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Control de gestión

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De acuerdo a la última encuesta realizada a más de 120 empresas chilenas por la Red Chilena de Controllers, la mitad de estos trabajadores en Chile piensa que no se percibe el valor de su trabajo, teniendo como principal problema la pérdida de tiempo en crear informes inútiles y en la coordinación con otras áreas de la empresa.

Esto comprueba que existe un gran desconocimiento sobre el real rol del controller dentro de una organización. En los últimos años, las grandes compañías de sistemas de información han realizado inversiones para incluir en su portafolio de aplicaciones potentes herramientas de apoyo al control de gestión.

Sin embargo, generalmente sólo las grandes multinacionales han iniciado proyectos en este sentido y, por tanto, la función del controller implica desarrollar sistemas de información a medida, lo que ocupa demasiado tiempo para construir la información, dejando poco para al análisis y menos para lograr impacto en los equipos y superar la gestión del cambio.

En Chile hay excelentes profesionales, muy capacitados y con una visión clara de cómo aportar valor con su trabajo. Sin embargo, los requerimientos de las organizaciones se centran demasiado en los aspectos meramente contables y de análisis de costes, perdiendo gran parte del potencial que se podría pedir a este profesional.

Si bien el 80% de las empresas encuestadas creen que la percepción del controller ha cambiado en los últimos tres años, la mitad de ellos en Chile piensa que no le proporcionan la información necesaria para realizar su trabajo y tampoco le han eliminado sus tareas rutinarias.

Informar para la tolerancia

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Tras los atentados en París nos hemos llenado de mensajes y correos que llaman por una u otra causa: éstos, aquéllos, ser intransables para conseguir paz… Nuestros smartphones están saturados de imágenes cruentas, cadenas que replicamos, noticias sobre los ataques y la contraofensiva.

La ciudad de la luz se bañó de negro, pero ¿cuántas veces somos nosotros mismos, desde las privilegiadas tribunas a las que accedemos en el rol de periodistas, los que colaboramos con tintes de insidia?

¿Cuál es nuestra misión como comunicadores? ¿Qué tipo de mensajes son los que hacemos llegar a nuestros lectores?

Pareciera que estamos educando en extremos. Posiciones rotundas -que pueden ser o no válidas- permean y alimentan ideologías que llevan a un desconocer humano, porque ya no estamos reconociendo en el de al lado a una persona, a un semejante.

Lo decía un ingeniero en tránsito, a propósito de las faltas que se viven diariamente en la vía pública: "Nos estamos acostumbrando a pasar a llevar a los demás y eso se ha trasladado también a las calles".

No siempre los grises son señal de falta de compromiso. Por supuesto que podemos hablar desde nuestros valores, pero tan legítimo como aquello es dar cabida a otras miradas, mostrando ángulos, apertura y respeto.

Hace pocas semanas visitó Chile Patch Adams, el médico conocido mundialmente por ser el creador de la risoterapia, promoviendo la alegría como la forma correcta de vivir. En una de sus charlas preguntó si algún colegio dedica un mínimo de tiempo a enseñar sobre la importancia del amor, entendido como la preocupación y el cuidado por el otro. Ni Chile ni los otros ochenta países que él ha visitado lo hacen.

¿Y nosotros? ¿Qué transmiten nuestros reportes? Y cada uno de nuestros lectores, ¿qué hace con la información que repleta sus jornadas?

Fomentar absolutismos está moldeando una sociedad tuerta, parcial e intolerante, que sólo ve un enemigo al frente, en vez de buscar el reflejo; que destaca la diferencia como una oposición, en vez de darse cuenta que el dolor de perder a un hijo desgarra el alma, ya sea de un sirio, de un francés o de un ciudadano del mundo.

Seguridad vial: el desafío que Chile debe cumplir

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A pocas semanas de que termine el año, comenzarán los balances, estadísticas y cifras que vendrán a cerrar el 2015. Pero lo cierto y realmente importante de estos datos es el aprendizaje y la forma en que los cambios se canalizarán para hacer de 2016 un mejor o peor año que el anterior.

Un tema obligado a discutir será el de la seguridad vial en nuestro país y la cantidad de accidentes de tránsito registrados. El año 2011 Chile se suscribió al "Plan Mundial para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020", compromiso difundido por la Organización de la Naciones Unidas (ONU), que responsabiliza a cada país de reducir en 50% la cifra de accidentes con resultado de muerte para 2020. Si consideramos que al momento de sumarse al acuerdo la Conaset registró 1.753 siniestros, la proyección para el término de esta década debiera darnos 877 accidentes.

Y la realidad es que estamos cuesta arriba. Según los datos en Chile, durante 2014 se registraron 78.445 siniestros de tránsito, de los cuales alrededor de 40 mil fueron por imprudencia del conductor. En tanto, los fallecidos en estas condiciones ascendieron a 1.630, por lo que la balanza está lejos de ir a la baja.

Necesitamos enseñar de manera efectiva a la ciudadanía sobre la seguridad vial y la precaución, dando mayor visibilidad a las acciones que se hacen en torno al tema, desde el Gobierno, privados y organizaciones, concretando un llamado sólido a la prevención. Hay que apuntar a generar un firme compromiso político, cívico, ético y moral de todos los actores que debemos entender la cultura de la seguridad vial y generar sinergia en estos esfuerzos.

El 18 y 19 de noviembre pasados se celebró en Brasilia la Segunda Conferencia Mundial de Alto Nivel sobre Seguridad Vial, instancia que recibió aproximadamente a 1.700 participantes de 150 países. Autoridades, organizaciones, especialistas en ciudades, transporte, seguridad pública y otras áreas relacionadas, se dieron cita para ver avances y resultados que han realizado las naciones en seguridad vial. En la ocasión, nuestro país asistió con el gran desafío de aprender y absorber la mejor experiencia en estas políticas. Y a cinco años más, esperemos estar a la altura.