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Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales Instituto de Chile

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El martes 27, recién pasado, en el Salón de Honor de la Municipalidad de nuestra ciudad y con la presencia del alcalde Álvaro Ortiz Vera, a las seis de la tarde, se realizó una reunión de la Academia con la visita de José Luis Cea Egaña, presidente de la Academia del Instituto de Chile en Santiago y Augusto Parra Muñoz, Miembro de Número de la Academia. La ceremonia tuvo por objeto la Instalación del Capítulo Concepción de dicha Academia y esto tiene gran importancia en el ámbito intelectual y cultural, puesto que somos poseedores de ricos y variados contenidos culturales que deben ser considerados en el patrimonio espiritual de nuestra región y de la nación.

En 1964, el presidente de la República Jorge Alessandri Rodríguez, en uno de sus últimos actos de gobierno, vio con satisfacción aprobada la ley que creó el Instituto de Chile, tanto él como su distinguido Ministro de Educación doctor Alejandro Garretón Silva, el impulsor de esta iniciativa, estaban felices por ello.

Por otra parte, cabe señalar que los diferentes gobiernos han desconocido el quehacer de las Academias, tratándolas sin la consideración que sus hermanas de Francia y España gozan respecto de la autoridad política de sus respectivos países. Los escasos ejemplos de las más altas autoridades políticas en la labor de las distintas academias constituyen actos e intereses esporádicos y no un criterio sustentable en el tiempo. Definitivamente nuestra época no acompaña a Corporaciones como éstas que alejadas del ámbito universitario y, como no podría ser menos, del político, quedan a merced de la ignorancia de la opinión pública.

Recuerdo que mi profesor Alejandro Garretón solía tener cierta "sensación incómoda" al consignar que en el trámite de una presentación de un proyecto en el Instituto de Chile era posible imaginar en el Congreso Nacional una recepción que "oscila entre ser incomprendida hasta convertirse en un gesto irónico", porque la cultura se encontraba relegada a un segundo plano.

Por esta razón debemos felicitar al señor alcalde por el interés de la creación en nuestra ciudad de dicho Instituto. En realidad, él ha visto con buenos ojos la inclusión de la región en la toma de decisiones, medida que implica necesariamente oír las voces muchas veces postergadas de quienes no viven en la Región Metropolitana.

Años atrás, siendo presidente del Instituto de Chile, el prestigioso psiquiatra Dr. Armando Roa Rebolledo (hermano de la señora Ester Roa Rebolledo), propuso lo que se realizó este martes 27, recién pasado y por lo tanto, tenemos que agradecer que por fin hoy se haya logrado.

Después de La Haya

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La Corte sentenció que es competente y rechazó la excepción preliminar chilena. El juicio prosigue por 3 a 5 años. Al 25 de julio de 2016, presentaremos la Contramemoria. Todo queda radicado en él y no caben procedimientos paralelos, diálogos, negociaciones, ni los 13 puntos que Bolivia abandonó. Si propusiera retomarlos, debería retirar su demanda, que basó en nuestros ofrecimientos entre 1904 y 2012. Chile afirmó que no tenía competencia según el Pacto de Bogotá el que "no podrá aplicarse a los asuntos ya resueltos", "que se hallen regidos por acuerdos o tratados en vigencia" a 1948 (artículo VI), como el Tratado de 1904; nuestro argumento central. La Corte decidió que "no corresponde al objeto del diferendo", porque Bolivia solicitó otra cosa. Descartó el VI y se basó en el XXXI, que "se extiende a todos los litigios que las partes le someten"; y "en tratados o convenciones vigentes". Sin limitación por fechas o materias; igual al 36 del Estatuto de la Corte. El Pacto ya no nos protege.

Se ha insistido en denunciarlo, pero igual el Estatuto nos obliga, por ser miembros de Naciones Unidas. Una demostración de enojo que modificaría nuestra política exterior de solucionar pacíficamente las controversias. Recordó que el XXXIII del Pacto expresa "si no hay acuerdo sobre su competencia la Corte decidirá". Así lo hizo. Si no comparecemos, como también se ha propuesto, el 53 del Estatuto dice "la otra parte podrá pedir a la Corte que decida a su favor". Regalaríamos el juicio a Bolivia.

