Pareja en los años dorados, la virtud de coincidir en las necesidades y deseos
El estudio de las relaciones de pareja en la adultez mayor es un campo de desarrollo emergente para la Psicología. El aumento de la población de este grupo particular implica la apertura de un campo de investigación que presenta un incipiente desarrollo.
En las investigaciones se constata una transformación en las representaciones sociales de la vejez, desde los modelos de disminución en los que dominan valores propios de la juventud y se asocia la vejez con conceptos tales como retiro, enfermedad, inactividad y aislamiento, se abre paso el modelo de crecimiento personal.
¿Qué es lo que mantiene a las parejas unidas a través del tiempo?
Si bien la literatura acerca de los matrimonios que duraron 25 años o más es relativamente escasa, estudios disponibles plantean que un matrimonio feliz refleja la percepción compartida de una pareja que ha logrado una especial virtud de coincidir en sus necesidades, deseos y expectativas individuales, lo cual les permite sentirse queridos, respetados y en muchas ocasiones, apasionadamente amados a lo largo de toda su vida adulta. Resalta que el amor es la principal razón para mantenerse juntos.
Otros elementos que aportan a la satisfacción son una interacción abierta y confiada, que la relación de pareja se dé entre individuos con una personalidad equilibrada y que sean solidarios con el cónyuge.
En las parejas que han constituido matrimonios exitosos destacan la importancia del sentirse queridos y respetados por el cónyuge, saberse mutuamente seguros, confiados y cuidados; considerarse afortunados por estar juntos, al tiempo que continuar viendo al esposo o esposa como alguien especial. Estos matrimonios consideran la frustración como algo inevitable y están ciertos que ella surgirá de todos modos, sin importar lo que se haga o deje de hacer, y si bien se trata de parejas que no niegan las diferencias individuales, están básicamente de acuerdo con el nosotros.
Las parejas que se sienten satisfechas se caracterizan por la valoración de sí mismo y por el respeto a la otra o al otro, en las que cada uno vive en libertad y otorga libertad, es decir son parejas en las cuales no existe temor, inseguridad, opresión ni dependencia. Tienen metas, intereses y proyectos en común, además de compartir las decisiones y responsabilidades cotidianas.
La fuerza que reside en las parejas que se mantienen en el tiempo, se forja no a pesar de la adversidad, sino a causa de ésta: las crisis, penurias y problemas de la vida permiten que aflore lo mejor de cada uno de ellos cuando se enfrentan juntos a tales desafíos. Las parejas que se mantienen unidas no son aquellas que no tienen problemas, sino las que se enfrentan con los problemas de la vida cotidiana y aprenden a superarlos.
Llegar a los años dorados y poder vivirlos en pareja es una experiencia que puede ser enriquecedora. Envejecer juntos lleva a hacer un balance de toda una experiencia de vida compartida. Cuando la relación de pareja ha sido una responsabilidad compartida, las vivencias en este período constituyen un feliz epílogo. Si ha existido a lo largo de la vida una preocupación por la otra persona y un interés por enfrentar y solucionar los problemas respetándose mutuamente, la pareja puede aumentar su cercanía, sobrellevar mejor sus impedimentos físicos y encontrar en esta etapa una verdadera compañía.