Secciones

Jóvenes Down se proyectan en hermosos telares

E-mail Compartir

Sorprende y emociona apreciar el entusiasmo con el que Carlos Echeverría le da cuerpo y obra a uno de sus telares, para asumir una de las principales misiones del arte: liberar el espíritu y alimentar cuestiones que en el correr del siglo XXI deberían ser mucho más importantes que el acelerado ritmo del día a día.

Es en este contexto espacio/temporal, donde este joven de 25 años con síndrome de Down se toma el tiempo, para darle forma a una obra que proyecta algo de su propia personalidad. Esa pasión que cada uno debiera contener al asumir cualquier desafío.

Es el que, precisamente, tomó Carlos, cuando decidió ser parte -hace dos años- del Taller de Telar dictado por la diseñadora Nadya Roullett. Este curso integra las actividades de la Fundación Futuro 21 con el objetivo desarrollar instancias de integración a jóvenes Down o con alguna otra situación de discapacidad intelectual.

Algo de estos destacables resultados se pueden apreciar en la exhibición y venta de 23 de estas obras, en la Sala de Exposiciones del Arzobispado de Concepción (Caupolicán 459), donde estarán disponibles hasta el viernes.

Los telares, trabajados en tres motivos contemporáneo, mapuche y elementos naturales; son fruto del trabajo de los integrantes del curso -asiste un promedio de 6 alumnos- cuyas edades están en los 20 años (también han contado con integrantes de 39).

EQUIVOCARSE Y REÍR

Dictado hace tres años, todos los viernes, en el colegio Almondale; la encargada destacó que la iniciativa ha servido para que estos jóvenes encuentren una motivación en sus vidas.

"Principalmente, estos talleres van dirigidos a gente que haya terminado el colegio. La idea es entregarles un oficio, para llenar el vació que se puede dar en personas con Down, que no tienen una función laboral estable o definida", señaló, quien reconoció que también ha aprendido mucho de sus alumnos.

- Es que a veces pasa que (terminado el proceso escolar) muchos se van quedando en la casa en un encierro de pena y soledad. Entonces este taller les proporciona el oficio tejer, pero también les sirve para comunicarse y les ayuda a generar distintos conceptos y expresarlos en las líneas de obras (el desarrollo del telar).

- Les presenta un mundo de carácter lúdico que desarrollan trabajando elementos naturales, como en este caso, en el marco de todo un proceso hasta llegar al telar (llamado de clavito). Antes se han impregnado con el campo o la naturaleza, por ejemplo, al ir a recolectar los materiales. Finalmente, cada una de estas obras es un producto vendible, comercial y competitivo de alta calidad estética.

- Cada uno de estos telares es una obra de arte. Desde el material hasta el tipo de piezas, acá estamos utilizando el concepto de mano de obra de alta calidad, algo que no tiene que ver con lo masivo.

- Felicidad y hacerme sentir una persona plena por ese sentimiento de traspasar conceptos estéticos elevando la capacidad de los niños a su máxima expresión. Es algo realmente maravilloso como proceso de estudio y aprendizaje. También me ha servido para sacarme el estigma de la equivocación, y entender que no es algo que te quiera producir daño. A ellos les ha permitido generar pautas de comunicación y confianza para comenzar a crear, y si se equivocan -algo que en general les provocaba temor por el daño que creían producir- ahora se ríen.

La Fundación Futuro 21, creada en nuestra ciudad en 2008, presidida por Milton Mendoza, engloba actualmente a 26 familias con hijos con Down, sumando una red regional que llega a más de 300 contactos.