Detonación de fuegos artificiales puede ser perjudicial para la salud auditiva
Los espectáculos pirotécnicos cobran protagonismo en la celebración del Año Nuevo. Sin embargo, más allá de lo majestuoso de ver esta explosión de colores en el cielo, para la salud auditiva no lo es tanto, sobre todo si se está demasiado cerca de la detonación.
Álvaro Plaza, director de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián, explica que el ruido asociado a cualquier explosión se caracteriza por ser impulsivo -duración extremadamente corta- y en el caso de los fuegos artificiales puede ser tan pequeña como un centésimo de segundo. "El oído está provisto en forma natural de un mecanismo protector que reduce la transmisión de los sonidos más intensos hacia las delicadas células del oído interno, pero actúa recién después de unos diez centésimos de segundo, por lo cual es ineficaz frente al ruido de los petardos", afirma.
Y es que según afirma Luis Ortega, responsable de Calidad, Formación y Audiología de Gaes Chile; una conversación a un volumen normal genera 60 decibeles; las bocinas en una congestión vehicular, 90; un motor de avión, 120, pero los fuegos artificiales emiten entre 130 y 140 decibeles, intensidades que la OMS menciona como perjudiciales ante un evento único.
DIVERSOS EFECTOS
Y niveles tan altos de ruido inevitablemente dejan sus huellos en el oído. "Si bien la exposición a fuegos artificiales no compromete en lo inmediato la capacidad de entender la palabra, sí queda alterada irreversiblemente la percepción de los detalles más finos de la música, hasta que en algún momento alcance la región de la palabra, poniendo en evidencia para la persona y sus allegados la incipiente pérdida auditiva", dice Plaza.
Los acúfenos o tinnitus, zumbidos o silbidos que se perciben dentro del oído aún en ausencia de sonidos externos y que por contraste son más notorios en ambientes silenciosos, es otro efecto conocido. "Suele aparecer casi inmediatamente después de la detonación, y si bien luego disminuye su intensidad, a menudo no desaparece totalmente", apunta.
Otra consecuencia podría ser la diploacusia, sensación de percibir dos sonidos de la misma frecuencia con dos tonalidades distintas en cada uno de los oídos, dificultad que interfiere con la percepción de la música. Por otro lado, también menciona la hipercusia, la que si bien tiene una definición técnica más compleja, en palabras simples la define como una disminución de la tolerancia a sonidos habituales y naturales del ambiente.
PREVENIR DAÑO
Plaza destaca que el peligro de los juegos de pirotecnia no se restringe a los de gran potencia, pues aún los petardos más pequeños son capaces de producir los trastornos mencionados, especialmente si no se toman ciertas precauciones como no detonar petardos en espacios cerrados (ver recuadro).
Los niños, quienes aún no tienen un sistema nervioso absolutamente desarrollado, y los adultos mayores, que ya padecen labilidad coclear producto del envejecimiento, son los más perjudicados, sostiene el fonoaudiólogo.
Pero, más allá de que haya grupos más expuestos, Luis Ortega afirma que todas las personas deben cuidar la distancia del punto de detonación del espectáculo pirotécnico, ya que mientras más lejos se esté, menor posibilidad de daño por ruido habrá. "Los fuegos más peligrosos son aquellos de alto impacto como por ejemplo, las bombas de luces. Es preferible actuar con seguridad y mantener las distancias, para así evitar cualquier problema debido al ruido o la posibilidad de quemaduras", dice.