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Cierre de año y proyectos pendientes: aún estamos a tiempo

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El ejercicio de administrar contempla cuatro premisas: planificar, organizar, dirigir y controlar. La planificación contempla el tener una hoja de ruta de lo que se quiere lograr y de qué forma coordinar actividades y recursos; organizar supone intencionar los esfuerzos de la mejor forma para tener claridad de las tareas que se deben realizar y quiénes son los responsables de éstas; dirigir se refiere a alinear a las personas involucradas y lograr que las actividades se hagan de forma coordinada con miras a las metas y, finalmente, controlar consiste en evaluar si lo ejecutado se ajusta a lo planificado y tomar medidas correctivas si fuese necesario.

Estos principios de la administración son aplicables al ámbito familiar, y en particular es importante tenerlos presente considerando que nos acercamos a la mitad del mes número 10 del año, y con ello la consciencia de que entramos en la recta final del 2015, por lo cual tomar el pulso de las cosas que se pensaron para estos doce meses permitiría tener un último trimestre con mayor tranquilidad e incluso agregar un par de metas más.

Lo complejo sería llegar al cierre del año y encontrarnos con que no se alcanzaron los objetivos planteados o que no haya forma de lograr algún tipo de arreglo en el camino. Independiente de las características del grupo familiar, siempre existirán desafíos que se deben abordar en forma conjunta, los cuales pueden ser una inversión, el lograr ahorro para las actividades de fin de año, salir de vacaciones, contar con un fondo para estudios, la renovación de algún bien o mantener un presupuesto familiar saludable, entre muchos otros.

Independiente del fin que la familia se haya propuesto, los cuatro principios aplican para cualquier caso y en particular el controlar se hace más evidente a estas alturas del año, ya que tenemos tiempo para tomar medidas que nos permitan acercarnos a lo que se desea lograr, siempre y cuando se cuente con condiciones similares a las iniciales.

En caso de que las condiciones no hayan sido las mismas que cuando se planificó, no hay que perder entusiasmo sino más bien actualizar el diagnóstico, saber con qué recursos y tiempo se cuenta a estas alturas y redistribuir tareas de forma uniforme para no sobrecargar a nadie. Al tomar como ejemplo el fondo para estudios, se debe considerar que las condiciones financieras de muchas instituciones de educación superior cambiarán el próximo año, por lo cual hay que estar atentos a la información actualizada ya que puede influir en el resultado y se necesite hacer un esfuerzo extra tanto en el ahorro familiar como en el rendimiento del estudiante.

El mismo principio aplica para un tema más trivial como las vacaciones, en que las condiciones dadas por el tipo cambio o los cupos en un espacio determinado pueden hacer que los destinos cambien y, por ello, los integrantes del grupo familiar deban ajustar sus presupuestos personales para el logro de un viaje o similar. Sin importar el fin que se busque, estamos a tiempo de mirar con tranquilidad las metas establecidas para el año y saber si estamos apuntando en la dirección correcta para generar ajustes realistas. Lo importante será hacer el ejercicio de observar con ojo crítico y tener la disposición a actuar.