No podía ser de otra manera: El despertar de una nueva saga
Los aplausos espontáneos que emergen cuando se escuchan los primeros acordes de John Williams y se describe el contexto de este episodio VII de "Star Wars: el despertar de la fuerza"; dejan clara una cosa: podrán pasar los años, pero el fanatismo late profundo entre quienes crecieron con la franquicia de George Lucas inaugurada en 1977 con "Una nueva esperanza", el capítulo IV.
De ahí, los 136 minutos de metraje se enfocan en contar lo que ocurre 30 años después con la llamada Alianza Rebelde, devenida ahora en La Resistencia. Ahí está el asunto, el combate en el Imperio Galáctico tiene para un buen rato más. El mal gira ahora en torno a la figura de Kylo Ren (Adam Driver), quien tiene una vinculación con Darth Vader más allá de la máscara.
Digamos que no conviene contar más de la trama. Esto, respetando el deseo de muchos de no conocer detalles que en el texto no tienen la relevancia que sí encuentran en la pantalla.
VOLVER AL PASADO
El foco acá debe estar puesto en la construcción de un relato audiovisual que cuenta con la presencia de Lawrence Kasdan. De hecho, los guiones de "El imperio contraataca" (1980) y "El retorno del Jedi" (1983) fueron de su responsabilidad.
El detalle indica la conexión en tono "remake" que tienen con esta séptima parte. También, con ese valorable aspecto en el cine del siglo XXI de interesarse en contar una historia más que mostrar efectos especiales. Es decir, en el "Despertar de la fuerza" la tecnología no es el fin, sino que el medio por el cual el director J.J. Abrams ("Misión Imposible III", "Star trek" y "Super 8", entre otras realizadas desde el 2006) plantea lo que ocurre tres décadas después de la clásica trilogía.
El latir está orientado hacia los personajes de antaño. Claro, más añosos, pero con la vitalidad tan necesaria para seguir sintiéndose acompañados por la fuerza, suerte de mito para las nuevas generaciones presentes en la obra.
En ese sentido, más que el stormtrooper Finn, Rey (recolectora de chatarra con sus cartas bajo la manga) e, incluso, Kylo Ren como antagonista; los que brillan son Luke Skywalker, Han Solo, Leia Organa, Chewbacca, R2D2 y C-3PO. Un sexteto esperado hace más de 30 años por fans, que no han dejado de encantarse y verse seducidos por la proyección y presencia de estos seres en su inconsciente generacional.
Lo anterior, quizás, es el detalle que mejor explica el goce que van a encontrar los incondicionales de la saga al ver nuevamente a sus grandes héroes. Y sí, se les nota el paso del tiempo, los años y las marcas en sus rostros. Detalles, finalmente, que le otorgan un sentido más humano a la película.
Incorpora esa sensibilidad que mucho del cine de acción presente pierde en su obsesión por mostrar el físico más que el interior y quedarse en el trayecto sin entender la vitalidad de los diálogos.
Considerando que este capítulo puede leerse como el inicio de una nueva saga/remake de la primera, es el aura de los personajes se mantiene, insisto, el perfil humano donde fluye sangre por las venas.
FAMILIA Y NOSTALGIA
Un aspecto que vale la pena observar, también, es que lo marcadamente masculino de la primera trilogía -explicado, porque ahora todos estamos más grandes- se observa en una cuestión filio paternal. La lógica adrenalina de los personajes "jóvenes" es la calma de los mayores, bien representada en el actuar de Leia y Solo. Desde el recuerdo a sus años de pareja, la idea en torno a la familia transita por todo el metraje. Aquello se proyecta a una época, además de violenta en la ficción, también en el plano real.
La gracia es que Abrams -de actuales 49 años- no cae en sensiblerías innecesarias. Mantiene (o por lo menos trata) su punto de vista centrado en las carencias que surgen cuando las personas se ven enfrentadas a situaciones extremas, tema que viene desarrollando desde "Lost", al aire entre los años 2004 y 2010.
Sin embargo, y se justifica, por ahí surge el lado "fan" de un realizador que también creció con "Star wars". Y se maravilló con los vuelos del Halcón Milenario, también protagonista de una cinta nostalgias que laten muy a flor de piel.