La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, exigió ayer que el proceso que definirá si será sometida a un juicio -que podría terminar en su destitución- concluya "lo más rápido posible", pues el país "no puede quedar esperando" por una decisión.
En una conferencia de prensa, Rousseff abogó porque el Congreso suspenda el receso que tiene previsto entre los próximos 22 de diciembre y 2 de febrero, de modo que avance el complejo proceso para determinar si debe responder a un juicio político.
"Creo que no debería haber receso, pues vivimos un momento en que no tenemos el derecho de parar al país hasta el 2 de febrero", dijo la Mandataria según consignó EFE.
Rousseff consideró "justo y legítimo" que las cámaras legislativas descansen durante las fiestas de fin de año.
Sin embargo, apuntó que "el Congreso puede volver a funcionar a inicios de enero, retomar su actividad y juzgar todas las cosas que están pendientes".
La Mandataria insistió en que las maniobras fiscales que el Gobierno realizó para maquillar sus resultados del año pasado, que según los órganos de contraloría del Estado fueron "irregulares" y continuaron en 2015, no bastan para iniciar un proceso de destitución.
De todos modos, subrayó que esas cuentas deben ser sometidas a un análisis y ser aprobadas o rechazadas por la Cámara de Diputados y el Senado. Según Rousseff, Brasil "tiene una democracia pujante, con unas instituciones sólidas" que deben actuar dentro del estado de derecho.