Chile afirmó que "el verdadero propósito de la demanda", "era revisar o anular", el Tratado de 1904, que consagra nuestra soberanía. La Corte dijo que sus disposiciones "no tratan ni expresa ni implícitamente la cuestión de una obligación que correspondería a Chile". Determinó que el "objeto del diferendo consiste en saber si Chile tiene la obligación de negociar de buena fe, un acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico, y en caso afirmativo, si Chile ha faltado a esta obligación". Eliminó fuera pronta, formal y efectiva que exigía Bolivia. Señaló que la cuestión "no fue abordada por el Tratado de 1904"; y "los asuntos en litigio no están resueltos por arreglo de las partes" por ser diferentes la demanda y el juicio. Consecuencia significativa. Sigue vigente para la transferencia de territorios, pagos y facilidades chilenas, todas cumplidas, que Bolivia no cuestionó, ni tribunal alguno podría revisar. Otra cosa es la posible "obligación chilena de negociar un acceso soberano al Pacífico", que no contempló, ni resolvió según la Corte. Argumento inquietante. Si nos obligara a negociar, su resultado será indeterminado. Punto a favor nuestro.

Revisada la sentencia, deberemos desmentir las afirmaciones históricas bolivianas, que hizo suyas al no contar con la Contramemoria chilena. Inciden, pero el fallo no será por hechos históricos sino en derecho. Enfatizar que los supuestos actos unilaterales chilenos, no fueron tales, condicionados a contraprestaciones bolivianas nunca aceptadas. Será clave determinar la naturaleza jurídica de un "acceso soberano" al Pacífico, y si es posible exista dicha soberanía cuando los territorios y el mar pertenecen a Chile, inobjetablemente.

Forestación amenazada

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La extensión del fomento forestal que se tramita en el Congreso desde el mes de mayo, vive un escenario extremadamente complejo. Tras su aprobación en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, han surgido críticas de diversas organizaciones, principalmente aquellos que se autodenominan defensores del medio ambiente, pero también de representantes políticos, que repiten sistemáticamente que las plantaciones forestales con especies exóticas son negativas para el desarrollo del país y además culpables de una serie de males sociales y ambientales, representando un modelo extractivista de los recursos naturales del país.

Estos grupos han actualizado convenientemente su discurso para atraer la atención de la ciudadanía, incorporando el financiamiento irregular de la política y una serie de otros temas económicos y culturales; para criticar, con un estilo a ratos muy violento, a las plantaciones forestales; especialmente a través de las redes sociales.

Para desgracia del sector forestal, esta postura ciega a todo razonamiento y evidencia empírica ha influido en personeros de gobierno y al poder legislativo, que aceptan sin cuestionamientos y como doctrina de fe, opiniones sin fundamento sobre la plantación de especies como pino y eucalipto.

Lo peor es que, aunque se apruebe esta prórroga, es poco probable que en los próximos tres años veamos cifras de forestación significativas en el país. El impulso forestador se ha perdido en estos tres años sin bonificaciones (2013-2015) y reactivar este ritmo no se logra de la noche a la mañana.

Más aún, ya existe un daño y es permanente. Se ha instalado en parte importante de la ciudadanía y también entre autoridades y legisladores, la idea de que plantar es malo o, al menos, plantar especies exóticas con fines productivos. Quizás sea la más dolorosa derrota para el "País forestal" que pretendemos ser.

Esta derrota, sin embargo, es vista como una victoria por estos grupos de presión detractores de las plantaciones. Su aspiración es un nuevo fomento forestal con especies nativas, idea muy atractiva, pero inviable técnicamente en los suelos desnudos y degradados disponibles que en su mayoría pertenecen a pequeños y medianos propietarios. Son ellos y no las grandes empresas, los principales afectados por la ausencia de fomento, ya que sin el subsidio del Estado no pueden plantar.

Lo paradojal es que la eventual derrota de las plantaciones es también la derrota del bosque nativo. Las plantaciones forestales son necesarias. Proveen bienes y servicios que la Humanidad requiere en forma creciente. Las plantaciones son la principal estrategia no sólo en Chile, sino en el planeta, para reducir la presión sobre los bosques naturales. Pero esto no lo dicen los detractores. Pareciera que observan el problema desde afuera y que no son consumidores de madera o de papel y otros productos del bosque.

También se omite el rol de la agricultura. Históricamente ha sido la principal causa de la deforestación mundial y seguirá siendo en el futuro la principal amenaza a la conservación de los bosques.