El Alzheimer y otras demencias en Chile: Un posible momento histórico
El 18 de agosto del 2015, la ministra de Salud, Dra. Carmen Castillo, sometió a consulta pública la propuesta de un Plan Nacional para las demencias, resultado del trabajo de una mesa interministerial, convocada por el Minsal. Esto constituye el tercer hito en el desarrollo de una política pública para enfrentar la urgencia socio-sanitaria que representa el Alzheimer y otras demencias en nuestro país.
El primero, fue el Programa de Gobierno de la Presidenta Bachelet que incorporó la generación de un plan nacional de Demencias (Alzheimer). El segundo se dio en marzo del 2015 cuando el Gobierno de Chile subscribió el llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para establecer la demencia como tema prioritario de la Salud durante la Primera Conferencia Ministerial de la OMS sobre la acción mundial contra la demencia.
Estos tres hitos son una repuesta a la demanda por un Plan de Alzheimer y otras demencias de organizaciones ciudadanas, lideradas por Coprad, con la Campaña No Te Olvido, y de Sociedades Profesionales como la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile (Sonepsyn) y la Sociedad Chilena de Geriatría y Gerontología. Múltiples razones explican por qué un Plan constituye la única manera mitigar el impacto de estas enfermedades en nuestra sociedad y otorgar una adecuada atención a quienes viven con demencias.
Por un lado, la magnitud del problema. El escenario demográfico de Chile, uno de los países más envejecido de Latinoamérica, es propicio al devastador "efecto Alzheimer": a mayor esperanza de vida, mayor población de la tercera edad, con lo cual aumenta inexorablemente la cantidad de personas con Alzheimer u otra demencias. En la actualidad, son al menos 180 mil personas (1% de los chilenos), cifra que se incrementará a aproximadamente 600 mil personas (3% de los chilenos) en el 2050. Las demencias han irrumpidos cono las enfermedades que más amenazan nuestra salud. La cantidad de años de vida saludable perdidos por discapacidad o muerte prematura atribuidos a las demencias se incrementó en más del 200% en los últimos 20 años. En ese mismo periodo, las muertes atribuidas a demencias aumentaron en un 526%. Por otro lado, el costo mensual de las demencias en Chile es de 956 dólares mensuales, de los cuales el 71% de corresponde a cuidado informal, es decir, aquel cuidado aportado por el entorno de las personas con demencia, el cual no es remunerado. Solo el 29% del costo corresponde a gastos en atención de salud y apoyo social. La distribución de costo es comparable al de países de ingreso muchos menores al de Chile, como Kenia o Bangladesh, y sugiere que nuestro sistema de salud y de apoyo social carecen de los recursos para atender a las personas con demencia. La ausencia de apoyo y contención hacia los cuidadores se refleja en que más del 70% de los cuidadores reportan índices de sobrecarga severa y un 46% trastornos de salud mental.
Estas cifras son demasiado elocuentes a la hora de evaluar la preeminencia que debe corresponder al Alzheimer y otras demencias en las políticas públicas.