Menor ausentismo junto a mayor eficiencia y motivación son parte de los beneficios de que las condiciones laborales apunten a cuidar el bienestar integral de los trabajadores.
Es que aunque al hablar de los riesgos del trabajo estos probablemente se asocien a la integridad física del empleado, los peligros pueden ir mucho más allá y no sólo dicen relación con los aspectos de seguridad del entorno laboral. Así lo afirma Belén Fernández, psicóloga de la Universidad Andrés Bello, quien explica que si hay algo clave al momento de pensar en las condiciones laborales son los factores psicosociales, pues se relacionan con todas aquellas situaciones en torno al trabajo que pueden afectar directamente tanto la salud física como la psicológica de los trabajadores.
A eso apela el Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales en el Trabajo, que bajo la premisa de que así como existen elementos que son protectores de la salud, también hay condiciones que se pueden transformar en factores de riesgo.
DISTINTOS PELIGROS
La carga laboral, el grado de control y autonomía que posee el colaborador, la claridad de su rol en la organización y las expectativas en torno a éste, además del apoyo social percibido son algunos de los aspectos que se pueden transformar en peligros a la hora de hablar del trabajo.
En ese sentido, el Protocolo agrupa los riesgos en torno a seis factores: organización y condiciones del empleo, trabajo activo y desarrollo de habilidades, demandas psicológicas, violencia y acoso, relaciones al interior del trabajo y doble presencia.
Asimismo, hace distinción entre los efectos en la salud física y mental que tienen. Sobre esto, Jonathan Duarte, académico de la Universidad San Sebastián, cuenta que en el primer caso, "a través de activaciones hormonales y estimulaciones nerviosas se produce aumento de la presión arterial, palpitaciones, cansancio, enfermedades cardiovasculares, tensión muscular, trastornos músculo-esqueléticos, dificultades para dormir, trastornos psicosomáticos y trastornos médicos de diversos tipos (respiratorios, gastrointestinales, entre otras), entre otros".
En relación a la salud psíquica de los trabajadores, explica que se encuentra la depresión, ansiedad, irritabilidad, preocupación, tensión psíquica, insatisfacción, desánimo, disminución de la capacidad del procesamiento de información y de respuesta, Síndrome de Burnout, dificultad para establecer relaciones interpersonales y de asociatividad (redes de apoyo social dentro y fuera del trabajo), conductas relacionadas con la salud (fumar, consumo de alcohol y drogas lícitas o ilícitas, sedentarismo, entre otras) y falta de participación social.
OBSERVAR Y PREVENIR
De la mano de las enfermedades mencionadas, se pueden hacer manifiestos malestares como insatisfacción y/o estrés laboral.
Al respecto, Felipe Parra, psicólogo y académico de la misma casa de estudios, sostiene que es por lo mismo que se debe tener claro que los efectos de las condiciones laborales sobre la salud física y psíquica del empleado, obviamente, traen consecuencias en su rendimiento y productividad hacia la organización, principalmente cuando se debe enfrentar a momentos más críticos como lo son los periodos de alta exigencia o en las fechas de evaluaciones de desempeño.
Es por lo anterior que para cuidar del bienestar de los trabajadores, Parra enfatiza que "es importante observar cuáles son las condiciones relacionadas con la organización y las tareas, así como también los procedimientos y métodos del trabajo, sumando las relaciones entre trabajadores y con los superiores".
Y es que es posible mitigar los riesgos, siendo ése uno de los principales horizontes del Protocolo de Vigilancia, que apunta principalmente a la prevención (ver recuadro).
Al respecto, Belén Fernández explica que fundamental es un trabajo colaborativo, donde tomar medidas que empoderen a los trabajadores es básico. Así, darles autonomía para demostrar confianza de parte de las jefaturas, crear recompensas por el trabajo bien hecho, contar con las condiciones físicas adecuadas para poder desempeñarse bien en sus labores, crear funciones que signifiquen un desafío para quienes la realicen, mantener buenas relaciones y generar espacios de intercambio interpersonal se transforman en excelentes medidas preventivas.
En cuanto al trato existente con jefaturas, plantea que es importante que los trabajadores sientan que sus preguntas y opiniones, aunque sean discrepantes, tienen cabida, así como también que encuentren apoyo de parte del equipo o área a la que pertenece. "Lo clave es sentirse parte de la organización y creer que los objetivos o valores personales se comparten con la empresa, y así desde la identificación con el empleador, el colaborador podrá alcanzar su potencial", asevera.
CLIMA LABORAL
Considerando lo anterior, la cultura y el clima laboral son fundamentales en el proceso de bienestar dentro de la organización, pues impactan de manera directa en los trabajadores.
Esto, según explica la psicóloga, porque mientras la cultura dice relación con los símbolos y costumbres que de cierto modo guían el comportamiento de quienes trabajan en una empresa, el clima es el conjunto de percepciones que se tiene sobre la organización, que se crea en función a cómo ésta interacciona con quienes forman parte de ella.
En ese contexto, los directivos, jefaturas y liderazgos son actores protagónicos. "Cómo los trabajadores ven a su jefatura tiene relación directa con su percepción del trabajo. Tener un superior que promueva la superación, refuerce el trabajo bien hecho y respete los tiempos personales, genera sentido de respeto y aumenta la productividad y la lealtad. Ellos son quienes tienen que marcar la pauta en aquello que la empresa quiere plasmar, deben ser capaces de aterrizar la cultura de la organización en la rutina laboral y generar el clima óptimo para el mejor desarrollo de cada uno de sus trabajadores", afirma.
A lo anterior, Jonathan Duarte agrega que "se ha observado que el clima laboral, la comunicación y el rol de los directivos son factores que contribuyen a disminuir o eliminar la exposición al bajo apoyo social y refuerzo, las escasas posibilidades de desarrollo, la baja claridad de rol y de liderazgo, así como también las altas inseguridad, doble presencia y exigencias cuantitativas".