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Las preguntas que surgen antes de conocer resultados PSU

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El periodo previo a rendir la PSU suele caracterizarse por expectación ansiosa, existe el deseo de que llegue pronto el día de rendir la prueba y enfrentar esa situación. Luego, la espera por los resultados puede resultar aún más compleja. Esto se debe en parte a que los resultados deberían ser entregados lo más cercano temporalmente al momento de la evaluación, ya que -como todo principio del aprendizaje- para que se cumplan los objetivos debe haber una adecuada retroalimentación. Es decir, se requiere conocer no solo los resultados, sino que además conocer y reflexionar sobre los errores y aciertos.

Estos aspectos no son resguardados en la PSU, ya que no sólo se desplaza la entrega de los resultados, sino que no es posible conocer en qué aspectos se cometieron errores, lo cual permitiría explicarnos el porqué de ese puntaje. De esta forma, luego de rendir la prueba, se presenta una larga espera que, para el caso de los adolescentes, se caracteriza por una serie de fantasías respecto de lo que podría pasar. Esto puede variar desde pensar que se obtiene puntaje nacional hasta fantasías catastróficas en las cuales no sólo se logra un bajo puntaje, sino que éste condiciona el futuro.

En este escenario, las fiestas de fin de año permiten enfocar la atención en actividades que permiten, no distraerse y disfrutar en un entorno afectivo, pero inevitablemente los padres, amigos y familiares suelen preguntar: ¿cómo te fue?, ¿qué vas a hacer?, ¿qué vas a estudiar?, ¿cuándo salen los resultados? o ¿estás postulando a becas? Esto, además de hacer presentes los temores y expectativas del adolescente, suele generar molestia, ya que es difícil tomar decisiones y planificar el futuro cuando no se dispone de información.

Entonces, ¿qué hacer?, ¿debemos evitar el tema?, ¿debemos decirle constantemente que lo apoyamos?, ¿debemos decirle que no es importante la PSU? o ¿decirle que existen otras opciones? Es difícil tener una respuesta clara y siempre efectiva para todos los casos, por tanto, más que decirle qué hacer o qué va a pasar, es importante que recordemos lo que a nosotros nos pasaba cuando enfrentamos una situación similar, esto nos permite no empatizar con él y nos orienta respecto de qué hacer. No debemos olvidar que cualquier decisión importante requiere tiempo y apoyo de nuestra parte. Participar de sus intereses, comentar en familia el día a día, responder las inquietudes que nos presentan, realizar actividades al aire libre y, al momento de hablar del tema, hacerlo desde nuestra experiencia, ya que al igual que ellos también estamos ansiosos, expectantes y deseosos de que sea el mejor de los resultados.

Es positivo tomar conciencia de que ellos y nosotros -sus padres, amigos y familiares- esperamos lo mismo, tenemos similares temores y queremos conocer lo antes posible el resultado. Si bien puede ser repetitivo, lo que define al adolescente no es el resultado de la PSU, lo que amamos de nuestros hijos no son sus éxitos, ni logros, los amamos a ellos e incondicionalmente estamos para apoyarlos. Así como estábamos presentes para levantarlos cuando aprendían a caminar, celebrábamos sus primeras palabras, los abrazábamos cuando despertaban con pesadillas y los tomábamos de las manos para cruzar la calle, estaremos con ellos para verlos hacerse adultos, evaluar sus opciones y posibilidades frente al resultado de la PSU, presentarles opciones y hacerles sentir que estamos con ellos y para ellos.