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Conocer el propio cuerpo es clave para identificar todos los signos de embarazo

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La llegada de un hijo es sinónimo de cambio radical, lo que parte desde la transformación física de la madre hasta la adaptación de los espacios del hogar y las rutinas para poder recibir al bebé en un ambiente cómodo, cálido y lleno de amor. Es por eso que los nueve meses de gestación son también un periodo de preparación para el papá y la mamá.

Desde el punto de vista materno, los síntomas propios del estado de gravidez y el desarrollo del bebé dentro del vientre son fundamentales para tener consciencia del embarazo.

Pero, ¿es posible estar embarazada y no percibirlo? Probablemente ésta sea una pregunta que muchas se han hecho tras ser conocido el caso de Marcela Soto y Javier Pino, pareja penquista que se enteró que iban a ser padres sólo cuando ella estuvo en trabajo de parto. Así, una visita a urgencias del Hospital Regional Guillermo Grant Benavente se transformó en la historia protagonista de los medios de comunicación durante esta semana.

SORPRESA

Es que la realidad supera la ficción y la mujer, de 28 años, vivió en carne propia un hecho que parecía parte de un show mediático, pues no sabía que estaba embarazada. Recuerda que todo comenzó el lunes cuando decidió ir al médico tras haber sentido un intenso dolor de útero durante la noche. Mioma o algún problema con su periodo menstrual era lo que se imaginaba que le pasaba, sin embargo, tras un examen ginecológico le dijeron que tenía un embarazo de aproximadamente siete meses y que era necesario comprobarlo mediante una ecografía. "Fue ahí cuando me dijeron que tenía un embarazo de término, cuarenta semanas, y que en realidad me encontraba en trabajo de parto", cuenta. Sin dudas fue una noticia impactante, pues cursó los nueve meses de gestación sin saber que era así, sin embargo, reconoce que aunque con su pareja no tuvieron la preparación emocional, la llegada de su bebé ha sido una bendición y una hermosa sorpresa para ambas familias: el martes 29 de septiembre, pasada las 5 de la madrugada, nació sin ningún problema el pequeño hijo de esta pareja, pesando cerca de 3 kilos 200 gramos.

¿AMENORREA?

No son pocas las que preguntan cómo pudieron haber pasado nueve meses de embarazo desapercibidos. En ese sentido, cuando Marcela vuelve el tiempo atrás llega a algunas conclusiones. "Al principio, al otro día de salir en la noche andaba pésimo, con vómitos, pero no era la náusea matutina diaria. En el último tiempo tuve una acidez horrible, que incluso me empecé a cuidar de tomar café, comer cosas ácidas o chocolate, todo lo que diera calor al estómago", cuenta.

Respecto a la guatita de embarazada, dice que no la tuvo, sino que sufrió un alza de peso que asoció con gordura, razón por la que no se preocupó. Además, durante los nueve meses ingirió pastillas anticonceptivas y tuvo su menstruación normal. Y probablemente esa sea la razón por la que ciertos signos no fueron importantes para Marcela, su pareja y familias.

Es que según la directora de la carrera de Obstetricia de la Universidad San Sebastián, Marcela Paz, para todas las mujeres que tienen actividad sexual, la amenorrea (ausencia de menstruación) es el primer signo presuntivo de embarazo. No obstante, afirma que "entre un 20 y un 40% de las mujeres mantienen sangrado vaginal, de cantidad variable y que puede o no estar asociado a dolor, el que puede ser intermitente o constante". Sobre las principales causas de sangrado durante el primer trimestre de embarazo no asociado a traumatismo, menciona la cervicitis, ectropión y amenaza aborto.

SIGNOS QUE DESORIENTAN

La matrona asevera que si bien no hay registros clínicos que evidencien casos de mujeres que cursan nueve meses de embarazo sin saber, en la práctica clínica existen casos de mujeres que consultan por molestias gastrointestinales o vasomotoras asociadas al climaterio que terminan siendo embarazos de término que no fueron diagnosticados oportunamente.

Respecto a una posible inexistencia de signos presuntivos de embarazo como el mareo, somnolencia, fatiga, irritabilidad, náuseas y vómitos, explica que se trata de una reacción que dependerá de cada persona y de cómo ella tolere los cambios hormonales. Agrega que la mantención de sangramiento asociado a la menstruación también podría desorientar en el reconocimiento de signos presuntivos de embarazo, lo que también se podría asociar a estrés generado por factores psicosociales adversos.

En ese sentido, cuenta que en las adolescentes, generalmente, hay factores psicosociales que pueden conducir a una etapa de negación, lo que genera de manera inconsciente una serie de medidas que ocultan el embarazo. Algo que también podría suceder en otras edades, donde el estrés y las vivencias personales no permiten una toma de conciencia del proceso.

