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Con Te Deum celebraron el bicentenario de Don Bosco

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Diversas han sido las actividades organizadas para celebrar el bicentenario del nacimiento del fundador de, entre otros, la Congregación Salesiana: el sacerdote, educador y escritor italiano, Juan Bosco, más conocido como Don Bosco.

La más reciente fue un Te Deum organizado por el Colegio Salesianos de Concepción, que se realizó en la Catedral penquista, la que según contó el padre Carlo Lira Airola, director de la Obra Salesiana de Concepción, fue una manera de dar gracias por la existencia de Don Bosco y su ejemplo. "Como salesianos nos sentimos profundamente movidos a ir en busca de los que más nos necesitan, los jóvenes. Por ello, gastamos todos nuestros esfuerzos y recursos, nuestros sueños y esperanzas. De la mano de María Auxiliadora confiamos cumplir con la máxima salesiana, la de hacer de cada uno de nuestros muchachos y muchachas buenos cristianos y honestos ciudadanos", afirmó.

En el oficio religioso, que se llevó a cabo ayer, se contó con la presencia de una Orquesta Sinfónica integrada por alumnos de la Orquesta de la Universidad del Bío Bío, Orquesta Regional Foji, entre otros; además de los integrantes del Coro Mixto Salesianos-La Providencia y el coro de la enseñanza básica del Colegio Salesiano, junto a la interpretación de los cantantes líricos Igor Concha, barítono, y Cecilia Aguayo, soprano.

Cabe destacar que durante el resto del año, el Colegio Salesiano penquista continuará celebrando la figura de su fundador desde diferentes ámbitos. Es por eso que en octubre se realizará un Nacional Salesiano de Fútbol y la inauguración del Mural del Santuario María Auxiliadora, obra del artista Marco Hernández y cuyos bosquejos fueron proyectados por el padre Luis Mebold.

Noticias que impactan: restringir a niños acceso a contenidos violentos

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Aylan Kurdi es un nombre que quedó grabado en la mayoría de las personas que durante la semana pasada conocieron su historia, la que tras dar la vuelta al mundo entero plasmada en una fotografía, puso de manifiesto una conmovedora realidad. Aylan era un niño de tres años que falleció ahogado frente a costas turcas, luego de que la embarcación siria en la que viajaba junto a su familia naufragara.

Esta historia es sólo una de las que durante la última semana han impactado a los espectadores por su crudeza y emocionalidad. Así fue también el caso del niño de dos años que fue encontrado en Arica descalzo, con frío, pediculosis, desnutrido y alimentándose de la leche de una perra y que fue derivado a Sename.

A noticias como las mencionadas se suman otras tantas, producto de negligencias en hospitales o accidentes caseros. Todas ellas llegando con inmediatez a ojos y oídos del resto de las personas.

Sin embargo, si la conmoción ante estos hechos es grande en los adultos, resulta urgente preocuparse de cómo es esto recibido por los niños y niñas, que tal como señalan expertos, carecen del juicio necesario para analizar y digerir este tipo de sucesos.

Ante lo anterior las opiniones son categóricas y llegan a un punto en común: los padres deben ser los responsables y garantes de la salud mental y emocional de sus hijos. Es por esto que se recomienda evitar que los pequeños vean este tipo de noticias y se expongan a hechos que no lograrían comprender.

RESTRINGIR CONTENIDOS

El director de la escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás Concepción, Rodolfo Álvarez Jara, sostuvo que así como no es adecuado que los niños vean hechos de violencia, lo óptimo es que tampoco reciban sin filtro los contenidos de los noticiarios.

"Hay formas que evitar que los niños vean cosas que resulten demasiado impactantes. Si no somos capaces de mostrar adultos muertos o que los están matando -como sucede en las imágenes que llegan de Medio Oriente-, más fuerte es mostrar niños muertos. Si se censuran imágenes de guerra, también se debería censurar un niño muerto en la calle, pero esto no pasa. Considerando esto, los menores no deben estar en presencia de noticias así de impresionantes. Hay formas de evitarlo. Lo que se recomienda es que ellos no vean este tipo de cosas y que los adultos estén atentos", afirmó.

No obstante, la repetición de estas noticias en distintos horarios, además de la masificación a través de Internet, complica la tarea de proteger a los pequeños respecto del consumo de información, en especial cuando los padres no están presentes para restringir determinados contenidos.

Frente a esto, ¿qué hacer? Según indicó Álvarez, el primer paso es hacerse cargo, dándose el tiempo de conversar con los niños y explicar lo que vieron. "Es importante decirles que lo que vieron es una situación anormal, que, por ejemplo, los niños no deberían morirse por ninguna condición, menos todavía externa a ellos; que tienen que ser protegidos", añadió.

