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Circuito experiencial buscó sensibilizar sobre la discapacidad visual

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"Ponte en mi Lugar, Conoce mi Vida", fue el título de la actividad que se realizó ayer en la Universidad Santo Tomás de Concepción, y que organizada por la Escuela de Técnico en Trabajo Social de Santo Tomás Concepción, buscó sensibilizar a la comunidad respecto a la discapacidad visual, pero desde las vivencias de una persona ciega.

Fue para este fin que se generó un circuito experiencial sobre discapacidad visual que, con distintas estaciones, hizo posible que los asistentes pudieran compartir, empatizar y aprender.

La iniciativa, organizada en conjunto con la Corporación de Ayuda al Limitado Visual de Concepción, Coalivi, permitió que decenas de penquistas experimentaran las barreras y dificultades de desplazamiento y movilidad que enfrentan las personas ciegas.

Según contó la jefa de carrera de Técnico en Trabajo Social la casa de estudios, Verónica Villarroel, "esta actividad nació de la necesidad de uno de nuestros estudiantes con discapacidad visual de sensibilizar al a la comunidad en torno a las diferencias y a la necesidad que tenemos de romper los límites en torno a la falta de oportunidades, sobre todo en materia de inclusión".

EXPERIENCIA

Las estaciones fueron coordinadas por especialistas de Coalivi y estudiantes de la casa de estudios, y permitieron que los asistentes conocieran metodologías de trabajo y técnicas que aplica Coalivi para educar en autonomía a las personas ciegas.

"Es lo que aprendí yo, luego del accidente en que casi fallecí y que quedé ciego. Gracias al trabajo que desarrollaron conmigo es que hoy volví a tener una vida normal, pero con las limitaciones que la sociedad nos pone, por ejemplo en el desplazamiento", comentó Cristián Poblete, estudiante de Santo Tomás y gestor del proyecto que cuenta con recursos de la Dirección de Asuntos Estudiantiles.

A juicio del joven, sólo "poniéndose en los zapatos del otro es posible entender la realidad que el prójimo vive y desde allí generar un cambio que desarrolle las capacidades y potenciales de cada persona".

Jugar en familia otorga amplios y variados beneficios

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El juego es beneficioso desde todo punto de vista, tanto así que se considera un derecho en el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño. Un artículo periodístico planteó que los niños y niñas chilenos tienen un déficit de 6 mil horas de juego, ya que debieran jugar 15 mil horas hasta los siete años, según el doctor en Educación Hartmut Wedekind, director científico del Centro de Investigación Infantil Helleum de la Universidad Alice Salomón (Alemania).

Esto nos hace preguntarnos, ¿por qué los niños necesitan jugar tantas horas? ¿Para qué les sirve?

Hay diversas teorías que explican la importancia del juego. Permite que los niños satisfagan algunas necesidades, por ejemplo, la necesidad de afecto puede relacionarse con juegos como cocinar o la necesidad de control se observa en la construcción de estructuras. Otra función es que les permite elaborar ideas nuevas, es decir, aprender a asimilar y acomodar la nueva información a los esquemas que tienen en su mente, de tal manera que les permita adaptarse al contexto. Por ejemplo, cuando se le presenta un objeto nuevo, el niño lo explora y repite varias veces el juego hasta que lo comprende.

A veces los padres se quejan de que el niño juega un rato y se aburre. Podría ser que sea capaz de elaborar y asimilar la nueva información rápidamente, es decir, es inteligente, y por ello requiere de estímulos nuevos.

Los estímulos nuevos no sólo pueden ser juguetes. A los niños de todas las edades les gusta explorar, es la manera natural de conocer, por lo que los adultos -padres y profesores- debiéramos ser guías en su forma de conocer el mundo a través del juego, lo que entrega experiencias significativas y, por lo tanto, es un aprendizaje que no se olvida.

Le proponemos que haga vida al aire libre con sus hijos, que los deje subir a los árboles, que descubran los distintos tipos de hojas que hay en un bosque, descubran "para qué son buenos", y cuando lo encuentren, estimule aquello ya que con eso fortalece su autoestima y de paso está configurando su identidad.

El juego también es la simulación de la cultura, pues a través de él se ensayan e introyectan roles sociales. Por ejemplo, al jugar a la mamá, al profesor, médico o dentista. Esto se ensaya a través del juego simbólico, lo que permite conocer los roles, experimentarlos, comprenderlos. Es por esto que no hay juegos de niños o niñas, y los cuidadores y profesores deben estimular que se ensayen diferentes roles, por ejemplo, el rol de cuidador, no sólo se aprende jugando a la mamá sino también cuidando a una mascota, plantando una huerta, entre otros.

El juego se considera como tal cuando un niño o niña se divierte, no quiere conseguir nada determinado, sino que la actividad en sí misma es la meta. Además es voluntario, entonces, podemos estimularlo, pero no obligar a los niños a jugar. Requiere movimiento y actividad, por lo que acciones como ver TV son demasiado pasivas para ser juego. Cuando los niños están construyendo algo, pero no les resulta y comienzan a frustrarse y a obsesionarse con completar la tarea, ya no es divertido, por lo que ya no es juego. En el caso de traumas, los niños tienden a repetir el mismo contenido del juego una y otra vez, sin embargo, en vez de disfrutarlo, se angustian con ello.

