Nueva guía alimentaria invita a preferir la dieta mediterránea
Reducir el consumo de azúcar, carnes rojas y sal sería la clave de una alimentación saludable, según la última recomendación del Gobierno estadounidense, que actualizó sus pautas tras cinco años desde la última vez que se pronunció al respecto.
En lugar de ese tipo de alimentos, la pauta del Gobierno recomienda privilegiar alimentos que están dentro de la conocida dieta mediterránea, que favorece el consumo de frutas, verduras, proteínas magras y derivados de los vegetales.
La dieta mediterránea pone el énfasis en el consumo de alimentos como las frutas y verduras, los frutos secos y las legumbres, acompañados por grasas de aceites vegetales como el de oliva, nuez, canola y soja.
Esta nueva pauta contrasta con la habitual dieta occidental, cargada hacia las carnes rojas, los productos lácteos altos en grasa y los carbohidratos simples. La dieta mediterránea, en cambio, favorece el consumo moderado de pescado y pollo, granos enteros y poco azúcar añadido.
Investigaciones que han comparado a las personas que consumen la dieta occidental tradicional con quienes practican la dieta mediterránea, han demostrado que los segundos suelen tener una vida más larga, menores tasas de enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.
La pauta nutricional del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos tiene por objetivo la reducción de las tasas de obesidad, enfermedades del corazón, diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas.
LÍMITES
Las recomendaciones le ponen límite al consumo de azúcar en la dieta diaria, que no debería superar el 10%. Asimismo limita a un 10% el consumo diario de grasas saturadas, como carne, mantequilla y lácteos grasos, alimentos que debieran ser consumidos moderadamente.
La guía llama a la sal "nutriente de preocupación", y recomienza a los estadounidenses no consumir más de 2.300 miligramos por día, lo que equivale a una cucharadita de té de sal de mesa.
La Guía Alimentaria se publica desde 1980 y establece estándares nutricionales para los programas federales y estatales de Estados Unidos, como por ejemplo, los almuerzos escolares.
La pauta va incorporando los descubrimientos científicos en la guía que se entrega a los estadounidenses.
El profesor de química y nutrición de la Universidad de Cornell Tom Brenna, quien asesoró al Gobierno para elaborar la nueva guía, opinó en declaraciones citadas por el "Los Angeles Times", que la recomendación más complicada de llevar a cabo que incluye la pauta, es la de moderar el consumo de azúcar. Otra dificultad es reducir la ingesta de sodio.
Un aspecto polémico de las recomendaciones, es que sugiere que los alimentos ricos en grasa contribuyen sólo de manera marginal al aumento de los niveles de colesterol en el organismo y señalan que hacer ejercicio regularmente y controlar el peso, son formas más eficientes de mejorar los niveles.
Ese punto fue rebatido por el Colegio Americano de Cardiología, que incluso presentó una demanda contra los departamentos de Agricultura y de Salud y Servicios Humanos, acusando que la industria del huevo influenció la investigación que derivó en la nueva pauta.
La buena noticia es el que café, que por años ha sido mirado con recelo, fue incorporado entre los alimentos recomendados, destacando que reduce el riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.