Campaña de alfabetización 2015 logra instruir a 783 alumnos en la Región
Con emoción y orgullo, más de 200 personas de la provincia de Concepción recibieron su certificado por participar en la campaña de alfabetización "Contigo Aprendo 2015". Solos o con sus familias, en su mayoría adultos que no habían tomado un cuaderno en años, recibieron un diploma y artículos de papelería cómo símbolo para motivarlos a seguir. La masiva ceremonia se realizó en la Escuela España de Concepción.
Si bien son pocos los que saben los resultados de si fueron promovidos a quinto año básico o si pasaron alguno de los niveles que se cursaban, hasta cuarto básico, todos dijeron haber aprendido algo.
CAMPAÑA
Según explicó el seremi de Educación, Sergio Camus, quien además entregó los diplomas, esta campaña nació en el "primer gobierno de Michelle Bachelet en 2003, y se ejecutó hasta el 2007 aproximadamente. Se retomó por un año y se interrumpió hasta la vuelta de la presidenta como parte oficial del Ministerio de Educación".
Por ahora la campaña -que en la Región tuvo este año 1.100 cupos, de los que se completaron unos 783- ayuda a cursar hasta cuarto básicos, permitiendo en siete meses pasar todos los niveles o sólo uno, dependiendo de la situación de cada estudiante. De la provincia de Concepción participaron 252 personas.
Luego, según explicó el seremi, las personas que quieran continuar con sus estudios pueden acceder a otros mecanismos. Camus se refirió a las modalidades flexibles o regulares, de las cuales se puede conocer en las oficinas de la Seremi de Educación (calle San Martín Nº1062, Concepción).
Además, las autoridades hicieron un llamado a participar el próximo años, y donde profesionales de cualquier área puede colaborar, recibiendo también un aporte.
LUCHA POR SABER
En el lugar de la ceremonia se evidenciaba la ansiedad y nerviosismo de los estudiantes, que lograron serlo en su mayoría, muchos años después de lo común. Orgullosos de haber terminado el proceso, los alumnos siempre destacaron la paciencia de sus profesores, una característica vital a la hora de no desertar.
Teolinda Quilodrán (66), de Concepción, cursó tercero básico y fue una de las pocas que ya tenía el resultado de los exámenes, los cuales, según su profesora, aprobó. Sin fechas claras, la mujer que desde niña está en silla de ruedas, explicó que no creció con sus padres, lo que habría afectado la posibilidad de estudiar.
"Me internaron en una escuela de monjas y (no recuerdo que) ellas me enseñaran a leer o escribir. Estuve muchos años ahí", dijo Teolinda.
Sobre el cambio en su vida, donde en el lugar de la ceremonia indicó hacia un cartel y logró leer "Contigo aprendí", intentaba demostrar su alegría y orgullo por lograr unir "algunas letras". "Es bonito esto, la profesora se portaba muy bien, explicaba bien y tenía mucha paciencia (ríe)".
La docente a la que se refiere Quilodrán es la voluntaria Valeria Oyarce, asistente social de profesión, y a quien le impresionó evidenciar "que todavía se ve esto, de que hay tanta gente que no sabe leer ni escribir".
Además, la asistente social comentó que en las conversaciones con sus cuatro alumnos, "se conocían las experiencias, porque vivían en otros tiempos, donde se daba harto el machismo, y que los papás no los dejaban estudiar porque no era algo importante".
En tanto, para María Luisa Silva (34) de Coronel, había postergado sus estudios por temas familias, un matrimonio complejo y la necesidad de trabajar. No obstante, después de su separación, sus hijos fueron la motivación necesaria para querer algo mejor y estudiar en estos siete meses, de primer a cuarto básico.
"Es una oportunidad que esperé por muchos años por consecuencia de mi matrimonio. Quiero seguir estudiando, salir adelante, esforzarme por mis tres hijos", explicó María Luisa, quien estaba con su pequeña Ashley Flores.
De San Pedro de la Paz, Julia Sánchez (49), es otra mujer con una historia de sacrificio. No creció junto a sus padres y quienes la tenían a su cargo la dejaron sin estudios en los 70. Hasta ahora, y si bien había intentado estudiar, desistía de la opción porque los profesores avanzaban muy rápido.
"Cuando niña no pude estudiar, después fui mamá y luego seguí trabajando, lo que hago desde los 12 años", sostuvo Sánchez.
EDUCACIÓN ESPECIAL
En la campaña también participaron personas con algún grado de problemas mentales. Una de las profesoras a cargo, Lorena Salgado, docente de Educación Física, explicó que en el Centro de Salud en San Pedro de la Paz, donde hizo clases, fue primordial recibir el apoyo de los demás profesionales, "por el temor de que a los alumnos les pasara algo (en clases)".
Salgado comentó que con el aporte, de unas 3 UTM, compraba galletas o algo similar para que después de cada clase los alumnos compartieran, ya que el conocerse ayudaba al proceso.
Además, la profesora destacó la importancia de saber que cada uno tenía sus metas. Por ejemplo, uno de sus alumnos, que sufre de ataques epilépticos, Marcelo Valladares, feliz explicó que ya sabía su número de rut y escribir su nombre.
La profesional hizo un llamado a que quienes estén interesados en ayudar se integren a la campaña, en la que ella ha participado como estudiante universitaria, y ahora como docente titulada.