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Escenario económico y proyecciones

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Habiendo transcurrido más de dos tercios del 2015, es muy difícil que la economía chilena experimente recuperación de su actividad en lo que queda del año. Y menos aún que logre enmarcarse en el rango de inflación meta del Banco Central de Chile (BCCh).

Es muy posible que el país se mantenga en la fase contractiva del ciclo económico ya iniciada en el cuarto trimestre del 2013. De este modo, acumulará nueve trimestres consecutivos de baja actividad, creciendo por debajo de cualquier cifra estimada, y dos años de inflación elevada. Más complejo aún, no se vislumbra razón objetiva alguna para pensar que habrá una situación distinta para el 2016, tanto en lo internacional como en lo interno.

En efecto, durante el primer semestre de este año se creció apenas un 2,2% anual, levemente superior al crecimiento del 2014 de 1,9%. Si durante el segundo semestre la economía llegara a crecer un 2,5%, el año cerraría con un crecimiento de 2,4%, muy por debajo del PIB tendencial de 4,3% establecido por el Ministerio de Hacienda y considerado en el presupuesto 2015. Asimismo, el BCCh ha internalizado que la inflación se ubicará en torno al 4,6%, superior al máximo permitido por política (4,0%), por segundo año consecutivo.

En el plano internacional destaca la menor actividad económica experimentada por economías emergentes como China, Rusia y Brasil. Lo anterior influye en la caída del precio internacional de las materias primas que afecta a economías de Latinoamérica, tales como el cobre en Chile. Nada hace pensar que esta situación pueda mejorar el 2016, salvo la recuperación de Estados Unidos y Europa.

En lo interno destaca la crisis de confianza por la que atraviesan los agentes económicos, léase todos nosotros, lo que impacta en las decisiones de consumo e inversión. Y no se aprecian señales claras de cambio de rumbo en la discusión de las reformas anunciadas.