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Clásica agrupación penquista cierra el "Jazz, vinos & blues"

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Mario Soto, creador y productor general de "Jazz, vinos & blues", confiesa que el año que ya termina le dejó un buen sabor en relación al ciclo musical 2015.

Y ello, dice, apela a la gran cantidad de estilos y variantes que presentaron este noveno año en el escenario de Marina Club Discotheque. "Tratamos de abarcar la mayor cantidad de estilos para jugar con públicos distintos. Tuvimos hot jazz, rock, blues, jazz fusión, moderno, gospel y músicos penquistas", señala el gestor de la iniciativa iniciada en 2007 en la Alianza Francesa de Concepción.

En esta línea se pone también el último invitado. El jazz en su más tradicional expresión de la mano de un nombre emblemático de Concepción: Dixieland Jazz Band.

La banda formada hace 57 años va a tocar en el espacio del casino, a partir de las 20 horas. En alrededor de 90 minutos, adelantaron, van a mostrar un show dividido en tres partes. En la primera van a estar nombres históricos de la música y el jazz penquista, como Carlos Schmidlin (piano) integrante de la Dixieland desde los años 50, Francisco Martínez (clarinete) Camilo Sandoval (trompeta), Ramón Cifuentes (trombón), Alejandro Ugarte (contrabajo), José "Pepe" Aguilera (banjo) y Carlos Castillo (batería).

El segundo segmento se van a unir invitados representando a los músicos y jazzistas más jóvenes de la capital regional: José Sánchez (trompeta), Carlos Stöckle (clarinete), Álvaro Stöckle (piano), Daniel Freire (trombón), Jorge Arriagada (batería) y Rodrigo Álvarez (contrabajo).

"En la última parte nos vamos a unir todos en una gran jam session con características de carnaval callejero como si estuviéramos en las calles de Nueva Orleans. La idea es terminar el año jazzístico de Conce con una gran fiesta", adelantó Daniel Freire, productor musical del tradicional conjunto.

PÚBLICO FIEL

Con una convocatoria que promedia las 500 personas desde la primera cita en abril pasado, en la producción del ciclo queda bastante conformidad con lo realizado, sobre todo, al tratarse de un año complicado en términos económicos y por la diversidad de ofertas.

"Teníamos claro que éste en particular era un año difícil para producir eventos, mas aún con la gran competencia, sana por lo demás, que hay semana a semana en distintos bares o pubs, donde se hace mucho jazz", explica Soto.

La ventaja, acota, es que tiene su sello. "Tratamos de que la parrilla musical sea interesante y hasta el momento la gente nos sigue acompañando positivamente mes a mes", indica.

- Generalmente, se amarra entre febrero y marzo de cada año, dejando algunas fechas abiertas para invitados internacionales. Producto de la crisis del país, que no es ajena a nadie, además del alza del dólar; tuvimos que bajar a un artista internacional (blues). Además, previa conversa con muchos de los invitados tuvimos que hacer ajustes para que todos quedásemos conformes.

- Se nos viene un gran desafío, mantener y superar las expectativas de los años anteriores. Ya estamos trabajando en ello aunque tenemos claro que igual se nos viene un año difícil. Este evento depende mucho de nuestros auspiciadores y media partners, esperamos contar con ellos nuevamente.