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La Navidad y el fomento de la lectura en la familia

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Es un lugar común, y suele ser ya tedioso, afirmar que un tercio de los estudiantes chilenos no logra leer comprensivamente un texto; de hecho, existe evidencia suficiente que lo corrobora. También es un tópico asociar las deficiencias en lectura al sistema escolar y a la dependencia administrativa, pese a que de acuerdo a los resultados de la prueba Pisa, los estudiantes de establecimientos particulares en Chile logran un puntaje promedio en la prueba de lectura apenas superior al promedio de la Ocde, pero más bajo que el promedio de los estudiantes de países con mejores desempeños. Es decir, incluso los estudiantes más aventajados de nuestro país, aquellos con mayor capital cultural y que asisten a establecimientos particulares pagados, muestran un desempeño que no alcanza el promedio del de estudiantes de los países con mejores resultados.

Lo anterior debiera interpelarnos más allá de una reflexión y acción en relación a las políticas educacionales del país (lo que, de todos modos, no es trivial). Debiera conducir a las familias -independiente de su capital cultural y de la dependencia administrativa del establecimiento en que matricula a sus hijos- a preguntarse si están promoviendo en las nuevas generaciones una genuina proximidad con la lectura, una relación natural con esta actividad tan singular y de efectos tan dramáticos. Traspasar esta responsabilidad a la educación formal -la evidencia es irrefutable- es generar una deuda.

¿Hacen algo padres y madres para fomentar la actividad lectora de sus hijas e hijos? ¿Qué hacen los padres? ¿Es suficiente? ¿Qué más podrían hacer?

El periodo de Navidad me parece sumamente propicio para disminuir esta deuda. Incorporar los libros en la tradición navideña familiar puede ser una acción estratégica, a mediano y largo plazo, para inocular el interés y encanto por la lectura en nuestros hijas e hijos, obsequiar un libro de acuerdo al nivel de desarrollo cognitivo, extrapolar esta acción a sobrinas y sobrinos, instalar una tradición literaria dentro de la tradición navideña. A la distancia de las décadas, aún puedo desempolvar el recuerdo de mi padrino apagando el motor de su vehículo al arribar, indefectiblemente cada 25 de diciembre, a nuestra casa con un libro envuelto en papel de regalo para cada uno de mis hermanos.

Desde luego, no basta con la Navidad. Pero es un buen momento para partir. Es posible añadir los cumpleaños, el inicio de clases y las vacaciones. Fortalecer la actividad lectora es una labor principalmente de los padres y un legado para las futuras generaciones.

Simples preparaciones enriquecerán su mesa

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Diversos son los motivos que hacen de la Nochebuena una ocasión importante y especial para las personas.

Y más allá del origen religioso de la Navidad que durante la noche del 24 de diciembre celebra la víspera del nacimiento del Niño Jesús y la creencia en ésta, se trata de una fecha que muchos aprovechan para disfrutar amenos momentos en la compañía de los seres queridos, ya sea la pareja, familia o amigos más íntimos.

Es así que además del intercambio de presentes y de acompañar a los más pequeños en la aventura de descubrir qué obsequio le trajo el Viejito Pascuero, uno de los ritos más arraigados en las tradiciones es la de compartir una cena.

Es por eso que cada año muchas de las energías están puestas en la elaboración de un menú para deleitar a los comensales.

Es que los amantes del arte culinario saben que la cocina es una forma de entregar cariño a través de deliciosos platos, pero a veces escasean las ideas y muchos aún no saben qué prepararán mañana.

Para ayudar en esta tarea, Nathaly Muñoz, chef y coordinadora de Gastronomía Internacional de Duoc UC sede Concepción; Peter Thomen, chef instructor de Inacap Concepción-Talcahuano; y Gisela Ojeda, chef instructora de Gastronomía de Santo Tomás Concepción; entregan distintas recetas para platos de fondo que son simples de preparar, que utilizan productos fáciles de conseguir, pero con toques que marcarán la diferencia (ver recuadros).

El consejo es no olvidar que la dedicación y el amor serán siempre sus ingredientes pricipales.