Códigos éticos que unen a las izquierdas y derechas
Existen unos códigos de sabiduría que nos rigen implacablemente a todos nosotros: ciudadanos chilenos que amamos y disfrutamos nuestro caro país; nos rigen transversal, diagonal y hasta paralelepípedamente incorporándonos por medio de la mejor democracia, en sus dominios y desde capitán a paje. Podríamos indistintamente llamarlos nuestros principios de ética, o bien nuestros estímulos sociales, o bien nuestro patrimonio social intangible. Ello explicaría aquello que poéticamente vislumbró nuestro poeta Nicanor Parra, resumiéndolo en unos versos muy simples pero muy poderosos y es aquello de que "la izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas", representando con este poema sólo una veta de las múltiples redes que nos conectan.
Entre esos códigos conectivos comunes a izquierdas, derechas y múltiples vías del centro medio o del medio centro, existen como para el bronce: Después de esta vida no hay otra, así que a robar y a gozar que el mundo se va a acabar"; "lo comido y lo bailado no me lo quita nadie, y no te preocupes que mañana será otro día, total, la cuenta la paga Moya.
¿Y dónde está Moya?, sepa Moya dónde está, puesto que el que nace chicharra muere cantando; todo esto enmarcado con el mandato principal y es que no se note pobreza ya que a río revuelto, ganancia de pescadores.
Por otro lado, y para equilibrar la balanza, también contamos con códigos neutralizadores y conformistas aplicables, particularmente, a nosotros, los otros: los integrantes del rebaño y que somos mayoría, con aquello de sí en este mundo todo se paga; desnudos llegamos y desnudos nos vamos; dichosos los pobres de este mundo porque de ellos es el reino de los cielos y siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo, mientras…deja que los perros ladren, porque es señal, Sancho, de que vamos avanzando.
Sin embargo, la más genial de estas capsulitas de sabiduría popular es la personalizada por el retoñito nacional: Soldado que arranca, sirve para otra guerra, y sobre todo utilizando pasaporte diplomático. Genial: porque si alguna vez nos trasmitieron que nuestro Chile era un larga y angosta faja de tierra, habrá que modificar la geografía, porque con el tiempo, así como vamos, se va a transformar en una olleta redondita y rechonchita con un gran cocimiento de habas, por aquello de que en todas partes de cuecen habas, sobre todo ahora, atendiendo a las rapaces demandas de nuestros vecinos.