"Es muy posible que los niños, al ver historias violentas o tristes en las que están involucrados otros menores, piensen que a ellos también les puede pasar, que pueden ser vulnerables, que están de alguna manera a merced de cosas como esas. Lo más probable es que quieran saber en qué situación le pasó eso a los niñitos de las noticias y ahí la reacción que tengan los adultos es clave", manifestó.

TEMOR Y DEPENDENCIA

La educadora de párvulo, María Carolina Lozano, indicó que es necesario tener en cuenta que los niños son curiosos, "siempre quieren saber lo que está pasando y cuando uno sabe algo nuevo, rápidamente lo quieren traspasar a sus compañeros o amigos".

"De esta manera, basta que uno de ellos se entere de un hecho noticioso para que luego le quiera contar a los demás, lo que siempre es cargado de emociones y dudas. Si un niño ve en las noticias que un pequeñito de otra parte del mundo murió ahogado, es probable que se lo cuente a sus compañeros y que lo haga desde la emoción que a ellos mismos les causó. Por lo tanto se va generando una red cargada de tensiones y temores", señaló.

Es por esto que la sugerencia primordial hacia los papás es proteger y regular las informaciones que llegan hasta los niños, "dado que no están preparados para enfrentarse a cualquier tipo de contenido, no están aún capacitados para analizarlo como lo haría un adolescente o un adulto. Eso sólo contribuye a aportar inseguridades que son innecesarias a temprana edad, donde se debe crear y cuidar que haya un ambiente de confianza y de tranquilidad", añadió Lozano.

Y las reacciones en los menores no se hacen esperar. Ansiedad, temor y angustia son algunas de las características que pueden aparecer, así como también dificultad para dormir tranquilo o una intensificación en el apego, justo en la edad en la que debieran ir avanzando hacia la independencia.

La profesional planteó que "esto pasa mucho cuando, por ejemplo, los niños se enteran que hubo un asalto cerca de su casa o que el jardín infantil al que asisten fue robado durante la noche -que es una triste realidad en nuestro país-, o que alguien tuvo un accidente o fue atropellado por culpa de un tercero. Estas cosas van produciendo mucho temor, no van a querer soltar la mano de los papás, se sienten tristes cuando se alejan de ellos, piensan que le puede pasar algo malo a sus papás, comienzan a depender mucho más de las tías. Ahora bien, si los hechos preocupantes ocurren a niños en vez de adultos, el temor que se genera va a ser aún mayor, evidenciándose un retroceso en los procesos de los pequeños", planteó.

Una vida en movimiento y saludable

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Las principales causas de mortalidad y enfermedad en nuestro país son las patologías cardiovasculares.

Y los pilares fundamentales para prevenir y controlar sus factores de riesgo radican en el equilibrio entre cuatro puntos: mantener chequeos médicos anuales, llevar una alimentación equilibrada de proteínas, grasas y carbohidratos, según las necesidades personales; práctica regular y efectiva de actividad física y la voluntad de querer mantenerme sano.

Los kinesiólogos somos promotores del movimiento y como nuestra mente y cuerpo fueron diseñados para movernos, es que me voy a referir al tercer punto: actividad física regular y efectiva.

Entendemos por actividad física toda acción que demande un gasto energético adicional a las actividades de la vida diaria. Cuando esta actividad es planificada y dosificada lo llamamos ejercicio físico.

Cada organismo posee un ejercicio físico propio, en cuanto al tipo, intensidad, duración y frecuencia con que se realice. Esta diferenciación radica en los objetivos terapéuticos de cada sujeto. Por ejemplo, si padezco diabetes mellitus y/o hipertensión, el objetivo terapéutico será disminuir el azúcar en la sangre y reducir los niveles de presión arterial respectivamente.

Es por esto que debemos considerar este hábito saludable como el mejor "fármaco" para prevenir y combatir una larga lista de afecciones que van apareciendo con el envejecimiento y los estilos de vida no saludables.

La Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano del Deporte han definido lineamientos básicos respecto de ejercicio físico para toda la población adulta con o sin factores de riesgo cardiovascular. Se ha establecido que debemos realizar un mínimo de 150 minutos a la semana de actividad física para no ser sedentarios, lo que equivale a 30 minutos, 5 días a la semana. Estos 30 minutos se pueden parcelar en períodos de 10, pero -recuerden- no pueden ser las actividades domésticas o laborales.

Ahora bien, si el objetivo es reducir el peso corporal, el tiempo semanal recomendado es de 250 a 300 minutos, esto equivale a una hora diaria de ejercicio, la cual también puede ser parcelada durante el día.

Respecto al tipo de ejercicio recomendado, éste debe incorporar actividades aeróbicas, que involucren grandes grupos musculares (running, bicicleta, spinning, natación, zumba, baile entretenido, entre otros) y actividades de musculación (trabajo con mancuernas, bandas elásticas o el propio peso del cuerpo). Todo lo anterior acompañado de técnicas de elongación. Así estará cuidando algo mucho más importante que su imagen física: su salud.