Lo más importante es que en el juego se da en interacción social y esa es su principal función. Cuando se hace en familia se están desarrollando vínculos afectivos y factores protectores que pueden permitir superar momentos de adversidad y crisis. Es así que se comprobó en un estudio realizado por Gómez y Kotliarendo el 2010, que las familias resilientes, que salen fortalecidas de las crisis, eran aquellas que pasaban más tiempo jugando.

Se recomienda entonces que juegue con sus hijos, principalmente al aire libre, comparta con ellos sus juegos, no sólo observándolos, sino participando activamente. Permita que exploren. Con niños en edad escolar, juegos de mesa, con televisión apagada y un "picoteo", pueden estimular la comunicación de padres e hijos independiente de la edad. Jugar a la pelota, al monopoly, a bailar o hacer una manualidad o dibujo en familia pueden ser el gatillante de bellos momentos que los hijos recordarán por siempre y transmitirán a la siguiente generación.

Propiedades del maqui lo hacen un nutracéutico por excelencia

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Las investigaciones y la tecnología han permitido grandes avances desde el punto de vista de la salud, generando fármacos y un sinfín de otros productos para tratar enfermedades y mejorar la calidad de vida. No obstante, de la mano de la evolución son cada vez más los que reconocen en la naturaleza una fuente de sabiduría ancestral y proveedora de bondades que se deben aprovechar.

Es así que las hierbas y plantas medicinales, así como también algunos frutos se han vuelto populares y apetecidos por sus propiedades beneficiosas, con acción a distintos niveles.

Y uno de éstos es el maqui, una "súper fruta" cuyo poder como antioxidante supera con creces a las del vino chileno, pues una propiedad que es 50 veces la de una copa de vino.

LA DELFINIDINA

El maqui es una especie botánica propia de Chile y zonas adyacentes al sur de Argentina, cuyo fruto es una pequeña baya carnosa y comestible, que cuando está madura es de un tono morado oscuro.

Es justamente en este último aspecto donde se encuentra la respuesta a las bondades de este fruto. Según explica el doctor Enrique Bertossi, médico de Familia del Centro Med Vida, el color del maqui va de la mano de la presencia de la delfinidina, un tipo de antocianidina que es uno de los principales pigmentos de las plantas y que también está relacionado con el aroma. Pero, por sobre todo, con su variedad de efectos beneficiosos para la salud.

Dice que en el caso de la delfinidina uno de los más característicos es que son potentes antioxidantes, por lo que contribuyen a hacer más lentos los procesos de envejecimiento, evitan la caída del pelo y el deterioro de la piel. Agrega que, además, "ayudan a que las arterias sean más flexibles y hacen más lenta la entrada de azúcares al cuerpo, lo que le confiere ciertas propiedades antidiabéticas. También protegen a la retina del deterioro causado por ciertos tipos de luz y el paso de los años, entre otras bondades".

HERRAMIENTA TERAPÉUTICA

Es por sus características inigualables, que según el profesional el maqui es el mejor nutracéutico en su categoría, ya que no habría otro berry con tal concentración de antioxidantes y con resultados tan positivos, transformándose en una herramienta terapéutica validada por médicos de distintas especialidades (ver recuadro).

No obstante, destaca que los efectos benéficos van a depender de la concentración de delfinidina, lo que varía mucho según el grado de maduración, color y cantidad de agua presente en el fruto. Esto, explica el médico, "hace que sea casi imposible saber qué cantidad y calidad de antioxidantes se estaría consumiendo a través del fruto fresco o el jugo elaborado en forma doméstica".

A lo anterior se suma que para obtener los beneficios que este fruto aporta a la salud se requeriría un consumo diario y en una buena cantidad, sin embargo, el maqui no está disponible durante todo el año, pues es de temporada (verano).

Menciona que es así que una opción para consumirlo es el jugo concentrado de maqui y el polvo del fruto seco, entre otras. "La desventaja de esos formatos es que no sabes cuánto estás consumiendo exactamente. Es por esta razón que se está elaborando de otras maneras, que contienen mayor concentración y de la que se pueden sacar mayor provecho a sus beneficios", cuenta-

Es así que se encuentran los medicamentos nutracéuticos de maqui, generados con extracto de delfinidina, los que serían los indicados, según el profesional, para el un buen uso terapéutico, pues garantizan la concentración de delfinidinas y su disponibilidad durante todo el año", recomienda.

SIN CONTRAINDICACIÓN

Bertossi destaca que otra de las bondades del maqui, ya sea en su estado natural y también de éste como medicamento nutracéutico generado a partir de la extracción de la delfinidina, es que no tiene efectos secundarios ni contraindicación alguna, excepto en casos de alergia.

Es por eso que se puede administrar sin prescripción, en un consumo que debe ser diario, puesto que las necesidades de antioxidantes son permanentes, donde la cantidad va a depender de la condición de salud, edad y los efectos que se buscan, entre otras variables.

Eso sí, aclara que si el objetivo del consumo es por alguna enfermedad en particular, lo ideal es que el uso del nutracéutico sea bajo supervisión médica, de un profesional que trabaje y entienda de éstos y su uso. De esta manera, asevera, su médico podrá controlar el curso de la enfermedad y ajustar las dosis de acuerdo a sus necesidades.