Secciones

El trabajo y la Navidad

E-mail Compartir

En el año 350, el Papa Julio I pidió que se celebre el 25 de diciembre el natalicio de Jesús, fecha en la que los romanos celebraban el Natalis Solis Invicti o Nacimiento del Sol invicto.

Por la misma fecha estaba Saturnalia, festival en que los romanos posponían todos los negocios y guerras, y realizaban intercambio de regalos y liberaban temporalmente a sus esclavos. Así, la fiesta del solsticio de invierno en el hemisferio norte -a grueso modo- se convirtió en la Fiesta de la Navidad para el mundo Cristiano.

En estas festividades se celebraba, básicamente, el fin del invierno. En un contexto agrario era el regocijo por el renacer de la vida y la pronta llegada del buen tiempo, la fiesta del predominio del sol y la luz por sobre la noche y la oscuridad.

Hoy, en nuestro contexto laboral, ¿cómo podemos darle sentido a una fiesta que tiene tantos matices y sincretismos? Bien podría ser un tiempo para celebrar los logros y bonanzas del año, los aciertos y el término del ciclo laboral; o en otros casos, el momento para recomenzar, calibrar el curso y retomar el rumbo.

Desde las empresas y jefaturas incluso se espera un rostro más amable. Gestos como la "caja de Navidad", aguinaldo, gratificación o dar libre el día 24, son bienvenidos, y retribuyen con un mayor compromiso. Seamos más como Ebenezer Scrooge -protagonista de Cuento de Navidad (1843) de Charles Dickens- quien se dejó tomar por el "espíritu de Navidad".

Como en Chile la Navidad tiene aún mucho del sentido Cristiano ¿por qué no dar gracias por nuestros trabajos? Y si no es lo que quieres ¿por qué no atreverse a nacer de nuevo en otro lugar? Este tiempo invita a abrirse a agradecer, en la sencillez del pesebre, por los sueños que tienes. Lleva el pesebre y/o los arreglos navideños a tu trabajo y haz un gesto concreto con ellos.

La fiesta en nuestro contexto conserva la costumbre de regalar. En los espacios de trabajo, donde compartimos muchas horas y desafíos con otros, propiciemos espacios de encuentro y regalo. Bienvenido el amigo secreto para traerle un presente a ese o esa persona con la que se comparte a diario el desafío de trabajar.

Para aquellos que luchan por condiciones laborales más justas, la Navidad regala la certeza de la fuerza que tienen los pequeños brotes. Un delicado niño es el origen de uno de los cambios más grades del que tenemos registro. Tu inquietud puede ser el brote de una transformación, confía en ese nuevo nacimiento.

La Navidad es un tiempo para confiar en la fuerza de la vida que se abre paso, a pesar del duro, frío y oscuro invierno.