es que (los visitantes) reflexionen sobre el esfuerzo de pirquineros que bajo toneladas de tierra se ganan la vida. Aquí jóvenes y ancianos se unen para palear, mover carros. Un trabajo bruto y antiguo, donde las máquinas son imperceptibles. Un mundo antiguo y olvidado, que pensamos extinto, pero nos recuerda la fragilidad del trabajo y el progreso.