RECONOCER CAMBIOS

El embarazo produce una serie de cambios fisiológicos y por eso el doctor Carlos Treuer, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Regional afirma que el hecho de que una mujer no reconozca su embarazo es algo muy excepcional y no tiene registro de otro caso similar en el recinto asistencial.

Dice que lo que sí se da son los embarazos ocultos, sobre todo en niñas y adolescentes que no quieren que sus familias sepan, por lo que utilizan fajas para esconder su estado, llegando a urgencias cuando están en labor de parto y sus cercanos se enteran de la noticia en ese momento.

Para aclarar dudas, el profesional menciona que "en aquellos casos en que el embarazo no provoca más aumento de peso que el propio, el útero al final del embarazo pesa un kilo y el líquido amniótico, que es un litro, pesa un kilo. A esto se le debe sumar la placenta, que son cerca de 700 gramos más el peso de un bebé, que pueden ser, por ejemplo de tres kilos. Son cerca de seis kilos de embarazo, los que son notorios para la mujer. No hay forma de que no crezca el abdomen, pues el útero crece y desplaza a los órganos hacia un lado, como los intestinos, razón por la que las mujeres embarazadas tienen problemas intestinales; y hacia atrás está la columna, entonces no puede desarrollarse el bebé hacia ese sector, sino que hacia arriba o hacia los lados". Por eso, cree que esto sólo podría pasar desapercibido en casos de mujeres obesas.

También se debe considerar que en la mitad del periodo de gestación, 20 semanas, es posible sentir al bebé.

Respecto a los riesgos de cursar un embarazo sin saberlo, estos sí están presentes, porque aunque en casos como el ocurrido en Concepción el embarazo se desarrolló de manera normal y el bebé nació en buen estado de salud, Marcela Paz dice que esto se hace latente ante la falta de un control prenatal periódico que pesquise de manera oportuna eventuales patologías. "Si se suman hábitos como el consumo de alcohol, tabaco o la automedicación, sin dudas que podrían haber efectos nocivos teratogénicos que afecten la salud materno-fetal".

Por eso, se detiene en la importancia de que las mujeres conozcan su propio cuerpo y reconozcan alteraciones posibles, además de que acudan al control ginecológico anual con su matrona o médico.

Prevención en la infancia, la clave de la buena salud

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Las enfermedades no transmisibles (ENT) son definidas por la Organización Mundial de la Salud como enfermedades de larga duración y de lenta progresión, que no se resuelven espontáneamente y que rara vez alcanzan una curación total. Entre estas destacan las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes.

Según datos recientes publicados por el MINSAL, a nivel mundial las enfermedades no transmisibles (ENT) son responsables de 36 millones de muertes por año (63% del total de fallecimientos); de estas un 25% corresponden a menores de 60 años, por lo que su detección precoz y tratamiento oportuno es prioritario.

Es importante detenerse a reflexionar el por qué las enfermedades no transmisibles se han convertido en causa principal de enfermedad y de muerte en nuestra población adulta. No es suficiente detectar y tratar oportunamente estas enfermedades; su prevención, cambiando los factores que incrementan el riesgo de contraerlas pareciera ser la mejor estrategia. Sumar esfuerzos orientados a crear conciencia en los métodos de prevención efectiva desde la infancia debiera ser, en mi opinión, una estrategia efectiva para reducir su existencia y morbilidad en el adulto.

Las enfermedades no transmisibles (ENT) se asocian a estilos de vida poco saludables que están afectando de manera creciente las conductas y hábitos de la población general y de manera especial a la población infantil. Prueba de lo anterior son las cifras cada vez más altas de sobrepeso y obesidad infantil, que en nuestro país afectan a 4 de cada 10 niños. Sólo si desde la infancia se promueve un estilo de vida saludable y se educa respecto de los daños de la malnutrición por exceso, del sedentarismo y de los consumos de sustancias tóxicas como el alcohol, el tabaco y las drogas blandas, se lograrán disminuir las alarmantes cifras de enfermedad y muerte causadas por las enfermedades no transmisibles en nuestro país. Promover el autocuidado responsable de nuestro cuerpo implica fomentar una alimentación saludable, el ejercicio cotidiano, la actividad al aire libre y la alegría de vivir.

Nuestras autoridades sanitarias están preocupadas del tema implementando programas de salud dirigidos a disminuir factores y conductas de riesgo. Desde la universidad, en nuestra tarea formativa, estaremos potenciando estas iniciativas e incrementando la prevención efectiva como estrategia de contención de esta pandemia.