Los pro y los contra de la transmisión de los Ceres
Éste debería ser un año de evaluaciones, reflexión y puestas al día en pro de mejoras definitivas al momento de asumir la transmisión televisiva de los Premios Ceres a las Artes del Biobío. Y aunque claramente en este quinto año hubo aciertos, que sea en vivo no debería transformarse en un problema para la gente de Canal 9.
Sin embargo, es en este punto donde se notan las mayores debilidades de la puesta al aire. Son esas cuestiones técnicas, imágenes congeladas, negros y temas sonoros que -entendiendo que se analizan previamente- no pueden darse en tiempos de tanto "zapping". El televidente se cambia de canal sin pena.
En ese sentido, tanto la organización de los Ceres como el equipo a cargo de su televisación -la dirección fue de Nilson Pereira- deberían tener claro -antes- si quieren que esto sea una ceremonia, un programa de televisión o la (mera) transmisión en vivo de esta cita.
Acá el foco está puesto en la jornada de entrega de reconocimientos (este año 15). A partir de ésta, notamos se ajustan los tiempos, planos, animadores y formas al aire, lo cual finalmente puede jugar en contra del producto.
¿ES O NO ES TELEVISIÓN?
Una cosa fue el evento en Casa de Salud, donde se notaba relajo y agrado por parte de los premiados e invitados. Sinceras se sintieron las palabras de Rodrigo Álvarez, como naturales las salidas de contexto de Ignacio González en sus lúdicas intervenciones.
Ahora, el programa, la transmisión televisiva en vivo, mostró otra cosa. Así, los planos resultaron demasiado parejos y hasta monótonos al momento de contener a los animadores: Romina Marchetti y Yusef Hadi. Siempre en plano americano, medio o general fueras de contexto. Hasta fue incómodo verlos parados a un costado del escenario, mientras se efectuaban los shows.
También se notó muy poca continuidad y coordinación de piso al momento de entregar los premios. Se notaba una aglomeración de personas dispuestas en un plano muy reducido para el contexto, sumando la nula visión de tomas/insert del público en el lugar. Generó una sensación de lentitud y falta de dirección al aire.
Por ello, es fundamental que en futuras versiones esto se asuma como un programa de televisión. Es decir, la puesta en escena e invitados jueguen a favor de los 90 minuto al aire. Para ello, incluso, deben sacarle partido a las limitantes del escenario al momento de estar al aire.
Por lo mismo, televisivamente hablando no se puede partir con Pausa. No hay duda de lo interesante de la propuesta musical de Milko y Adrián Rosales. Sin embargo, se apreciaba muy "abstracta" para los parámetros televisivos de las 21.30 horas. Sobre todo, si la idea es conquistar una audiencia distinta a la propiamente interesada en los Ceres.
Por mucho que este sonido de tintes electrónico/regionales funcionara como introducción de la ceremonia en Casa de Salud, el discurso televisivo requiere de otra cosa para enganchar a quien está al otro lado de la cámara: el telespectador.
Respecto a los animadores, a diferencia de versiones pasadas, cumplieron su rol hasta en el detalle de las tarjetas. Se notó ensayo. Mucho más que Hadi, el contenedor de la dupla de "Nuestra casa", acá los aplausos son para Romina Marchetti: segura y en sintonía con el discurso de la jornada. Atenta y con ángel, es hoy uno de los rostros con más proyección de la pantalla local
Otro buen detalle, aunque deben controlar sus tiempos al aire, fue el backstage de Matías Vera. El notero se tomó el tiempo para saber a quien tenía al frente en cada una de sus intervenciones.